DiócesisHomilías Fiesta de la Virgen del Carmen (Cuevas de San Marcos) Virgen del Carmen de Cuevas de San Marcos Publicado: 16/07/2021: 1433 Homilía de Mons. Jesús Catalá durante la Misa con motivo de la Fiesta de la Virgen del Carmen celebrada en Cuevas de San Marcos el 16 de julio de 2021 FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN (Cuevas de San Marcos, 16 julio 2021) Lecturas: Zc 2, 14-17; Sal (Lc 1, 46-55); Rm 8, 28-30; Mt 12, 46-50. 1.- Querido señor cura párroco, arcipreste, sacerdotes y ministros celebrantes, Hermano mayor y Junta de gobierno de la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen, y demás representantes de otras hermandades o grupos parroquiales, autoridades civiles y militares y fieles todos. ¡Enhorabuena, querida comunidad cristiana de Cuevas de San Marcos! ¡Felicidades por este acontecimiento de la celebración del LXV aniversario del patronazgo de la Virgen del Carmen! Tener a la Virgen como patrona, bajo la advocación del Carmen, es una gracia, es un honor y también un compromiso. 2.- Esta fiesta procede desde hace muchos años. En sus orígenes primeros el profeta Elías, que vivió unos 900 años antes de Cristo, se refugió en el Monte Carmelo, actual Palestina, huyendo de la persecución a muerte de la reina Jezabel, que apoyaba a muchos falsos profetas y estaba en contra de la verdadera religión, del verdadero Dios de Israel y, por tanto, de los verdaderos profetas. La reina Jezabel había ido aniquilando a todos los profetas y quedaba solo Elías. Había más de cuatrocientos profetas de los dioses baales, falsos dioses. El profeta se refugió en el Monte Carmelo con la esperanza de que el Pueblo de Israel volviera a Dios y a la verdadera religiosidad. Después, su discípulo Eliseo y numerosos ermitaños moraron en aquellas grutas. Más tarde, a partir del siglo ii y iii d.C. vivieron allí otros monjes, hasta el siglo xii-xiii, que fueron expulsados por el rey musulmán Saladino. Y, a partir de ahí, huyendo de la persecución, se divulgó la devoción a la Virgen del Carmen por todo el mundo: a lo que hoy sería Inglaterra, Italia, España, Francia…. 3.- Según una tradición carmelitana, el día16 de julio de 1251, se apareció la Virgen del Carmen al general de la Orden carmelita, san Simón Stock, y le hizo entrega de su escapulario, prometiéndole la salvación eterna a quien viviera en consonancia con la fe y muriera con esa devoción de la imposición del escapulario. Os animo a imitar al profeta Elías, perseguido por la reina Jezabel. Elías quería vivir la verdadera fe en el Dios de Israel. En la fiesta de la Virgen del Carmen, Ella nos invita a vivir la verdadera fe porque, hoy, en nuestros tiempos y en nuestra sociedad, hay una especie de deriva de la religiosidad. Se viven aspectos religiosos que necesitan ser purificados. Se mezclan entre los creyentes cosas buenas, objetivas, de fe verdadera, con otras cosas de supersticiones, de ideologías que van en contra. Por eso necesitamos un discernimiento. Hoy la Iglesia os invita a vivir la fe verdadera, la verdadera devoción a la Virgen del Carmen, la verdadera devoción y amor al Hijo de Dios, a Jesucristo. 4.- Con el Salmo hemos proclamado el cántico de la Virgen María que alaba al Señor por las grandes maravillas que ha hecho: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava» (Lc 1, 46-48). «Porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo» (Lc 1, 49). María es Madre de Dios; podía ufanarse de serlo; podía enorgullecerse. ¿Qué madre de vosotras no se enorgullece de tener un hijo inteligente o que tiene buen éxito o que ocupa un cargo importante en la sociedad? Los padres os enorgullecéis del éxito de vuestros hijos. La Virgen podría haber ido por ahí diciendo con orgullo que era la Madre de Dios, la Madre de Jesucristo. Pero Ella vivió humildemente su misión de madre, callada y sencilla. Lo vivió en su interioridad porque, cuando engendró al Señor, lo había concebido, ya antes, en su espíritu y en su alma, como nos dicen los Santos Padres. La Virgen nos invita hoy a dar gracias a Dios por las maravillas que hace en nosotros. Y, aunque seamos personas sencillas, Dios hace cosas grandes, no sólo «en» nosotros, sino «a través» de nuestra vida. El amor hace cosas grandes. Si amamos como nos amó la Virgen y como nos amó Jesucristo haremos grandes cosas. Si somos buenos hijos de tan buena Madre haremos cosas magníficas y podremos ensalzar y bendecir a Dios por todas esas maravillas que el Señor hizo en la Virgen y que hace en cada uno de nosotros. 