DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

La Biblia, base de la educación cristiana

Publicado: 05/10/2008: 892

Hoy, primer domingo de Octubre, va a comenzar en Roma la celebración de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos. Es un instrumento de participación de todo el Pueblo de Dios, del que se sirve el Papa, como Vicario de Cristo y Pastor Supremo de la Iglesia, para ejercer su misión de una manera colegial. Consiste en un encuentro de Obispos de todo el mundo, que, presididos por el Papa, estudian un tema de especial interés para la vivencia y la proclamación de la fe. También participan otros miembros del Pueblo de Dios que no son Obispos, pero que pueden aportar una contribución importante sobre la cuestión tratada. Estos encuentros suelen ser de carácter consultivo.

El tema de la asamblea que da comienzo hoy es “La palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”. Se ha partido, como ya es habitual, de una propuesta que se denomina “instrumento de trabajo”. Dicha propuesta se hizo pública hace varios meses y ha estado abierta, por diversos cauces, a todos los miembros del Pueblo de Dios que hayan deseado participar y hayan tenido algo enjundioso que decir. Dada la enorme importancia que tiene la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, las aportaciones han sido muy profundas y sugerentes. Seguramente recordáis las ricas afirmaciones del concilio Vaticano II, cuando dice que, “en los libros sagrados, el Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos. Y es tan grande el poder y de la fuerza de la palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual” (DV 21).

Como es obvio, no conocemos aún las aportaciones y sugerencias que ofrecerán los padres sinodales, pero podemos y debemos disponer nuestro espíritu para recibirlas y ponerlas en práctica. Lamentablemente, el conocimiento de las sagradas Escrituras es escaso en la inmensa mayoría de los miembros de nuestras comunidades. Aunque no era lo ideal, hace unos decenios se estudiaba la historia sagrada, pero ha desaparecido tanto de los planes de estudio como de las catequesis parroquiales y se ha acrecentado entre nosotros la ignorancia la Biblia. Ante un desconocimiento tan grave, urge hoy buscar respuestas imaginativas y audaces, pues la sagrada Escritura no sólo es la base de la educación cristiana, sino que resulta muy atractiva para los que dan el primer paso y se adentran en su estudio y meditación. Es ella la que nos libertad de miras y amplitud de criterios frente a cualquier actitud timorata y estrecha.

Sabéis bien que los cuatro evangelios constituyen el camino privilegiado para conocer y amar a Jesucristo, para adentrarnos en su amistad y para saborear lo que nos dice sobre el Padre y el servicio a los pobres. Ningún comentario y ninguna elaboración tienen su frescor y su fuerza convincente. Pero añado que, para un conocimiento mejor de los mismos, es necesario estudiar detenidamente las introducciones actualizadas de los estudiosos que han gastado su vida al servicio de la palabra. Aunque lo fundamental es la lectura sosegada y creyente de los mismos.

La celebración del Año Paulino, los materiales que elaborado la diócesis y que están centrados en torno a san Pablo, y lo que nos puedan aportar los padres sinodales constituyen indudablemente instrumentos muy valiosos, pero nada nos debe distraer de la lectura y meditación directa de la Palabra de Dios. Es lo que nos trata de inculcar el evangelio y las demás lecturas de la misa de cada día: que Dios sale a nuestro encuentro en la palabra para conversar con nosotros, para guiar nuestra existencia y para manifestarnos su amor.


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Cartas Pastorales Mons. Dorado
Compartir artículo