NoticiaEn los Medios OPINIÓN. Factoría Sánchez Publicado: 11/10/2020: 16682 El alféizar. DIARIO SUR Hay nubes políticas que tan pronto descargan, tan pronto solo hacen amago: la monarquía es cuestionada mientras se reivindica el proceso independentista catalán; los ERTES y ERES emergen en el epicentro del diálogo social; el gobierno central aparece enfrentado a determinados gobiernos autonómicos; el coronavirus con su impacto sanitario y económico copan el centro del debate… Todo esto y mucho más es azuzado desde un Parlamento crispado o desde las terminales mediáticas de turno. Es fascinante el uso que se hace de cada tema. La estrategia que se sigue. Pronto tocará a la Iglesia Católica. Al tiempo. No vendría mal que los miembros del actual gobierno, que se expresan afines al actual papado, leyeran la encíclica publicada ayer, Fratelli Tutti. Es más que una encíclica. Es un programa de vida individual y social basado en la fraternidad universal y en la amistad. Desgraciadamente quienes defienden un marxismo caduco, no olvidemos que para Marx la religión es la droga del pueblo, buscan cómo anestesiar a la ciudadanía con una tormenta de temas para consolidar su posición política. ¿Una sugerencia a la factoría Sánchez? Si se le ha pasado por la cabeza incorporar en el debate político a la Iglesia Católica déjela a un lado. No sea rancia y cultive la perspectiva histórica. La Iglesia no es de izquierdas ni de derechas. Es de Jesucristo. Y, como comunidad de los seguidores de Cristo resucitado, se hace presente con su ingente tarea, echando una mano en esta crisis, por ejemplo, desde Cáritas. Además está llegando donde las administraciones públicas y el sistema no alcanza a llegar a la hora de acompañar a las víctimas. ¿No es suficiente? Está ahorrando más de 3.500 millones de euros al año al Estado desde la escuela concertada de inspiración católica y participa en la conservación del patrimonio cultural. En fin, que si a la hora de enfrentar y confrontar políticamente se orilla a la comunidad católica mejor que mejor. Porque presumir, entre otras cosas, que la Iglesia es un estorbo para el progreso es mucho presumir.