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Clausura del año jubilar por el centenario de las Doctrinas Rurales (Iglesia del Sagrado Corazón-Málaga)

Mons. Jesús Catalá y participantes en la Misa de clausura del Jubileo por el centenario de las Doctrinas Rurales
Publicado: 08/01/2023: 6427

Homilía de Mons. Jesús Catalá en la Misa de clausura del año jubilar por el centenario de las Doctrinas Rurales.

CLAUSURA DEL AÑO JUBILAR POR EL CENTENARIO DE LAS DOCTRINAS RURALES

(Iglesia Sagrado Corazón-Málaga, 8 enero 2023)

Lecturas: Is 42, 1-4.6-7; Sal 28, 2-4.9-10; Hch 10, 34-38; Mt 3, 13-17.

1.- Según el evangelio de Mateo, Jesús viene desde Galilea al río Jordán y se presenta a Juan Bautista para que lo bautice (cf. Mt 3,13). Pero Juan intenta disuadirlo diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?» (Mt 3,14). 

San Hipólito comenta esta escena, diciendo: “Jesús acude a Juan y es bautizado por él. ¡Cosa admirable! El río infinito que alegra la ciudad de Dios es lavado con un poco de agua. La fuente inconmensurable e inextinguible, origen de vida para todos los hombres, es sumergida en unas aguas exiguas y pasajeras” (Sermón en la Santa Teofanía, 2).

2.- Dios-Padre envió a su Hijo, el Verbo eterno, para purificar al ser humano por el agua y el Espíritu Santo y hacerlo renacer a la incorrupción y a la inmortalidad. Estamos llamados a vivir la inmortalidad con Cristo resucitado, gracias al bautismo. 

El hombre ha sido divinizado por el baño de regeneración del agua y del Espíritu Santo; y, por tanto, ha sido hecho para la inmortalidad, siendo partícipe de la resurrección de entre los muertos y coheredero de Cristo Jesús.

Valoremos el bautismo que nos da la inmortalidad, como nos invita san Hipólito. En el bautismo se halla el agua unida al Espíritu; “el agua por la cual el hombre es regenerado y alcanza nueva vida, el agua con la cual Cristo fue bautizado, sobre la cual descendió el Espíritu Santo en forma de paloma” (Ibid., 8).

3.- El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que el significado del bautismo proviene del rito central mediante el que se celebra: bautizar significa en griego sumergir, introducir dentro del agua; aunque solemos realizar este gesto por “aspersión”, echando agua en la cabeza del bautizando. “La ‘inmersión’ en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo de donde sale por la resurrección con Él (cf. Rm 6, 3-4; Col 2, 12) como "nueva criatura" (2 Co 5, 17; Gal 6, 15)” (N. 1214). Esto es lo que ha ocurrido en nuestro bautismo: hemos muerto con Cristo y hemos resucitado con Él.

“Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo” (Tit 3, 5), porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual "nadie puede entrar en el Reino de Dios" (Jn 3, 5)” (Ibid., 1215), porque Dios nos hace hijos adoptivos suyos en el bautismo.

El agua bautismal es consagrada mediante una oración, en la que la Iglesia pide a Dios que, por medio de su Hijo Jesucristo “el poder del Espíritu Santo descienda sobre esta agua, a fin de que los que sean bautizados con ella "nazcan del agua y del Espíritu” (Jn 3, 5)” (Ibid., 1238).

Hoy damos gracias a Dios por nuestro bautismo, que siembra en nosotros la semilla de inmortalidad.

4.- Como se nos ha dicho en la monición inicial, hoy celebramos también la clausura del Año Jubilar con motivo del Centenario de la institución de las Misioneras Doctrinas rurales, por el beato Tiburcio Arnáiz, cuya vida estuvo centrada en Cristo, desde la devoción al Sagrado Corazón; y solo buscaba amarlo y servirlo, animando a todos a buscar los intereses de Jesucristo. 

Ese carisma que Dios le concedió ha sido transmitido a vosotras, queridas hermanas. Buscad siempre amarlo y servirlo animando a otros a buscar los intereses de Cristo.

Agradecemos a Dios este tiempo de gracia jubilar, valorando vuestra presencia en la Iglesia y, de modo especial, en nuestra Diócesis. 

Damos gracias a Dios por vuestro carisma que el Espíritu regaló a su Iglesia y que se ha mantenido durante cien años. Cuando se cumplen cien años de una institución se suele agradecer a sus miembros que hayan sostenido la obra. En el presente caso deberíamos decir: “Gracias al Espíritu Santo, que nos ha permitido permanecer fieles al carisma; a pesar de nuestras debilidades y pecados”.

El Espíritu Santo ha creado la familia de las Misioneras, todos unidos en la misma tarea apostólica de amor a Cristo, a través de su Sagrado Corazón y de amor a los hermanos: el fundador, la cofundadora y las hijas misioneras. Ya conocemos lo que son las “Doctrinas Rurales”, que suponen la presencia de las Misioneras en una comunidad cristiana o en un pueblo para evangelizar. 

5.- Vuestra tarea es anunciar la Buena Nueva y ayudar a los demás a ser buenos hijos adoptivos de Dios, regenerados con el baño bautismal; o también preparar a los catecúmenos para recibir esta gracia.

El deseo del P. Arnáiz, cuyos restos mortales están en este templo, era conocer a Jesucristo y unirse en comunión con Él, asociándose a sus padecimientos (cf. Flp 3,10), «con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3,11).

María-Isabel González decía: «Vivamos nada más que para Él, para sufrir y hacer redención con Él, para decir a todos el Padre que tenemos». ¡Continuad con esa misión! Habéis empezado ya el segundo Centenario. ¡Que el Señor os permita mantener esta hermosa tarea en la Iglesia!

Damos gracias por ser hijos en el Hijo Jesucristo, llamados a la inmortalidad y a la participación en su divinidad. 

En esta solemnidad del Bautismo del Señor la Iglesia nos invita a todos los bautizados a renovar los compromisos de nuestro bautismo; a renovar nuestra fe, nuestra renuncia al mal y nuestra misión de discípulos-misioneros del Señor. 

En esta celebración pedimos, por intercesión del Beato Arnáiz, que Dios os conceda ser apóstoles del Corazón de Jesús, amarlo sobre todas las cosas y servirlo incansablemente en nuestros hermanos. 

Y le pedimos a la Santísima Virgen María que siga bendiciendo esta hermosa obra apostólica de las Misioneras de las Doctrinas Rurales; y que nos ayude a todos a ser fieles al don del bautismo recibido. Amén.

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