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«La Merced nos invita a no ver a los presos como escoria»

Residentes en la Casa de la Merced leen el periódico
Publicado: 21/09/2020: 13895

El 24 de septiembre celebraremos la fiesta de Ntra. Sra. De la Merced, patrona del mundo penitenciario. Precisamente con ese mismo nombre, contamos en Málaga con una casa de Cáritas Diocesana en la que las personas que disfrutan de un régimen de semilibertad o que acaban de terminar de cumplir su pena encuentran un apoyo, un hogar, mientras logran su reinserción. Su director, el sacerdote Angel Antonio Chacón, explica cómo ha afectado la pandemia a la labor que realizan.

«Hemos tenido que acoger a gente cuya única opción éramos nosotros, porque si no, lo que les quedaba era una vuelta a prisión en régimen cerrado»

Escucha aquí un fragmento de la entrevista emitida en El Espejo de COPE Málaga

¿Cuéntenos algo más de la Casa? ¿Cómo funciona, cuánta gente vive en ella? ¿Cómo se organiza?

Desde hace unos años estamos en unas instalaciones nuevas en las que tenemos más espacio y un poco más de dignidad y de posibilidades para los internos que vienen de prisión. La casa tiene 12 plazas, nueve son fijas y tres son para rotaciones, porque cuando se les concede el segundo grado, van saliendo de permiso una vez al mes. Durante esas primeras veces que empiezan a salir en libertad, a pisar la calle, después de tanto tiempo recluidos, es importantísimo el proceso, ver su actitud, ver cómo reaccionan a la libertad y cómo hacen uso de ella, qué heridas tienen y qué miedos tienen para enfrentarse otra vez al mundo... Cuando uno lleva mucho tiempo dentro de prisión hay muchas cosas que se quedan atrás, muchas cosas que se rompen, muchas habilidades que hay que volver a activar.

¿Cómo habéis vivido las limitaciones de la pandemia?

Cuando empezaron había nueve residentes y seis de ellos estaban trabajando. Tras todo esto, empezaron a perder los trabajos, empezaron a pararse todos los procesos personales... Desde el tercer grado nos mandaron también unos cuantos chavales que tenían dificultades de falta de acogida y nosotros hemos estado ahí, muy pendientes de ellos, porque venían con situaciones personales o familiares complicadas. Ha sido complejo, con el miedo de pillar el coronavirus, porque teníamos algunos más delicados de salud; y sin embargo, sin cerrar la casa. Hemos tenido que acoger a gente cuya única opción éramos nosotros, porque si no, lo que les quedaba era una vuelta a prisión en régimen cerrado. Lo hemos hecho con mucho tiempo, con mucha dedicación, con mucho cariño, intentando templar los miedos y cuidar los procesos personales. Y ahí hemos estado, con mucho trabajo y mucho que hacer.

¿Cómo vais a celebrar el día de la Merced?

Este año va a ser muy distinto, porque en prisión ellos están acostumbrados a tener un día de fiesta, con su celebración, su Misa...  Son días muy especiales, pero ahora toda la parte celebrativa está muy condicionada por el Covid-19 y no vamos a tener ningún tipo de celebración, ni dentro de prisión ni tampoco fuera, en la casa. Aquí solíamos hacer un día más abierto, donde volvía gente que había estado con nosotros, teníamos una comida especial, una barbacoa, una Misa... Pero este año, nada. Nos vamos a quedar con los que estamos, no llegaremos a llamar a los que ya están en sus casas y dando los pasos por sí mismos. Tendremos la oración por ellos más que con ellos y ya está. Rezaremos también por los internos de Alhaurín, porque allí tampoco va a haber celebración. Los capellanes y los voluntarios participaremos en una Eucaristía que se va a emitir por la televisión interna de la prisión y eso es todo lo que va a haber ahí.

¿Qué mensaje nos trae María en su advocación de la Merced a nosotros en este tiempo?

María siempre lleva a los últimos en el corazón, siempre tiene una mirada y una atención especial para aquellos que están más desvalidos, más necesitados, que en su vida han errado y están en una situación de sufrimiento y dolor. Por ese motivo, tanto a las víctimas como a los presos, a los que han errado su camino y han delinquido y ahora están privados de libertad, pues los quiere de una forma especial. En este día de la Merced, ella nos invita a visibilizar, a clamar al mundo que son personas, que no son escoria, que no son prescindibles, aunque haya que ayudarles a reinsertar sus vidas, que son hermanos nuestro a los que querer y cuidar y ayudar a caminar de nuevo. Ella no se desentiende de ninguno y nos invita en el día de la Merced a que la sociedad los tenga presentes y a cuidar la reinserción de aquellos que en su vida cayeron y tienen derecho a otra oportunidad.

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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