Carta Pastoral de Mons. Dorado Soto a los turistas que visitan la diócesis de Málaga este verano

Debido a su variada geografía, a su clima, a su riqueza cultural y al carácter de sus gentes, Málaga se ha convertido en el lugar de destino de numerosas personas que, a lo largo del año, buscan descanso y recuperación de energías. Y no son pocas las que se quedan a vivir entre nosotros. Personalmente lo considero una gracia de Dios, porque este intercambio humano es beneficioso en gran medida. Aunque también tiene algunas sombras, como todo fenómeno sociológico, es un hecho básicamente positivo.

Durante los meses de verano, se multiplican las visitas de quienes llegan de otros puntos de España y de muchos países extranjeros. La mayoría, a descansar; y algunos, en busca de trabajo. Como Obispo de la diócesis de Málaga, y siguiendo una costumbre que inicié a mi llegada, a todos os doy la bienvenida y os deseo una estancia tranquila y alegre entre nosotros.

En nuestras comunidades cristianas vais a encontrar un estilo alegre y acogedor de vivir el Evangelio y la oportunidad de compartir la santa misa y espacios de oración que os pueden enriquecer. Pero sabemos que también vosotros, a través de  encuentros y de conversaciones entre hermanos, nos enriquecéis con vuestro testimonio y con vuestra fe compartida. Además, si necesitáis algún servicio religioso que esté a nuestro alcance, no dudéis en acudir a los párrocos.

Dado que sois cada vez más numerosos los que manejáis las nuevas tecnologías, en la página web de la diócesis podéis hallar abundante información y otros servicios de interés, desde los horarios de las misas a una breve explicación del evangelio del día, del Santo que se celebra o un comentario sobre alguna cuestión de actualidad. Basta con marcar www.diocesismalaga.es y buscar con atención.

Aparte de sus servicios religiosos y de la amistad de los miembros de nuestras comunidades, la Iglesia de Málaga le ofrece otras oportunidades que le pueden ayudar a conocer mejor nuestra fe. Aunque muchos las perciben y disfrutan sólo desde el punto de vista cultural, que es una opción legítima, para nosotros la visita a los templos y a los museos religiosos se convierte en una auténtica catequesis. Precisamente este año se puede acudir, en Málaga capital, al museo del Císter, que ha sido reformado y propicia un mejor conocimiento de la Iglesia de Málaga, de la vida religiosa contemplativa, de su contribución al bien de nuestro mundo y de las figuras más relevantes de la fe católica.

Y como las alegrías se comparten, no quiero dejar de mencionar la Beatificación reciente de una mujer antequerana, Madre Carmen, que fue cristiana ejemplar primero como casada, luego como viuda y finalmente como fundadora de un Instituto religioso. Un motivo más para visitar esta interesante y bellísima ciudad y sus alrededores, y para conocer el trabajo que realizan las religiosas Franciscanas de los Sagrados Corazones.

Por mi parte, os deseo una estancia grata a todos. Es seguro que tendré ocasión de saludar a algunos de vosotros en mis visitas a las parroquias y, tal vez, tengamos la ocasión de conversar. En la medida en que me lo permite el ministerio de Obispo que tengo encomendado, estoy a vuestra disposición. Y rezo a Santa María de la Victoria, la Patrona de la Diócesis, para que estos breves días de estancia entre nosotros os ayuden a descansar, a enriquecer vuestra experiencia humana y religiosa y a reavivar vuestra fe.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga