Como otras muchas parroquias de la diócesis de Málaga, esta parroquia fue erigida en 1505, a instancias de la reina Isabel, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la orden de los Dominicos a la que pertenecía Fray Diego de Deza.

De estilo gótico-mudéjar, con algún detalle barroco añadido posteriormente, destaca su fachada exterior, realizada en piedra verdugada y ladrillo. A diferencia de muchas otras de la misma zona que, presentan las típicas fachadas encaladas que caracteriza a estos pueblos blancos. Por ello, constituye uno de los ejemplos más interesantes de arquitectura religiosa en la comarca, no en vano, está declarada Bien de Interés Cultural (BIC).

El edifico se compone de tres naves separadas por pilares cruciformes. La nave central, es más alta y ancha que las laterales, y destaca por su armadura mudéjar del siglo XVI, realizada mediante lazos y cuyas tablas están decoradas con menados y estrellas recortadas. Mientras que la cubierta de las naves laterales es mucho más sencilla. El presbiterio, es de planta cuadrada y está cubierto por una armadura octogonal de estilo mudéjar.

El templo también conserva la cripta, donde se efectuaban enterramientos de los vecinos del pueblo y los alrededores, hasta que fue clausurada en el siglo XVIII. En la actualidad, se puede visitar, ya se conserva aún en perfecto estado.

El patrón de la localidad es San Gabriel, y se suele festejar el domingo de Pascua de Resurrección. Como explica el párroco de la localidad, Alfredo Salazar, «este día hay dos procesiones. Por la mañana, al concluir la Eucaristía sale en procesión la imagen de la Inmaculada Concepción a reencontrarse con su hijo, una imagen del Santo Cristo Resucitado, y ambos vuelven juntos a la parroquia. Ya por la tarde, ese mismo día, tiene lugar la procesión de san Gabriel por las calles de la localidad».   

Tras la restauración que se llevó a cabo en 2014, explica Salazar, «merece la pena visitar el templo. Y es que se, han llevado a cabo trabajos de restauración en las cubiertas, el interior del templo, así como en sus pinturas. El nuevo altar fue consagrado por el obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, al concluir los trabajos».