Un grupo de dentistas no especializados se ha organizado para trabajar por las calles de algunas ciudades de la india ofreciendo tarifas muy bajas para la población más pobre, suscitando la protesta de los dentistas diplomados. Pero estos dentistas consideran un servicio esencial para los millones de pobres que no pueden permitirse pagar tan grandes sumas como piden los dentistas diplomados. El instrumental se lava con agua y jabón, pero no son desinfectados. Los dientes se hacen con cemento dental.

Como quiera que sea, la idea es fabulosa si no fuera porque la falta de higiene puede llegar a transmitir enfermedades como el sida y provocar infecciones. Lástima, porque los pobres necesitan también la ayuda para sus bocas, tanto más sabiendo que en la India hay un dentista para cada 10.000 personas en el área urbana y uno por cada 250.000 en el área rural.

Podrá ser criticado, ser visto como una barbaridad a los ojos de nuestra sanidad europea, pero lo cierto es que cuando millones de pobres no pueden tener acceso a un dentista o a una asistencia sanitaria adecuada, bienvenidas sean estas ideas que tendrían que hacer pensar a quienes corresponda, a resolver este problema y ayudar a los que más lo necesitan. Hay en el mundo muchos millones de pobres sin acceso a una asistencia sanitaria digna. Hoy aún se muere en nuestro mundo por enfermedades que son perfectamente curables, pero ni la asistencia sanitaria ni las medicinas son accesibles para millones de personas. Necesitamos denunciar y trabajar por crear las condiciones favorables para que todos los seres humanos posean los servicios mínimos de salud.