DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Nuevos templos: un signo elocuente de esperanza

Publicado: 29/07/2007: 1022

Carta Pastoral de Mons. Dorado Soto con motivo de la colecta extraordinaria de verano “Templos para la Málaga del futuro”


Cuando arrecian los agüeros pesimistas de algunas personas sobre el futuro de la Iglesia Católica, la diócesis de Málaga sigue dejándose llevar por la fe y la esperanza. En un interesante estudio realizado por dos miembros de nuestra Iglesia diocesana, buenos conocedores del tema, se nos presenta el esfuerzo abrumador de construcción de nuevos complejos parroquiales y de restauración de los antiguos. Un verdadero milagro de la generosidad y del compromiso solidario del Pueblo de Dios, e incluso de personas no católicas que admiran la contribución de la Iglesia al bien del hombre, especialmente de los más necesitados. Confío en que llegue al alcance de todos y lo podáis conocer.

Uno de los instrumentos de que nos hemos servido para allegar todos los fondos necesarios ha sido una colecta extraordinaria de verano, que denominamos “Templos para la Málaga del futuro”. Este año se realizará el día 12 de Agosto, como se informará en las parroquias y a través de los medios de comunicación de la Diócesis. Pero deseo dirigirme no sólo a los católicos malagueños, sino también a cuantos habéis disfrutado el mes de Julio con nosotros y a los que vais a permanecer durante Agosto. Como Dios es imprevisible en sus sagrados designios, no sólo se recauda una suma interesante cada verano sino que, a veces, esta llamada toca el corazón de personas con recursos que se ofrecen a costear parte de las nuevas construcciones.

Es la otra cara de la Iglesia: lo que la mayoría pensáis sobre la Iglesia Católica. No sólo no os dejáis arrastrar por informaciones parciales, cuando no sesgadas, o por opiniones de personas resentidas, sino que sabéis buscar la verdad y apoyáis la ingente tarea religiosa y social que desarrollan nuestras parroquias, donde la familia de Dios se congrega para orar, para convivir y para profundizar en su fe.

Como ha dicho bellamente Benedicto XVI, “en el bautismo, cada niño es insertado en una compañía de amigos que no lo abandonará nunca ni en la vida ni en la muerte, porque esta compañía de amigos es la familia de Dios, que lleva en sí la promesa de eternidad. Esta compañía de amigos, esta familia de Dios, en la que ahora el niño es insertado, lo acompañará siempre, incluso en los días de sufrimiento, en las noches oscuras de la vida; le brindará consuelo, fortaleza y luz. Esta compañía, esta familia, le dará palabras de vida eterna, palabras de luz que responden a los grandes desafíos de la vida y dan una indicación exacta sobre el camino que conviene tomar. Esta compañía brinda al niño consuelo y fortaleza, el amor de Dios incluso en el umbral de la muerte, en el valle oscuro de la muerte. Le dará amistad, le dará vida. Y esta compañía, siempre fiable, no desaparecerá nunca. Ninguno de nosotros sabe lo que sucederá en el mundo, en Europa, en los próximos cincuenta, sesenta o setenta años. Pero de una cosa estamos seguros: la familia de Dios siempre estará presente y los que pertenecen a esta familia nunca estarán solos, tendrán siempre la amistad segura de Aquel que es la vida”.

Pues bien, cada complejo parroquial es el lugar de encuentro, de vida y de fiesta de esta gran familia, a la que pertenecemos. Hoy tiendo la mano a vuestra generosidad y a vuestra gratitud para que colaboréis en su sostenimiento y en su desarrollo. También me dirijo a los que estáis de vacaciones entre nosotros y habéis compartido a lo largo de unos días la fe, la esperanza y el amor que nos distingue a los seguidores de Jesucristo. Entre todos tenemos que seguir levantando “templos para la Málaga del futuro”.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Cartas Pastorales Mons. Dorado
Compartir artículo