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Clausura del 75 aniversario de la bendición de la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad de la parroquia de San Sebastián (Alhaurín de la Torre)

Momento de la retransmisión de la Misa de clausura del 75 aniversario de la bendición de la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad de la parroquia de San Sebastián (Alhaurín de la Torre) en Canal Sur
Publicado: 16/10/2022: 936

Homilía de Mons. Catalá en la misa de clausura del 75 aniversario de la bendición de la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad de la parroquia de San Sebastián de Alhaurín de la Torre

CLAUSURA DEL 75 ANIVERSARIO DE LA BENCIDIÓN DE LA IMAGEN

DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD DE LA PARROQUIA DE SAN SEBASTIÁN

(Alhaurín de la Torre, 16 octubre 2022)

Lecturas: Ex 17, 8-13; Sal 120, 1-8; 2 Tm 3, 14-4, 2; Lc 18, 1-8.

1.- Celebramos en esta parroquia de San Sebastián de Alhaurín de la Torre el 75 Aniversario de la Bendición de la imagen de la Virgen de la Soledad de la Cofradía del Cristo de la Veracruz y Nuestra Señora de la Soledad, obra del imaginero D. Manuel Pineda Calderón, tallada en madera de pino gallego en el año 1947.

Se le han realizado tres restauraciones de la imagen: la de Pedro Pérez Hidalgo en 1975 y las dos siguientes de D. José-Antonio Navarro Arteaga, en 1990 y en 2001, respectivamente.

Está considerada como la obra cumbre de este artista sevillano, destacando la gran belleza y la dulzura de su rostro, por donde se deslizan cinco lágrimas. Su mirada expresiva y levemente hacia abajo parece decirnos a sus hijos que cuida maternalmente de todos nosotros. De sus manos penden el santo rosario y un pañuelo, que nos enseñan a rezar (rosario) y a ser penitentes por nuestros pecados y a llorar por ellos (pañuelo). Ella nos invita a vivir la confianza en Dios y la oración con insistencia y confianza.

2.- Las lecturas de este Domingo nos hablan precisamente de la oración. El libro del Éxodo nos ha narrado la guerra del pueblo de Israel contra Amalec. Moisés pidió a Josué que escogiera unos cuantos hombres para luchar contra Amalec, mientras él estaría en la cima del monte orando por la victoria (cf. Ex 17, 9).

Todos recordamos bien este pasaje: «Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec» (Ex 17, 11). Como le pesaban los brazos, sus compañeros Aarón y Jur se los sostenían, uno a cada lado; y así Josué derrotó a Amalec y a su pueblo (cf. Ex 17, 13).

La enseñanza de esta narración es que Dios es el protagonista principal de la historia sagrada de su pueblo Israel. La historia profana se convierte en historia de salvación cuando actúan Dios y el hombre de manera conjunta. Dios nos permite actuar con Él como colaboradores y de ese modo se opera en nosotros la salvación.

La victoria sobre las tribus beduinas de los amalequitas no fue por un gesto casi mágico de Moisés, sino por la fuerza de Dios, por la oración de Moisés y por la confianza en Dios. Si el pueblo de Israel no hubiera contado con Dios en su paso por el desierto, nunca habría llegado a la tierra prometida.

Así vivió la Santísima Virgen María, de tal manera que las maravillas que Dios ha obrado en ella ha sido por gracia divina; y su colaboración con el Señor nos ha traído la salvación; el mejor fruto que Nuestra Señora de la Soledad nos ha ofrecido ha sido su Hijo, el fruto de su vientre.

3.- Lo que se quiere resaltar es el poder de la oración y la presencia salvadora de Dios, que se compromete con su pueblo escogido, siendo fiel a su alianza. Pero las victorias no se consiguen con la fuerza, ni con las armas y ni con la guerra. Todas las guerras son un fracaso y una pérdida para todos los implicados en ellas.

Nuestra fe en el poder de la oración debería ser más fuerte y profunda. Jesús dice a sus discípulos: «En verdad os digo que, si tuvierais fe y no vacilaseis, no solo haríais lo de la higuera, sino que diríais a este monte: Quítate y arrójate al mar, y así se realizaría» (Mt 21, 21). ¿Tenemos nosotros tanta fe para realizar cosas extraordinarias o incluso ordinarias?

¡Cuántas veces queremos hacer las cosas con nuestras propias fuerzas, pero no salen! La victoria y el éxito de lo imposible dependen más de la confianza en Dios, que de nuestras pobres fuerzas humanas. ¡Así nos van las cosas! La narración de la victoria del pueblo de Israel puede ayudarnos a purificar nuestras intenciones, nuestro corazón y nuestra confianza en el Señor. Nuestra Señora de la Soledad puso su vida en manos de Dios y creyó en la palabra del ángel, como le dijo su prima Isabel: «Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá» (Lc 1,45). Ojalá se pueda decir de nosotros: ¡Queridos fieles y cofrades, felices, porque habéis creído en la palabra de Dios, os habéis fiado de Él y se ha cumplido su palabra!

