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Antonio Pérez Sanzo: «Me duele que sea tan difícil acercar las personas a Dios»

Publicado: 21/02/2020: 19752

Entrevista al sacerdote diocesano Antonio Pérez Sanzo, nacido en Humilladero (Málaga) en 1943 y ordenado en 1972.

¿Ha vuelto Dios?
¡Dios es! Y está en medio de su pueblo. Otra cosa es que sepamos darlo a conocer. Esta es nuestra tarea y misión. Por lo pronto, nos falta mucho para hacerlo bien. ¿Tan difícil es hacer ver a todos que Él es nuestro Padre? En algo muy importante estamos fallando. Tenemos que madurar como personas y como creyentes. Sentirnos hijos y “pueblo de Dios”.

¿Qué dirías a los católicos que critican al papa Francisco?
Francisco está abriendo puertas para que un aire nuevo limpie y dé vida a la Iglesia. Como es de humanos puede tropezar. Pero es un hombre entero, fiel, profundamente creyente y muy humano. Tiene muchos cristianos detrás, empujándolo y animándolo para que siga en esta ingente y hermosa tarea.

¿Cuál crees que es tu gran aportación a la diócesis de Málaga?
De gran aportación, nada. Mi aportación soy yo mismo, pero soy tan pequeño que casi no me veo. Mi trabajo consiste en mostrar al Señor. Pero cuando veo que llega muy poco la culpa no es del Señor.

¿Qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida?
Acompañar en el camino desde Jesús: amar, perdonar, ayudar, estar cercano, darse, ser sencillo, humano, hermano. Y siempre disponible.

¿Estás orgulloso de la diócesis de Málaga?
Pues en estos momentos, prefiero no opinar. Veo muchas cosas, cantidad de actividades y reuniones y cursos de formación... Pero no veo pueblo de Dios. No veo comunión entre los sacerdotes.

¿El pecado del clero?
Que cada uno tenemos nuestras propias ideas y métodos y los absolutizamos. No formamos una comunidad en el amor, en Dios. No hay quien nos oriente o nos corrija desde la cercanía. ¿Por qué nadie nos habla de cómo llevar el Evangelio, la buena noticia de Jesús, a la vida? Es muy raro. El sacerdote es un enviado y aunque seamos poca cosa el Señor siempre está por medio. Todo lo que se aparte del Evangelio no sirve para nada.

¿Cuál es el mayor desafío al que se enfrenta nuestra Iglesia local hoy?
Todo está globalizado y entre el pasotismo de los más, tiene que haber una Iglesia fuerte, unida en la diversidad, y con un compromiso personal y comunitario que haga visible el amor que da vida.

¿Cómo auguras el futuro inmediato de la diócesis de Málaga?
No soy muy optimista, pero Dios lo puede todo, y quiere contar con nosotros. Pues a rezar, esperar, y trabajar con ilusión y optimismo.

¿Podrías ser feliz sin ser sacerdote?
Nunca lo he pensado pero creo que sí.

¿Crees que sabes vivir?
Se va aprendiendo, pero nunca del todo.

¿Has sufrido alguna crisis vital?
Creo que he tenido muchas crisis, pero vital no. De todas maneras las crisis nos ayudan a madurar.

¿En qué o en quién te apoyaste cuando la sufriste?
Principalmente en Dios, en la oración, después en los compañeros sacerdotes y en los amigos más cercanos y como no, en mi hermana que siempre me ha acompañado.

¿Ya sabes lo que es la vida?
Creo que nunca se aprende del todo lo que es la vida. Pero merece la pena vivirla. No puede uno encerrarse en sí mismo. Sería pobre y aburridísimo.

¿Qué cosas te importan de verdad y que cosas no te importan nada?
Las cosas no me importan nada o casi nada. Me duelen las personas y me duele que nos sea tan difícil acercarlas al Dios del amor: Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Creo que hay mucho ritual muchas normas y poca vida.

¿A vivir se aprende? ¿Y a ser sacerdote?
Sí a las dos preguntas.

¿Quién es Jesucristo para ti?
Lo es todo. De Él lo espero todo. Desde Él miro la vida. Es mi Señor.

¿Quién dice la gente que eres tú?
Soy el cura. Una persona seria. He tenido que desbrozar muchos fallos en mi vida. Pero la misericordia del Señor es infinita. Cercano con la gente, y lo disfruto. Soy de pueblo y sé hablar al pueblo. Me gustaría ser, más sencillo, más humano, mas cercano.

¿Han intentado corromperte?
Sí y a las claras, ofreciendo mucho a cambio. Pero fue tan directo que hasta me ofendió.

¿Te gusta como vives?
Pues sí. Estoy jubilado, pero tanto la parroquia donde vivo como algunas más cercanas me piden ayuda y siempre me encuentran. Siempre disponible. Mi hermana y yo vivimos juntos, ella es dieciséis años más joven que yo, en esto soy afortunado. Me gustaría salir más, pero los años ya me impiden conducir y eso me limita. Algunos compañeros me ayudan. Muchas gracias.

