DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Jesucristo es la luz del mundo

Publicado: 07/10/2007: 1113

"Jesús de Nazaret", la obra en la que Benedicto XVI nos ofrece una especie de retrato vivo de Jesucristo, resultado maduro de sus muchos años de estudio, de oración y de seguimiento, se ha vendido por decenas de miles. Confío en que también lo leamos y lo meditemos con sosiego y apertura de corazón. Y en que animemos a otros muchos a su lectura, para que alimente nuestro espíritu y actualice nuestros conocimientos sobre la Persona más grande y más excepcional de todos los tiempos. Sus afirmaciones sobre Jesucristo, los argumentos en los que las fundamenta y la manera de relacionarlas con el saber de este tiempo nos pueden ayudar a tomar conciencia de la solvencia intelectual de la fe católica y encarnarla en nuestro mundo.

Por otra parte, el mes de Octubre, con la fiesta de Nuestra Señora del Rosario que se celebra precisamente hoy, día 7, nos brinda otra oportunidad complementaria de acercarnos a Jesucristo, pues el rezo del rosario es también una escuela que nos enseña a conocer mejor y a amar más al Señor. Durante siglos, esta forma de orar se centraba en la infancia de Jesús, con los misterios gozosos; en su pasión y muerte, con los misterios dolorosos; y en su resurrección y ascensión a los cielos, con los misterios gloriosos. Es natural que se hiciera de ese modo, porque la encarnación del Hijo de Dios, su muerte y su resurrección constituyen los elementos distintivos de la fe cristiana.

Pero, a lo largo del siglo XX, los expertos en Sagrada Escritura y en Teología vieron la conveniencia de centrar también nuestra mirada en la existencia humana de Jesús, en esos tres años que conocemos como su vida pública. Seguramente por ello, el Papa Juan Pablo II tuvo la feliz idea de añadir una cuarta parte del Rosario (otros cinco misterios o episodios de la vida del Señor), a las tres que ya existían, y denominó a los mismos "misterios luminosos", porque también iluminan la realidad humano-divina de Jesucristo y su modo de encarnarla. Los nuevos misterios son: El Bautismo de Jesús, el primer milagro en las bodas de Caná, la proclamación del Reino, la transfiguración y la institución de la Eucaristía en la Última Cena.

Precisamente Benedicto XVI trata con gran hondura algunos de estos episodios en su obra, y promete y tratar el resto en otro escrito que está preparando. Y como he dicho, el rezo del rosario puede convertirse en una manera complementaria de la lectura de "Jesús de Nazaret". La obra del Papa, con sus argumentos y con sus explicaciones, se dirige a nuestra inteligencia para que captemos el sentido de los misterios y para disipar las concepciones erróneas o desfasadas que podamos tener. Es un medio necesario para que Jesucristo se convierta en luz para nosotros. A su vez, la meditación de diversos episodios de la vida de Jesús, cogidos a la mano de la Virgen María mediante el rezo del rosario, puede purificar nuestros sentimientos y abrir nuestro corazón a la presencia viva del Señor. Que no en vano la Madre, su Madre y nuestra Madre, es quien mejor le conoció en este mundo.

Lejos de ser una forma trasnochada de orar, el rezo del santo rosario nos acerca a Jesucristo, Misterio central de nuestra fe. La inteligencia es necesaria para conocer la fe y valorar los argumentos que la hacen razonable, pero sin la transformación radical del corazón, no podemos llegar al núcleo más hondo de la persona del Señor. Por eso, hoy os invito a meditar los misterios de Jesús al suave ritmo del "Ave María", porque la Virgen nos lleva siempre a la presencia de su Hijo. Y la profundización contemplativa en los misterios luminosos nos ayudará a entender por qué Jesús se presentó como la Luz que brilla en un mundo de tinieblas.


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Cartas Pastorales Mons. Dorado
Compartir artículo