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Quienes más saben de educación son las familias, y ellas eligen educación católica

Alfonso Aguiló, presidente de CECE, en Casa Diocesana Málaga
Publicado: 18/12/2023: 11183

Puntada sin hilo

Alfonso Aguiló, presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), patronal en la que están integrados los centros diocesanos agrupados en la Fundación Victoria, ha visitado recientemente Málaga, donde ha mantenido un encuentro con el Sr. Obispo. En una entrevista para el programa El Espejo de la Cadena COPE, ha reflexionado en torno a distintas cuestiones de actualidad del ámbito educativo.

Entrevista en audio en la sección "Puntada sin hilo" del programa El Espejo de COPE Málaga que dirige Encarni Llamas.

¿Cómo le explicamos a los malagueños qué es CECE?

CECE fue, en la transición, la CEOE en enseñanza. Fue la primera patronal del ámbito educativo, o sea, la primera federación de titulares de enseñanza, y está presente en todos los ámbitos de la educación, desde universidades, escuelas de negocios, colegios mayores, escuelas infantiles, enseñanza no reglada, centros concertados, privados, cooperativas, centros que son pequeños, grandes, rurales, urbanos, de zonas acomodadas, de zonas muy necesitadas... de todo.

¿Cuáles son en este momento las líneas principales de trabajo de CECE? ¿Cuáles son sus principales reivindicaciones?

Nuestra línea principal es ayudar a las escuelas a trabajar cada vez mejor, porque nosotros tampoco queremos ser como un lugar de simple reivindicación. Por supuesto que reivindicamos los derechos de la enseñanza, pero lo que queremos hacer es que haya una buena sintonía entre todos los agentes que trabajan en el mundo de la educación: con las demás patronales, con los sindicatos, con las asociaciones de padres y de alumnos, con los políticos, con la administración pública, con los medios de comunicación, con todos los agentes que, de una manera o de otra, colaboran a que eduquemos mejor a la siguiente generación.

¿Ha tenido oportunidad de tener algún contacto con el nuevo gobierno?

Sí, estuve en la toma de posesión de la ministra, que fue hace un par de semanas, y tuve la oportunidad de hablar un rato con ella. Nos conocemos ya desde hace un tiempo y tengo que decir que hay una buena comunicación. Siempre contesta enseguida los mensajes y tenemos una buena interlocución. No estamos de acuerdo en todo, pero eso es normal. Pensamos que el diálogo y la colaboración es importante siempre, porque nosotros siempre insistimos en que como organización patronal no tenemos color político. No somos ni de izquierdas ni de derechas, ni somos progresistas, ni conservadores, ni estamos con el gobierno, ni con la oposición. Nosotros estamos por mejorar la educación. Y nosotros estamos con los titulares, con los profesores, con los padres, con los alumnos, con todos, porque nuestro papel es representar a los titulares, pero nosotros no somos un lobby de grupo, nosotros somos un lobby de la buena educación.

¿Está en peligro la libertad de enseñanza?

Siempre. La libertad siempre está en peligro, pero no sólo la de enseñanza, sino de todo. Todas las libertades son grandes conquistas humanas que están en perpetua crisis y siempre hay grandes intereses que luchan por reprimirla. Y bueno, pues hay que ganar terreno. Sobre todo, lo que hace falta es que haya muy buena educación, porque la libertad de educación no es simplemente poder elegir. Porque si todo lo que hay para elegir es malo, la libertad sirve de poco. Yo siempre digo que hacen falta tres ámbitos: hay que tener libertad para elegir; hace falta que lo que haya para elegir sea bueno; y luego hace falta que uno lo pueda pagar, hace falta también equidad. Entonces hace falta que los poderes públicos financien la educación debidamente. 

En ese sentido, ¿son los padres de la escuela concertada discriminados con respecto a los de la publica?

Bueno, yo creo que se les puede tratar mucho mejor. Hay países, sobre todo del norte de Europa, que dedican exactamente la misma cantidad a los centros públicos y a los concertados; y debería ser lo natural, porque las familias pagan impuestos igual. Precisamente la enseñanza concertada nació, después de la Segunda Guerra Mundial, como una lucha contra el riesgo de que los poderes públicos busquen un cierto monopolio de la enseñanza y que por tanto se dificulten la necesaria pluraridad que tiene que tener una sociedad democrática. Para que una sociedad sea democrática tiene que ser plural y tiene que haber pluraridad de partidos políticos y tiene que haber pluraridad de pensamiento y de opinión y de educación. Y la educación plural es incompatible con un monopolio del Estado. Además, si la pluralidad de oferta educativa no está subvencionada, pues quiere decir que la pluralidad es solo para los ricos, porque los pobres no pueden elegir, solo pueden ir a la pública gratuita. Y ese razonamiento tan sencillo es lo que llevó en su momento, sobre todo después de los horrores de los totalitarismos de la Segunda Guerra Mundial, a valorar que era muy importante la educación plural y que era imprescindible que estuviera subvencionada para que fuera asequible precisamente a la gente que no tiene dinero, que es la gente que tiene más riesgo de ser manipulada por los poderes públicos.

