NoticiaParroquias La parroquia de las Flores agradece a Pedro Bernaola y Francisca Ortiz su entrega a la Cáritas parroquial Paquita y Petri, en la parroquia de Nuestra Señora de las Flores Publicado: 02/07/2021: 11880 Agradecimiento La comunidad parroquial de Nuestra Señora de Flores, en Málaga, ha agradecido a dos de sus feligreses: Pedro Bernaola y Francisca Ortiz, sus años de entrega en la Cáritas Parroquial. Pedro ha sido su ecónomo durante 40 años y Francisca su directora durante 30. Tras la celebración litúrgica, se dirigían a Francisca con estas palabras: «¡Qué acostumbrados estamos a deslumbrarnos con los famosos!. Quizás por eso esta historia nos parezca tan pequeña. Pero la mirada de Jesús es tan distinta a la nuestra que es capaz de descubrir la grandeza de “los pequeños”. Y esto es lo que ha ocurrido con Dª Francisca Ortiz, “Paquita”, dentro de la parroquia Ntra. Sra. de Flores, en Cáritas. Ella es madre de 8 hijos, viuda desde muy joven, y una mujer que ha entregado por amor su vida; pero una vida entregada no desde el heroísmo sino desde la donación humilde y sencilla. Toda su vida ha estado marcada por su esfuerzo de dar a los demás lo que ella había recibido. Y esto le ha hecho sentirse muy feliz y agradecida a aquellos que le han hecho compartir su vida. Ella lo expresa con una frase que parece muy interiorizada en su corazón: “Hay que escuchar a las personas aunque sepas que te están engañando, te están diciendo la verdad, haciéndote partícipe de sus problemas y, por lo tanto, también son los tuyos”. Sabe muy bien que cuando ha ayudado a los demás ha habido algo más que una pura prestación de servicios: se ha dado un encuentro auténtico, vivido con Cristo sufriente y de la Pascua vivida en el paso de las situaciones de muerte, dolor, carencia e injustica a las situaciones de vida y de Resurrección. Pero no podemos pretender amar, nos dice Paquita, si no nos abrimos a la acción del Espíritu a través de la oración y del sacramento de la Eucaristía. Para llegar al culmen del amor, hay que orar mucho para estar muy unidos a Cristo. Y ella nos recuerda, a la Madre Teresa de Calcuta: “Cuanto más recibimos en el silencio de la oración, más damos en nuestra vida activa. Necesitamos del silencio para ‘tocar’ las almas. Para eso hay que oscurecerse para que Él brille, disminuir para que Él crezca, desaparecer para que Él se muestre. Te damos gracias Paquita, por tu generosidad, tu entrega y compromiso como directora de Cáritas Parroquial de Ntra. Sra. de Flores, durante 30 años. Has sido como el grano de mostaza, la más pequeña de las semillas, algo minúsculo e inservible. Si intentáramos llenar el grano de mostaza de cualquier cosa, terminaríamos pronto. Al ser diminuto parece que dispone de poca capacidad, sin embargo, la lógica de Dios es distinta, en la vacuidad cabe el infinito, la nada conduce al todo. Así que, cuando el grano de mostaza renuncia a lo poco que es, rompe su envoltura y se pierde a sí mismo, libera el potencial infinito que se ocultaba en su interior y dará a luz al árbol que ni tan siquiera podía imaginar que estaba llamado a ser, capaz de dar frutos, cobijo y sombra. Este “árbol” llamado Paquita, nos acompaña y acompañará a esta su comunidad». Y a Pedro, con las siguientes palabras: «Hoy, también queremos dar nuestro agradecimiento a D. Pedro Bernaola, “Petri”. Él siempre ha sabido que a todos se nos han dado capacidades, talentos, bienes, cualidades…, no para uso exclusivo y provecho personal, sino para compartir y dar frutos para el bien de todos. Petri ha sido ecónomo al servicio de la Cáritas de nuestra parroquia durante 40 años. Tuvo un encuentro personal con Él, a través de los grupos matrimoniales que en aquel momento existía en la parroquia, donde participaba junto a su esposa y sus hijos que asistían a las actividades y catequesis de la parroquia. Ellos eran para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y ejemplo. Aquel hogar era escuela de paciencia, de amor fraterno, de perdón generoso y de participación en el sacramento de la Eucaristía, que le condujo a Petri a descubrir una misión, a la que no podía negarse. Recuerda que, estando sentado frente a su mesa un día cualquiera, ya hace mucho tiempo se le propuso que sus libros de contabilidad se hicieran presentes en unas Cáritas que estaban naciendo. Para Petri, este trabajo no le resultaba complicado, él se dedicaba a ello desde muy joven. Lo más complicado era el esfuerzo que suponía combinar la vida laboral, la conciliación familiar y el estar presente en las Cáritas, pero él había decidido seguir a Jesús. Había descubierto que el discípulo de Cristo se da porque descubre y experimenta esa incondicionalidad de Dios para con Él en su vida. Lo verdaderamente cristiano es la actitud de la propia donación por amor. El amor te hace interpelarte por el otro sufriente, te urge dar respuestas. Un amor que te lleva a "compartir" la pobreza y el sufrimiento, a “interiorizarlo”. El pobre es lugar donde Dios se hace presente o se manifiesta, es sacramento doliente de Cristo. Cristo no sólo se ha empobrecido (2 Cor 8,9-ss) sino que se ha hecho el gran Pobre universal (FIp 2,5-1 1). Cristo es "el pobre por antonomasia, pobre de Yahveh, el pobre más grande de toda la historia del pueblo de Dios..." (IP 21). Así se prolonga en todos los pobres, que serán "sus representantes, sus delegados, sus presencias en la calle y en el mundo”. Petri así, ha vivido su servicio a su parroquia».