DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Fortalecer y transmitir la fe

Publicado: 05/11/2006: 1261

Con estas palabras, fortalecer y transmitir la fe, el Proyecto Pastoral Diocesano invita a todas las parroquias y comunidades a elaborar un plan de trabajo evangelizador en el que todos los miembros se puedan implicar. No se trata de actividades alternativas a las ya se están realizando, sino de un nuevo estilo, un proceso de crecimiento interior, que nos impulse a compartir el tesoro que hemos encontrado.

El fortalecimiento de la fe implica avanzar en la contemplación de los misterios divinos: quién es Dios Padre, cómo se nos ha manifestado en Jesucristo para hacernos partícipes de su vida y qué significa que nos ha dado su Espíritu, que habita en nosotros como en un templo. Este conocimiento es fruto de una búsqueda y de un deseo que se ven recompensados siempre por la bondad de Dios, pues se manifiesta a quien le busca, dice una plegaria eucarística. La mejor manera de conseguirlo consiste en participar en un grupo de catequesis de adultos o de estudio de la Sagrada Escritura, pero también se adquiere con la lectura sosegada del Catecismo de la Iglesia Católica y de las catequesis del Papa.

Cuando se descubren las razones que tenemos para creer y el amor que Dios nos tiene y nos ha manifestado en Jesucristo, se constata que el Evangelio es la respuesta a los anhelos más hondos de belleza, de bondad, de verdad y de amor que todos llevamos dentro. Por eso, en la medida que profundizamos en nuestro conocimiento de Dios, nos damos cuenta de que su amor nos inunda y nos invita a la alabanza, pues como ha dicho Jesús, el Reino de Dios es un tesoro capaz de llenar la vida de una persona, hasta el punto de impulsarla a dejar por él todo lo demás.

San Pablo, que vivió en profundidad un encuentro salvador con Jesucristo, decía a los cristianos de Galacia que la presencia del Señor se nota por la fortaleza, la alegría, la paz, la grandeza de alma y la bondad que empiezan a germinar en el corazón de quien se sabe lleno de Dios (Ga 5, 22-23). Y el mensaje de Jesucristo es una Buena Noticia, el anuncio gozoso de que Dios nos ama y nos conoce por nuestro nombre, pues lejos de ser un rival de nuestra libertad y autonomía, nuestro Padre Dios es el que nos da y hace posible la autonomía verdadera, la libertad frente a todas las cadenas y la irrenunciable dignidad de ser personas.

De ahí que el desarrollo y el fortalecimiento de la fe nos lleve a proclamar sin ningún tipo de pudor que Dios nos ama y que nos ha manifestado su amor en Jesucristo. Este apostolado no es algo que realicemos por afán proselitista, para crecer en número y sentirnos más arropados y fuertes, sino la consecuencia de una alegría contagiosa y de un amor entrañable a todos, porque la transmisión de la fe, antes que un deber de todo bautizado, es una necesidad que brota del corazón convertido.

En este sentido, el Proyecto Pastoral Diocesano no se detiene en sugerirnos qué tenemos que hacer cada uno, sino que es una invitación apremiante a ser lo que somos por la fe y el bautismo: a revestirnos de Jesucristo y a disfrutar del amor que Dios nos tiene. Pues como dice también San Pablo, la respuesta a los anhelos más profundos del hombre no viene de la bebida, del sexo, del dominio sobre el otro ni de acumular riquezas, sino dejarse transformar por el Espíritu Santo que Dios ha enviado a nuestros corazones y nos ayuda a ser personas auténticas (Ga 5, 19-21).

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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