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Rehabilitación de la parroquia de los Santos Mártires (Málaga)

Mons. Catalá descubre la placa conmemorativa con motivo de la rehabilitación de la Iglesia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula. FOTO: FRANCIS SILVA DIARIO SUR
Publicado: 22/04/2022: 2933

Homilía de Mons. Catalá en la Misa con motivo de la reapertura de la parroquia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula de Málaga tras su rehabilitación

REHABILITACIÓN DE LA PARROQUIA DE LOS SANTOS MÁRTIRES

(Málaga, 22 abril 2022)

Lecturas: Hch 4, 1-12; Sal 117, 1-2.4.22-27a; Jn 21, 1-14.

1.- El libro de los Hechos nos ha narrado en estos días la curación de un paralítico de nacimiento por mediación de los apóstoles Pedro y Juan. Este milagro provocó su encarcelamiento por parte de los sumos sacerdotes, que les prohibieron indignados que anunciaran la resurrección de Jesús (cf. Hch 4, 2).

Interrogados con qué poder o en nombre de quién habían hecho la curación, Pedro respondió: «Quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos» (Hch 4, 10).

El apóstol Pedro anuncia el núcleo de la fe cristiana, resumido en dos grandes verdades: Cristo ha muerto por la humanidad y ha resucitado; ésta es la Buena Nueva, el contenido del llamado Kerigma o primer anuncio de la Buena Nueva.

2.- Pedro confiesa que Jesús, el Cristo, es la piedra angular, desechada por los arquitectos, y no hay ningún otro hombre que pueda salvarnos (cf. Hch 4, 11-12). Sobre la fe en este acontecimiento más importante de la historia de la humanidad, es decir, la encarnación del Hijo de Dios, su muerte y resurrección, se han construido catedrales y templos en todo el mundo a lo largo de dos mil años; templos que son un pequeño reflejo de Cristo como presencia de Dios entre los hombres, Templo vivo y Piedra angular de la humanidad.

Con este motivo fue construido este hermoso templo. Hoy venimos a dar gracias a Dios por la rehabilitación integral del templo parroquial de Los Santos Mártires en Málaga, cuya construcción de estilo gótico mudéjar fue iniciada en 1491, en cumplimiento del voto hecho por los Reyes Católicos antes de la toma de la ciudad de restablecer el culto de los santos Ciriaco y Paula, martirizados junto al rio Guadalmedina a primeros del siglo IV.

3.- Durante el siglo XVIII este templo adquirirá definitivamente su configuración actual, como muy bien nos ha explicado el arquitecto técnico, convirtiéndose en el mejor ejemplo del barroco malagueño.

Las obras de rehabilitación, realizadas durante dos años, culminan ahora descubriéndonos esta maravillosa obra, fruto de un gran equipo de técnicos y especialistas, a quienes agradecemos su trabajo bien conjuntado. Damos gracias también a las dos instituciones que, con el Obispado de Málaga, han colaborado en sufragar los gastos: el excelentísimo Ayuntamiento de Málaga en una gran parte y la Fundación Málaga en las pinturas. Agradecemos asimismo a las Cofradías que tienen aquí su sede canónica por su colaboración permanente.

Y todos: sacerdotes, feligresía, autoridades, cofrades, devotos, damos «gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia» (Sal 117, 1) y nos ha permitido realizar una gran obra para mayor gloria de su santo nombre.

Hoy re-abrimos y ofrecemos este hermosísimo templo a Málaga y a todos aquellos que vengan a Málaga, para que puedan disfrutar de esta maravilla religiosa, cultural, artística y espiritual; que está basada en la fe de la entrega de Jesucristo en la cruz y en su resurrección.

4.- El evangelio de hoy nos presenta la aparición de Jesús a los apóstoles en el mar de Galilea, mientras estaban pescando; pero «aquella noche no cogieron nada» (Jn 21, 3).

Después de la pasión y muerte del Señor cielo y tierra quedan sorprendidos, los discípulos desolados y desconcertados, el mar no ofrece sus frutos, el sol se ha ido y el resplandor de la luna se ha apagado y llega la angustia de la noche.

Jesús ordena a sus discípulos que echen las redes a la derecha de la barca: «La echaron y no podían sacarla por la multitud de peces» (Jn 21, 6).

Él les dice lo que deben hacer y cómo hacerlo; y ellos obedecen y consiguen buen resultado. Obedecer a Dios, que conoce mejor que nadie las cosas por su sabiduría infinita, es la mejor manera de vivir, aunque nos cueste aceptarlo. Los seres humanos nos empeñamos muchas veces en realizar nuestros planes, que siempre son pobres, miopes y cortos comparados con la mirada de Dios.

¡Cuántas veces han salido mal nuestros proyectos humanos! Sin embargo, siempre han salido mejor cuando los hacemos teniendo en cuenta la voluntad de Dios.

Los santos Ciriaco y Paula no tenían inicialmente en su vida el proyecto de morir mártires; más bien les vino la ocasión a causa de un edicto del imperio romano que perseguía a los cristianos y supieron afrontar esta circunstancia y dar testimonio valiente de su fe en Cristo, muerto y resucitado.

5.- Jesús está con nosotros y nos acompaña hasta el final de los tiempos. A nosotros nos corresponde creer en Él y obedecerle; el resto lo hará Él. La narración de la pesca de los apóstoles lo evidencia: ellos habían estado faenando toda la noche y no habían pescado nada; y cuando interviene Jesús la barca casi se hunde por tantos peces.

No debemos desmayar, queridos hermanos, en el esfuerzo; solo tenemos que hacer lo que Él nos manda. Podemos avanzar más cada día, hasta estar preparados para realizar verdaderos prodigios. La construcción de este templo fue un prodigio; y la rehabilitación del mismo otro prodigio. Nos hemos dejado llevar por el Señor y lo hemos hecho por él y por todos los que aquí celebrarán su fe en el Resucitado.

Hemos de creer en Dios y confiar plenamente en Él, porque ni un solo cabello de nuestras cabezas cae sin que Dios lo consienta (cf. Lc 21, 18). Si tuviéramos esto presente, confiaríamos más en la providencia de Dios.

Abandonemos nuestras dudas y temores y acojamos decididamente lo que nos manda el Señor, porque con toda seguridad salimos ganando. La recompensa llega siempre de una manera u otra; y si no llegara en esta vida temporal, sería en la otra. Como Dice santa Teresa de Ávila: “Quien a Dios tiene, nada le falta”.

6.- Reconozcamos al Señor resucitado, como lo hizo el apóstol Juan, amigo de Jesús. Su amor le permitió reconocer de inmediato al Maestro, porque el amor provee una visión más penetrante y aguda. De todos los apóstoles que estaban en la barca, el único que reconoció a Jesús y dijo “es el Señor” fue Juan, a quien le unía una relación de amistad profunda con Jesús y lo conocía bien. ¡Ojalá nosotros tengamos también una relación profunda con el Señor!

Dejemos que el Señor se nos aparezca “resucitado” en nuestra vida cotidiana para darnos valor y esperanza.

Y pedimos a la Virgen María su protección maternal, para ser verdaderos discípulos y testigos del Resucitado, como lo fueron los apóstoles y los santos mártires Ciriaco y Paula, patronos de nuestra Ciudad.

Deseamos que esta parroquia esté dedicada a la memoria de todos los mártires de nuestra Diócesis, que han dado valiente testimonio de Cristo resucitado. Amén.

Diócesis Málaga

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