El Salmo responsorial nos invitaba a confiar en Dios: «El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra» (Sal 120, 2). Pongamos nuestra confianza en Él, porque nos guarda de todo mal (cf. Sal 120, 7).

4.- Otro aspecto de la oración es que hay que orar sin desfallecer. En el evangelio de hoy Jesús les contaba a sus discípulos la parábola del juez inicuo, para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.

Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres; y vivía allí mismo una viuda que solía pedirle justicia frente a sus adversarios (cf. Lc 18, 2-3); pero el juez se estuvo negando, hasta que recapacitó: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia» (Lc 18, 45).

Jesús, al presentar al juez injusto, quiso enseñarnos la potencia de la oración insistente: «Pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?» (Lc 18, 7). Jesús oraba a su Padre día y noche; y la Virgen vivía de la palabra de Dios, unida a su Hijo.

Podemos aplicar esta enseñanza a nuestra vida. Aunque suframos a veces situaciones personales injustas, experimentando que nos despojan de nuestra dignidad y de nuestros derechos, que nos vituperan, tengamos la certeza de que Dios está con nosotros; y al final vencerá la verdad. A Cristo, que era la Verdad, lo insultaron, lo ningunearon, lo azotaron y lo mataron en la cruz.

¡Pongamos nuestra confianza en el Señor, cogidos de la mano de Nuestra Señora de la Soledad! Aunque una madre abandonara a su hijo, (y las hay por desgracia), la Virgen nunca jamás nos abandona, por muy malos hijos que seamos.

5.- En esta celebración del 75 Aniversario de la Bendición de esta hermosa imagen de la Virgen de la Soledad de la Cofradía del Cristo de la Veracruz y Nuestra Señora de la Soledad damos gracias a Dios por los años que nos ha permitido disfrutar de esta advocación mariana.

La Virgen, nuestra Madre, está muy vinculada a todo ser humano, sobre todo a los más abandonados y despreciados, incluso por algunas leyes de la sociedad, que no respetan la vida humana, sea en su inicio embrionario o en situaciones límite. Podemos gozar de la maternal intercesión de la Virgen Santísima.

6.- Cada Viernes Santo la imagen luce sus vestidos de color negro, mientras que para su fiesta de octubre usa el color verde. Todo tiene su simbolismo: Negro y verde simbolizan la muerte y la vida como dos aspectos inseparables de la misma realidad. Una vez hemos nacido estamos destinados a morir; y morimos temporalmente para vivir eternamente en el Señor, junto con Nuestra Señora de la Soledad, que ya vive glorificada en el cielo.

La Corona regia que sostienen sus sienes, ce corte imperial y estilo antequerano, indica su realeza, por ser Reina de todos los ángeles y santos y de todo ser humano. Y es Reina, por ser la Madre del Rey, Cristo quien ha vencido el pecado, la enfermedad y la muerte.

7.- Ella es Madre nuestra, que sufre la muerte de su Hijo en la cruz y medita este misterio en el silencio de su soledad. Esto es otra enseñanza de la Virgen. No estamos acostumbrados a guardar silencio. Los jóvenes de hoy están siempre hablando o escuchando música. La Virgen pasó muchas horas en silencio, meditando las cosas de Dios; y estuvo en soledad para asimilar lo que le tocaba vivir, al ver morir a su Hijo.

Todos necesitamos silencio y soledad. El silencio es el ámbito propicio para escuchar a Dios. Si estamos siempre escuchando estímulos externos, no podemos escuchar la voz de Dios en nuestras almas.

8.- La Virgen de la Soledad lleva sobre su pecho un puñal, simbolizando así dolor que traspasó su corazón, como le profetizó el anciano Simeón, al presentar a Jesús en el templo (cf. Lc 2, 35). Ese dolor es fruto de nuestros pecados; por eso nos invita al arrepentimiento y a la conversión.

¡Felicitamos a todos los miembros de la Cofradía por esta efeméride y pedimos al Señor que os llene de sus bendiciones! Y agradecemos a todos los que han formado parte de la Cofradía durante estos setenta y cinco años viviendo la advocación mariana y profesando su fe, que os han transmitido. Y es importante que vosotros transmitáis la fe a vuestros hijos y a las generaciones futuras. ¡Que no se pierda la fe en Cristo y en la Virgen, en este querido pueblo de Alhaurín de la Torre!

9.- Y hoy, precisamente, con el lema «Catequistas que dejan huella», celebramos hoy el Día de la Catequesis, pidiendo por los catequistas y los padres que educan en la fe a sus hijos.

Somos testigos de Cristo, que contagian la alegría del Evangelio y el gozo de ser sus discípulos. Como dice el papa Francisco: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús” (Evangelii gaudium, 1).

Si educáis en la fe a vuestros hijos les ofrecéis el regalo de encontrarse con Cristo y con la Virgen; es el mejor regalo, más importante que cualquier otro regalo material.

Alimentados con la oración y los sacramentos podremos proponer el mensaje de salvación.

Pedimos a la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Soledad, que nos acompañe en nuestra peregrinación terrena para llegar hasta la patria celeste. Amén.

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