DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Testigos de Dios desde el silencio

Publicado: 18/05/2008: 1130

Carta Pastoral de Mons. Antonio Dorado Soto con motivo de la Jornada Pro-Orantibus 2008


Cada semana, los medios de comunicación de la diócesis tratan de dar a conocer a todo el Pueblo de Dios la vida y los hechos de las diversas comunidades, porque como enseña el Vaticano II, el Evangelio se proclama con hechos y con palabras. Es más, para ahondar en la comunión eclesial y en el amor fraterno, es necesario que nos conozcamos unos a otros.

Pero en nuestra Iglesia diocesana hay un amplio grupo de comunidades cristianas que no suelen aparecer en nuestros medios. No se debe a que carezcan de importancia en la vida y en la misión evangelizadora de la Iglesia, sino a que, como sucede con los órganos vitales del organismo humano, necesitan estar más protegidas y permanecen ocultas en la profundidad de su silencio. Son las comunidades de vida contemplativa. Aunque en nuestra diócesis sólo existen las que están compuestas por mujeres, hay otras formadas por varones. Ambas constituyen una riqueza fecunda para la Iglesia. Por eso, cada año dedicamos la fiesta de la Santísima Trinidad a recordar a estos hombres y mujeres, conscientes de que ellos son los que han logrado esa sabiduría que nos adentra mejor en el Misterio insondable de Dios uno y trino. Porque conocer a Dios y dejarse seducir por su Bondad, su Belleza y su Verdad infinitas constituyen la verdadera grandeza del hombre.

A quienes tiente la duda de si la vida contemplativa tiene algún sentido hoy, que se pregunten si personas como San Benito, Santa Clara, San Bernardo y Santa Teresa de Jesús, por poner sólo algunos hitos muy conocidos, han aportado a nuestro mundo algo que valga verdaderamente la pena. Estos hombres y mujeres son ejemplos formidables de los frutos que da la vida contemplativa. Y pienso que, en nuestro mundo actual, volcado en la eficacia y en la técnica, se necesitan testigos como ellos, para preservar nuestra mejor humanidad. Nunca fueron muy numerosos, pero siempre fueron personas de una calidad exquisita.

Por eso, ante el próximo Sínodo de Obispos, que se celebrará en otoño y que tratará de la Palabra de Dios, se nos recuerda que el conocimiento y el amor de Dios constituyen la meta del ser humano y que un “elemento fundamental del encuentro del hombre con Dios es la escucha religiosa de la Palabra”, pues “se vive la vida según el Espíritu en proporción a la capacidad de hacer espacio a la Palabra, de hacer nacer al Verbo Dios en el corazón del hombre”. Y tal es el cometido principal de la vida contemplativa, cuya Jornada lleva como lema para este año “La Palabra en el silencio. Escuchar a Dios en la vida contemplativa”.

Es una Jornada que nos invita a orar por nuestros hermanos y hermanas de vida contemplativa, como expresión de fraternidad y de gratitud, por el enriquecimiento que nos aportan al restante Pueblo de Dios. También constituye una espléndida oportunidad para dar a conocer este carisma y para compartir con estas hermanas, dado que en Málaga sólo tenemos comunidades femeninas, algún tiempo de oración. Además, es necesario que las personas que han recibido del Señor la gracia de una vocación contemplativa, no se vean privadas de llevar a cabo este proyecto por falta de conocimiento de las posibilidades que se les ofrecen y de las puertas que se les abren. Aunque muchos lo ignoren, también en España existen actualmente casas a las que llaman numerosas personas jóvenes, que encuentran allí esa fuente de agua viva que estaban buscando.

Dios puede hacer oír su voz por los cauces más insospechados. Pero, como Iglesia, no podemos olvidar que nos corresponde ser la voz de estos hermanos y hermanas, que han encontrado lo mejor de sí mismos en el silencio. Un silencio elocuente, en el que hay lugar para que la Palabra de Vida, Jesucristo, los lleve a adentrarse en el Misterio del amor divino y a ser testigos de Dios para sus hermanos.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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