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Catequesis con discapacitados mentales

Publicado: 30/08/2012: 5448

En principio, conviene recordar algo fundamental: la catequesis no puede reducirse, ni a la enseñanza de un libro, ni a la formación de unos valores. Se trata de algo más personal: iniciar a un encuentro con Jesucristo que, fiel a su promesa, está presente en su Iglesia hasta el final de los tiempos (cf. Mt 28,21).

Entendida como: “el conjunto de esfuerzos realizados por la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios, a fin de mediante la fe, ellos tengan vida en su nombre (cf. Jn 20,31) para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo” (CT 1), debe ser para todos los hombres pero: “algunas categorías de jóvenes destinatarios de la catequesis, dada su situación peculiar, postulan también una atención especial” (CT 40).

¿QUIÉNES SON LOS DESTINATARIOS?

Una persona con necesidades educativas especiales, es todo aquel que presenta un déficit o anomalía en la capacidad de aprendizaje y adaptación social, según la discapacidad que presente. Existen diferentes discapacidades: psíquicas o mentales, físicas y sensoriales (auditivas y visuales). Entre ellas, merece una especial atención dentro de las capacidades psíquicas la discapacidad mental. Sin duda, la catequesis debe dedicarle un lugar privilegiado.

CATEQUESIS CON DISCAPACITADOS MENTALES

Por su cociente intelectual, algunos responsables de pastoral, y otros expertos, han creído por mucho tiempo, que era imposible una verdadera y propia catequesis a los discapacitados mentales porque no pueden comprender el mensaje. Por lo mismo, la educación religiosa se limitaba por lo general a la formación de buenas costumbres, algunas prácticas de piedad y devoción, y un poco de ‘adiestramiento moral’.  Pero, el desarrollo de la ortopedagogía y la aplicación sistemática de algunos principios de la psicología del aprendizaje ha demostrado convincentemente que los discapacitados mentales son capaces de alcanzar niveles de desarrollo bastante más altos de los que se creía.

En consecuencia, la acción educativa con ellos se ha convertido en algo más positivo. Se pone el acento en las posibilidades que están realmente presentes, o en lo que realmente se puede esperar, más que en las discapacidades.  Esta línea de esperanza y expectativas ha suscitado nuevas iniciativas: en diversos países ha habido serios intentos para desarrollar una catequesis adaptada a los discapacitados mentales en donde no son considerados objetos de evangelización y catequesis, sino sujetos activos, o sea, portadores de un mensaje para sus hermanos, para la comunidad cristiana y para la misma sociedad civil.

CONTENIDO DE LA CATEQUESIS

Hay que tener claro, que no podemos pensar en un contenido para el hombre llamado ‘normal’ y otro distinto para el discapacitado. No se puede aceptar el principio de ‘un catecismo reducido para un receptor limitado’. La Palabra de Dios es única para todos los hombres y para todos los tiempos. Hay realidades nucleares y básicas de las que progresivamente y en forma de espiral se va desprendiendo todo el resto.  

Nos urge siempre una fidelidad al mensaje de Jesús y, por tanto, la cuestión no será recortar dicho mensaje en función de sus posibilidades de comprensión intelectual, sino la necesidad constante de sintetizar, de globalizar en torno a los núcleos fundamentales del mensaje cristiano, en tanto y en cuanto la realidad de las personas lo exija. En esta catequesis, es necesario transmitir aquello sin lo cual no existe vida de fe consciente, lo esencial del mensaje cristiano, es decir, comunicar globalmente la Buena Noticia de la Salvación. En líneas generales, teniendo presente a las personas y sus exigencias, si se quiere evangelizar a los discapacitados, la catequesis deberá garantizar estas dimensiones fundamentales del mensaje cristiano:
• La dimensión de la ‘paternidad’ de Dios; un Padre que nos ama, común para todos los hombres, sin diferencia alguna.
• La dimensión de la ‘fraternidad de los hombres en Dios’, a través de la aceptación de Jesucristo; es decir, todos llamados a amarnos como hermanos y a construir una verdadera comunidad de hermanos, la Iglesia.
• La dimensión de la providencia de Dios; un Dios que de un modo particular ama a los pobres, los débiles, los humildes, los pequeños.

PROCESO CATEQUÉTICO

Las dimensiones anteriormente citadas pueden llevarse a cabo en varias etapas, tomándose el tiempo que se necesite y hasta el límite que sencillamente pueda alcanzar, sin estar apremiados por edades cronológicas cumplidas o por contenidos que se exijan para ser aprendidos. Se trataría, por tanto, de un proceso catequético entendido como un período intensivo de formación cristiana integral y fundamental (cf. CC 34), desarrollado a lo largo de un tiempo determinado y a través de “diversas etapas vitales” (CC 236). Estas etapas o fases, que sin duda alguna desbordan toda edad cronológica, puede reducirse a las siguientes: etapa del despertar religioso, de la iniciación sacramental y de una cierta síntesis de fe.

La catequesis en situaciones especiales en cualquiera de sus grupos y ambientes y sin duda, en medio de los más sencillos, ha de ser rigurosamente fiel al modo de hacer de Dios mismo y a los rasgos más significativos de su pedagogía: “Dios mismo, a lo largo de toda la historia sagrada, y principalmente en el evangelio, se sirvió de una pedagogía que debe seguir siendo modelo de la pedagogía de la fe” (DGC 139). Pedagogía que trasciende radicalmente el lenguaje exclusivamente lógico y racional y se abre a una visión más amplia y global de todo el hombre en su proceso personal e histórico.

La metodología a utilizar debe conseguir que el discapacitado comprenda, goce, se alegre y disfrute. Si en la catequesis el destinatario no se siente amado, todo lo demás es vano. Sin esta fidelidad a la original forma de hacer de Dios, la catequesis en situaciones especiales, se queda sin perspectiva, sin camino, sin salida. Sencillamente no es posible. 

PARA SABER MÁS

Documentos de la Iglesia particular

SECRETARIADO NACIONAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, Anunciar a los pobres la Buena Noticia. Magisterio de la Iglesia y minusvalía, Madrid, Edice, 1995.
SECRETARIADO NACIONAL DE CATEQUESIS, Juntos celebramos la fe. Celebraciones litúrgicas para personas con discapacidad y situaciones especiales, Madrid, EDICE, 1998.
SECETARIADO NACIONAL DE LITURGIA, Celebraciones con deficientes mentales, Madrid, Edice, 1982.

Estudios sobre el tema

ARROYO M.-O.C. NAPOLI, “Catequesis con discapacitados”, en: V. Mª PEDROSA (Ed.), Nuevo Diccionario de Catequética, Madrid, San Pablo, 1999.
HERMANAS HOSPITALARIAS, Pastoral en el mundo del sufrimiento psíquico, Madrid, ARTEGRAF, S.A., 2000.
OPERA DON GUANELLA A.A.V.V., Educación a la fe de las personas minusválidas psíquicas, Palencia, Nuove Frontiere, 1993.
PARRA LÓPEZ J.M., Pastoral y catequesis con deficientes mentales en un contexto de integración, Málaga, Gráficas Anarol, 1999.
VANIER J., Cada persona es una historia sagrada, Madrid, PPC, 1999. 

Autor: Juan Manuel Parra, sacerdote diocesano

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