DiócesisCartas Pastorales Mons. Buxarrais

«Generosidad en tiempos difíciles»

Publicado: 00/03/1984: 1008

Carta Pastoral Día del Seminario (1984)

 Queridos diocesanos:

Con motivo del «Día del Seminario» me ha parecido oportuno ofreceros una sencilla reflexión centrada en el lema de esta jornada: «Ser­vidores de la fe».

Toda persona debe ser servidora de los demás. En el amar, en el servir, en el sacrificarse, en el ser útil a los demás, aunque sea de una manera poco comprendida y menos apreciada,... está la primera y última razón de cada persona.

Esta dimensión connatural al ser humano, queda potenciada y cua­lificada por la fe cristiana. Todo creyente en Cristo, por el hecho de serlo, no sólo es un servidor más constante y desinteresado a favor de los de­más, sino que, al mismo tiempo, debe constituirse en un servidor de la fe que profesa, ofreciéndola de una manera explícita y valiente, a quienes todavía no han llegado al conocimiento vivencial de Jesucristo.

De hecho, toda la comunidad eclesial, presidida por su obispo, está llamada al servicio de la fe. Nadie puede sentirse ajeno a esta misión. Pero entre todos, el Señor Jesús ha elegido a algunos para que, colaborando más estrechamente con el obispo, sean particulares «servidores de la fe».

Estos son los presbíteros, los sacerdotes. A ellos se les encomienda de un modo especial «el servicio a la fe del pueblo de Dios».

Estos ministros o servidores de la fe nacen en unas comunidades concretas; en ellas reciben y maduran ese don del Espíritu que es la fe; en ellas también se han visto agraciados con el precioso regalo de la vocación sacerdotal. Un regalo y un don que les hará ser un hombre para los de­más (C.E.Seminarios).

La diócesis de Málaga, implantada en una zona en constante creci­miento demográfico con su correspondiente problemática socio-religio­sa, necesita auténticos servidores de la fe desde la vocación al presbiterado. A esta necesidad Dios corresponde llamando a algunos de entre nosotros para que dediquen toda su vida en el ministerio sacerdotal, participando así de una manera más directa y responsable de la obra redentora de Cristo. Y a la llamada de Dios algunos jóvenes malagueños han respondi­do con generosa entrega. Sin duda que esta respuesta será más amplia en la medida que todos pongamos un más responsable empeño en el Plan Diocesano de una más intensa Evangelización, en el que estamos com­prometidos.

Después de unos años de alarmante escasez de vocaciones sacer­dotales, tengo la impresión de que el Espíritu de Jesús nos está ayudando a superar esta dificultad. De hecho, la diócesis de Málaga cuenta actual­mente con veintiocho jóvenes preparándose para ser presbíteros. Esto lo llevan a cabo en nuestro Seminario y en un marco de oración, estudio y apostolado.

Para el próximo curso tenemos ya, gracias a Dios, un grupo no pequeño de jóvenes que posiblemente se incorporarán a la comunidad de estudiantes de teología.

Por otra parte, y siguiendo la iniciativa de otras diócesis, en Málaga se ha puesto en marcha un Seminario Menor especial. Consiste en seguir de cerca y ayudar en sus mismos hogares a los niños y jóvenes que, no habiendo terminado todavía sus estudios primarios y secundarios, se reú­nen periódicamente en el Seminario para discernir y afirmar su posible vocación sacerdotal. En sus familias y parroquias son ayudados por sus padres y párrocos, respectivamente. El número de estos alumnos supera ya los treinta.

Pero la diócesis de Málaga, dado su crecimiento y problemática pastoral, necesita muchos más aspirantes al ministerio del presbiterado.

Para ello pedimos la ayuda de todos los católicos malagueños. Se­guid apoyándonos con vuestra oración, interés y colaboración económi­ca. Dios será más generoso que todos nosotros y nos dará con creces los sacerdotes que necesitamos.

San José, el esposo de la Virgen María, modelo de entrega generosa a la Sagrada Familia, será un eficaz intercesor en la consecución de lo que hoy especialmente pedimos.

Málaga, Marzo de 1984. 

Autor: Mons. Ramón Buxarrais

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