CECE es una organización no confesional, sin embargo, hay muchos centros de titularidad canónica dentro de la institución. ¿Cómo lo valora?

Por fortuna, es que en España hay muchísima educación católica. En España, de la educación privada y concertada, más o menos el 60 por ciento es confesional y luego hay muchos otros centros que no son confesionales pero sí tienen una inspiración católica o cristiana y eso muestra hasta qué punto es demandada la educación con valores cristianos. Hay mucha gente que no tiene fe o que no practica su fe o incluso que no aprecia la fe pero quiere educación católica para sus hijos porque tiene súper claro que eso es lo mejor para sus hijos. Son familias que saben que los valores cristianos que impregnan completamente nuestra cultura son muy importantes para la educación de la gente joven. Las que más saben de educación son las familias. Es a ellas a quienes más les importa, porque sobre la educación todos podemos teorizar lo que nos parezca. Los padres y madres que eligen el tipo de educación que quieren para sus hijos, esos son los que saben de verdad; y ellos eligen educación católica y desde luego tontos no son.

El tema de la semana es el anuncio de la prohibición de los móviles por parte del Gobierno. ¿Qué piensa?

Esto realmente ha sido una pequeña cortina de humo porque había una una reunión sectorial con los consejeros que era un poco compleja por la cuestión de las cotizaciones y han sacado de la chistera este asunto. Pero bueno, el tema de los móviles está muy presente ahora en los medios de comunicación pero es un problema que no es de la escuela, es un problema general de la sociedad. Los niños tienen móviles demasiado pronto y lo utilizan demasiado tiempo y hay unos niveles de adicción realmente preocupantes. Pero el problema no es en la escuela. En clase están atendiendo, si el profesor tiene un mínimo de control del aula, que lo tiene. Y efectivamente, hay colegios, muy pocos, que utilizan durante un tiempo pantallas, pero los utilizan dentro de un ámbito de cultura, de trabajo y de educación. El problema no es la escuela. El problema es que hay que retrasar la edad de entregar móviles a los hijos. Yo tampoco considero que los poderes públicos deban decir a qué edad un niño puede tener un móvil, porque hay chicos que muy pronto tienen responsabilidad como para tenerlo y hay adultos a quienes les falta madurez y son adictos al móvil. Yo no soy partidario de las prohibiciones, pero en cualquier caso no es una cuestión de edad física sino de responsabilidad.

La digitalización también llegó a las aulas de forma muy potente con la pandemia. Pasó la pandemia, ha habido también varios problemas. No sé si algunos padres también se quejan del exceso de uso de las pantallas en la educación pues afecta a la comprensión incluso a nivel neurológico...

A nivel neurológico, cuando los niños son bebés o muy pequeños, yo no recomendaría las pantallas, pero a partir de cierta edad el problema no es la pantalla en el aula, porque la pantalla en el aula se utiliza dentro de un plan previsto y tiene unos tiempos limitados y se hacen unos trabajos y se trabaja en equipo y se busca información y se elaboran trabajos, el problema no es ese. Cada vez está más claro que los colegios que tienen pantallas, si tienen un buen programa pedagógico, funcionan fenomenal y no tienen problemas. El problema lo tienen los niños, repito, que tienen móvil demasiado pronto y que no tienen una disciplina muchas veces porque en su propia casa a los adultos nos puede pasar lo mismo. Porque antes yo escuchaba a mucha gente que decía "mi hijo está todo el día con el móvil". Ahora, yo lo que escucho es a muchos niños decir "que mi madre o mi padre está todo el día con el móvil". Esa queja me parece que, ahora mismo, es mucho más general que la contraria y yo no quiero echarle culpa a nadie. Lo que digo es que es un problema global. Todos tenemos que esforzarnos por no estar todo el día mirando el móvil y tenemos que reconocer que nos cuesta y tenemos que reconocer que necesitamos hacer ese esfuerzo igual que no podemos comer todo lo que nos apetece o no podemos beber todo lo que nos apetece o que no podemos hacer muchas cosas que nos apetecería hacer pero sabemos que no nos van bien.

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Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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