5.- El apóstol san Pablo nos ha invitado a una cosa que quizás la pensamos poco. Cuando nos bautizan, Dios impregna, marca, sella la imagen de su Hijo, del Hijo de María, de Jesús, en nuestra alma. Una marca indeleble, que no se puede borrar ya. Todos los bautizados llevamos en nuestro corazón la figura de Jesús marcada con el fuego del Espíritu. Esa figura el Señor nos pide que la mantengamos nítida. ¿Qué le ocurre a una medalla, aunque sea de plata, con el paso del tiempo, la humedad y el polvo? Pues que se ennegrece. La imagen que recibimos en el bautismo la podemos ennegrecer con nuestros pecados, con nuestros egoísmos. Dios quiere que limpiemos la imagen de su Hijo que llevamos dentro. Se limpia con la confesión, se limpia con la eucaristía, se limpia con actos de amor. Hoy la Virgen nos pide a cada uno de nosotros que renovemos y regeneramos esa imagen que llevamos dentro desde el bautismo, que quitemos esa sombra, esa suciedad que se ha ido posando en nuestra alma. Pablo recuerda que «a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó» (Rm 8, 29-30). La Virgen del Carmen nos anima, queridos hermanos, fieles y devotos, a que reproduzcamos la imagen de su Hijo. De este modo demostraremos que la queremos a Ella. Cristo es nuestro Hermano mayor. Cristo es el Hijo de María y el Hijo de Dios de manera esencial y propia. Nosotros somos hijos adoptivos de Dios e hijos adoptivos de María, pero hijos, al fin y al cabo. Lo que nos dice Ella es: mirad a Jesús y comportaos como Él, mirad a Jesús y pensad como Él, mirad a mi Hijo y vivid como Él; reproducid la imagen de mi Hijo en vosotros. Eso es lo que nos está pidiendo la Virgen hoy. 6.- Finalmente, el evangelio de Mateo que acabamos de leer, nos presenta alguien del Pueblo de Israel que valora la imagen de la Madre de Jesús cuando dice: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo» (Mt 12, 47). El título que éste da al personaje es el de ser la madre: tu madre quiere verte, tu madre quiere hablar contigo. Y Jesús contesta: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”» (Mt 12, 48-50). 7.- ¿Qué está queriéndonos decir Jesús en este evangelio? Queridos fieles de Cuevas de San Marcos, ¿queréis ser realmente hermanos de Jesús e hijos de la Virgen del Carmen? Pues querida comunidad cristiana de este querido pueblo, ya sabéis que hacer: reproducir la imagen de Jesús en vuestra alma y ser obedientes a Dios, cumplir la voluntad de Dios, no la nuestra. María no cumplió su voluntad. María no hizo lo que quiso. María tenía unos proyectos personales, como todos nosotros, como cada uno de nosotros, pero María renunció a su proyecto por aceptar la voluntad de Dios en su vida. No se esperaba ser la madre de Dios, la madre del Mesías, la madre del Hijo de Dios; cambiaron sus planes y cambió su vida radicalmente. Tuvo que afrontar la cruz y la muerte de su Hijo. Pensad que una madre sea testigo presencial de una muerte cruel de su hijo. Eso le acarreó aceptar la voluntad de Dios. Nosotros, a veces, da la impresión que queremos ser cristianos sin ningún esfuerzo, sin renunciar a nada, solamente recitando plegarias y oraciones. No es suficiente, queridos hermanos; el Señor y la Virgen, la Virgen del Carmen, nos piden un compromiso: hacer la voluntad de Dios, reproducir en nuestra alma la imagen de Cristo; que quiere decir: comportarse, vivir, pensar, amar, actuar como Cristo. 8.- En esta hermosísima fiesta, de nuevo mi enhorabuena y mi felicitación por el LXV aniversario del patronazgo. Aprovechad que tenéis una Patrona especial, la Virgen del Carmen, la Madre del Señor y Madre nuestra. Que esta devoción a la Virgen del Carmen no se apague nunca en Cuevas de San Marcos, por muchos vendavales, tormentas e ideologías, o modos de pensar, o modas que vengan; que no se apague esta fe en vuestros corazones y en vuestros hogares. Pido a la Virgen que os bendiga, que os acompañe siempre. Sabed que Ella nunca nos deja; no la dejéis, no la abandonéis, porque Ella siempre estará con vosotros. Que así sea. 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