DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Es necesario que los cristianos se impliquen en la política

Publicado: 24/09/2006: 832

Según datos del informe Ciudadanía y participación, elaborado por el Centro de Estudios Andaluces, al 73 % de los ciudadanos de esta autonomía les interesa “poco o nada” la política. Piensan que los asuntos políticos son algo difícil de entender y un alto porcentaje confiesa que no habla nunca de estos temas, ni siquiera en familia. Se trata de un fenómeno muy preocupante, que impide profundizar en la vida democrática. Por eso considero un acierto el encuentro de “Católicos y vida pública”, que se va a celebrar en la casa de espiritualidad diocesana entre los días 28 y 30 de Septiembre.

La política es el arte de organizar la convivencia, de avanzar en la justicia, de profundizar en la práctica y el respeto de los derechos humanos y, en pocas palabras, de buscar el bien común. Y esta tarea no se puede dejar en manos de unos pocos, sino que requiere la aportación y el compromiso de todos. En primer lugar, porque la condición de ciudadanos implica el derecho y el deber de participar con ideas, valores, proyectos y colaboración para llevarlos a la práctica, pues de lo contrario dejamos de ser ciudadanos y nos convertimos en súbditos. Además, la persona tiene que enriquecer a la comunidad con su creatividad y sus intuiciones, sin renunciar a su libertad y a su iniciativa.

Los católicos tenemos un motivo más para alentar nuestra participación. Como ciudadanos y como personas, tenemos una visión particular del hombre, de la historia y de las relaciones humanas, que consideramos nuestra mayor riqueza. El mismo concepto de persona, la declaración de los derechos humanos y el desarrollo de las ciencias han nacido y se han desarrollado en la cultura cristiana, en su forma de entender la realidad y de vivir. Nadie que conozca la historia puede negar esta aportación. Sin embargo, no pretendemos imponer a otros nuestro mundo de valores y nuestra especial visión del hombre, pero tenemos el deber de dar a conocer este tesoro que hemos recibido y que nos guía. Nos lo exige nuestra fe en Dios y nuestro amor al hombre.

Comprendo que muchos no tienen ninguna vocación política, pero seguramente hay otros muchos especialmente dotados, con buena preparación, que podrían aportar a la sociedad un visión complementaria o alternativa a la de ese 30 % que se interesa por la política y que actualmente decide en nuestro nombre. Entre los hombres que forjaron la Comunidad Europea, tenemos a Schuman, de Gasperi y Adenanuer, que constituyen un testimonio espléndido de lo que han aportado los católicos al progreso de Europa. Ni encontraron dificultad en conjugar su fe con su ejercicio de la política, ni el hecho de ser creyentes los hizo menos demócratas o menos audaces a la hora de diseñar el futuro de Europa.

Precisamente porque creemos en Dios y en el hombre, los católicos nos tenemos que situar en la vanguardia de la historia, sin complejo ante los desmanes que algunos llaman progreso. Y tenemos que hacerlo, unos como miembros de los diversos partidos; y otros, que no tienen una vocación política, ejerciendo su derecho y deber de analizar los problemas, de informarse, de dialogar y participar personalmente y por medio de las asociaciones ciudadanas en la solución de lo que nos afecta a todos. Lo que es indigno de un católico es cruzarse de brazos y limitarse a votar cada cuatro años, dejando en manos de una minoría la construcción del futuro.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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