DiócesisCartas Pastorales Mons. Buxarrais

«Hagamos posible la esperanza»

Publicado: 00/01/1984: 668

Carta Pastoral Campaña contra el Hambre (1984)

 Queridos diocesanos:

La desesperación sigue ganando terreno en el mundo. Sus víctimas se cuentan por millones. Sus causas son múltiples y complejas. Pero la más grave, inmediata y extensa es el hambre.

Es incomprensible que en un mundo donde los hombres, gracias a su inteligencia, tienen en sus manos una técnica cada día más perfecta, la falta de alimentos continúe siendo el inexorable azote de una gran parte de la humanidad. Los hambrientos viven en una constante y creciente angustia frente a una muerte prematura tan inevitable como injusta.

Son muchos los niños, padres y ancianos a quienes se les niega el primero y más fundamental de los derechos humanos como es el poder vivir. Y esto por una mala e inhumana distribución de los bienes que Dios ha puesto al servicio de todos.

Nosotros, aun careciendo de muchas cosas, tenemos mucho más que ellos. Es injusto que nos desentendamos de su amarga situación. No podemos cruzarnos de brazos como quien no puede o no quiere hacer nada por ellos. Tenemos que “unir nuestras manos”, es decir nuestros pequeños o grandes esfuerzos a fin de que en el mundo no haya nadie que se sienta atrapado por la desesperación.

Tal vez no podremos solucionar todos los gravísimos problemas que provoca el hambre. Y menos podremos hacerlo de una manera in­mediata. Pero, algo debemos hacer. Que cada uno examine cuáles son sus posibilidades y aporte su pequeña o gran colaboración. La unión de muchos pequeños esfuerzos puede convertirse en una fuerza extraordi­naria.

Los cristianos y personas de buena voluntad de la provincia de Málaga tenemos una obligación moral a favor de los que mueren o viven desnutridos a causa del hambre. Si somos conscientes y consecuentes con nuestro deber, devolveremos la esperanza a tantos millones de her­manos nuestros que la han perdido.

La campaña que organiza Manos Unidas es una de las grandes opor­tunidades a nuestro alcance. Que cada uno sea generoso, más aún justo, según sus posibilidades. De esta manera mantendremos encendida la antorcha de la esperanza para el mundo.

Málaga, Enero de 1984. 

Autor: Mons. Ramón Buxarrais

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