¿Los años dan sabiduría?
Los años te dan madurez. Se ve la vida desde otra dimensión. Te hacen caer en la cuenta de lo elementad de la vida. Te abren los ojos y el corazón para amar a Dios y a los que te rodean. Se te van de la cabeza los egos.

¿Te gusta complicarte la vida?
Si es por amor, por servir, sí. Si es para dar vida, también.

¿Cómo te gustaría morir?
En paz, desde la esperanza y la confianza de que Dios es "Padre nuestro", y que a pesar de nosotros mismos nos quiere y nos espera.

¿Qué le dirías a quien se esté planteando si Dios lo llama para ser cura?
Que siga hablando con Dios y Él te hará escuchar. Algunas veces no sabemos ni lo que pedimos; pero Él conoce los recovecos de nuestro corazón. Y escuchará.

¿A qué temes más a los dolores del cuerpo o los dolores del alma?
Unos te hacen sufrir. Los otros pueden destrozarte la vida. Sin embargo, todo dolor es también "gracia".

¿Hay alternativa al sistema de vida en el que estamos inmersos?
Por supuesto que sí. Explicarlo sería una tesis.

¿Te has llevado muchas desilusiones en la vida?
Pues sí, pero creo que es lo normal. No me agobian. Intento vivir la vida desde dentro y siempre con esperanza, con paciencia.

¿Cómo estás envejeciendo?
Perdiendo facultades. Pero también es lo normal. Mantengo la ilusión. Dios es nuestro Padre. Más que nunca el Señor está siempre en mi vida y le sigue dando sentido a pesar de todo y de mí mismo.

¿Cuál es la muerte más ridícula?
Ninguna.

¿Qué aporta el Evangelio a tu vida?
Todo mi ser y todo mi actuar. Le va dando calor y color a todo: y sentimiento. Es la palabra encarnada que da luz

¿El Dios de esta sociedad es el dinero, el oro del becerro?
Parece que sí. Pero ni triunfa ni triunfará. Aunque en momentos nos vengan mal dadas.

¿Sabes estar solo?
Casi nunca he estado solo. Pero deseo de vez en cuando un poco de soledad. Es más, lo necesito. Lo mismo que necesito reunirme con los compañeros. Necesito alguien con quien compartir, con quien hablar de nuestros problemas comunes y de los retos a que nos enfrentamos en estos momentos.

¿Cómo te ves con el paso del tiempo, has mejorado como los buenos vinos?
Dicen que "genio y figura hasta la sepultura". Pero también "donde abundó el pecado sobreabundó la gracia". Y esta es mi realidad, e intento vivirla dando siempre gracias a Dios.

¿Qué crees que es lo más complicado que vives como sacerdote?
Mis propias contradicciones en primer lugar. El ver que Dios, cada día, parece que importa menos.

¿Dónde encuentras la felicidad?
En la vida. Con la gente. En un encuentro siempre nuevo con Jesús, en el encuentro con los compañeros. El poder seguir dando, vida, luz...

¿Estamos viviendo el final de una época?
Creo que viví el principio de una época y lo hice con toda la ilusión. Tuve la suerte de vivirla con un equipo de sacerdotes al que siempre estaré agradecido. A aquel equipo le debo casi todo. Hoy no hay equipos que nos ayuden a buscar nuevos caminos. Parece que esos grupos son peligrosos. Y hacen mucha falta. A lo mejor nos darían un poco de luz para emprender caminos nuevos.

¿Te preocupa cómo vive la gente?
Me preocupa y me duele la gente. Quise ser sacerdote para la gente y para comunicarles un sentido de vida desde Jesús. Hoy parece que no interesa. Parece que estamos satisfechos con el estilo de vida que llevamos. Y esto duele, nos hace sufrir. Hacen falta pastores y no sabemos serlo.

¿Qué es lo más grave que está pasando en el mundo?
Parece que Dios estorba. Lo estamos presentando muy mal. El mundo está perdiendo referencias. El pasotismo es la palabra de moda. Nos conformamos con ir tirando. La gente con poder o dinero está en la gloria. Felices y contentos porque están consiguiendo lo que siempre han querido y querrán. No podemos dejar este campo de lucha donde tanto nos estamos jugando.

¿De que te arrepientes o tienes remordimientos?
De no haber luchado más contra mí mismo. De no compartir más tiempo con todos y especialmente con El Señor. Que la palabra Amor no esté más grabada en mi mente y mi corazón. De no vivir la alegría de la salvación y de muchas cosas más.

¿Un olor que recuerdes?
La paja de un pesebre donde dormí muchas noches.

¿La palabra más hermosa del diccionario?
Amor.

 

 

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