DiócesisCartas Pastorales Mons. Buxarrais

«Nuestra fe es un compromiso misionero»

Publicado: 00/10/1973: 886

Carta Pastoral Domund (1973)

 Queridos diocesanos:

La costumbre puede empequeñecer lo grande y vulgarizar lo ma­ravilloso. Pero lo grande y maravilloso continúan siéndolo a pesar de la pequeña medida del hombre. Es lo que puede pasar a un cristiano “acos­tumbrado a vivir” los grandes misterios de su fe.

Para algunos la palabra Domund pudiera resultar una palabra de desván, arrinconando así la proyección de su fe y poniendo en peligro su misma razón de ser cristiano.

Decir Domund no es decir una jornada más en la que presionado por una homilía, un slogan, un sobre o una hucha, alargamos la mano para dar inconscientemente una limosna que no nos cuesta y nos tran­quiliza. ¡No!

Decir Domund es:

-agradecer a Dios el don de la fe;

-integrarnos de manera progresiva y consecuentemente a la co­munidad de creyentes en Cristo;

-hacer de nuestra fe la lámpara que ilumina aun los repliegues más íntimos de nuestra vida personal y social;

-saber que nuestra fe es un compromiso misionero, y que, como tal, debemos proyectarla hacia donde no ha llegado la luz de Cristo para que a todos alcance la plenitud de la salvación.

El cristiano que viviera cómodamente la fe y no siente la inquietud de comunicarla, es que no aprecia debidamente el don de su fe o simple­mente que no la tiene.

La fe, como la luz, es expansiva. La fe, como el amor, es comunicativa.

Por tanto, queridos diocesanos, cuando llega la jornada del Domund cabe preguntarnos sobre el grado de expansión que tiene nuestra fe. La respuesta debe ser concreta y fiel según las posibilidades de cada uno; posibilidades que van desde la oración siempre necesaria y la conversión siempre exigida, pasando por la cooperación económica y desembocan­do, para más de uno, en una entrega personal en aras de una vocación que consagre su vida al servicio de la comunidad o, más aún, le compro­meta a anunciar a Cristo donde no es conocido ni amado.

Su Santidad el Papa Pablo VI en su Mensaje para el Domund del presente año, y refiriéndose al lema del Año Santo: “Renovación y Re­conciliación”, nos habla de una renovación del espíritu misionero, sobre todo entre los jóvenes de nuestras comunidades y movimientos apostóli­cos. A esta llamada y a esta esperanza el Papa recuerda el gesto del clero diocesano que, de acuerdo con sus Pastorales, buscan una mejor distri­bución de ministros de la Palabra entre comunidades nacientes o más necesitadas.

La Diócesis de Málaga no puede dejar de apoyar la esperanza del Papa. Contamos entre nosotros jóvenes de generosidad, entrega y cons­tancia ejemplar a la causa del Evangelio; junto a ellos a un grupo de sacer­dotes cuya disponibilidad ha hecho posible que Málaga cooperara con varias diócesis de Venezuela ofreciéndoles un trabajo pastoral abnegado, del que nosotros mismos nos enriquecemos espiritualmente porque abren la Diócesis con una concreta proyección misionera.

La celebración de la Jornada del Domund me ofrece una oportuni­dad para agradecer a todos los malagueños que han cooperado y siguen cooperando con su oración, ayuda económica y entrega personal a la pro­pagación del Evangelio; al mismo tiempo que recuerdo a todos los diocesanos la proyección misionera inherente a nuestra fe.

Nuestra Diócesis cuenta con una muy bien organizada Delegación Diocesana de Misiones y Cooperación entre las Iglesias cuyas oficinas y personal están a la entera disposición de todos los diocesanos en la calle Fresca, núm. 1, de nuestra Ciudad. En nuestra Delegación encontraréis acogida, orientación y medios para encauzar vuestro espíritu misionero.

Que Santa María de la Victoria, Patrona de nuestra comunidad diocesana, interceda ante su Hijo para que Málaga, la de horizontes am­plios y abiertos, sepa proyectar su fe donde el Evangelio todavía no ha sido proclamado o no es vivido con la exigencia del amor de Cristo.

 

Málaga, Octubre de 1973. 

Autor: Mons. Ramón Buxarrais

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