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El trabajo detrás de la JMJ de Lisboa

Publicado: 18/08/2023: 4346

Lisboa

Pasados ya los días de la JMJ de Lisboa son muchos los jóvenes que han vuelto a casa con las mochilas cargadas de emociones y pensando en el próximo encuentro con el papa Francisco. Uno de estos jóvenes es José Manuel Leiva, que este año ha vivido el encuentro desde la trastienda.

Un cartel luminoso situado en el centro de Lisboa reflejaba la cuenta atrás de los días que quedaban para el inicio del gran evento, recuerda Leiva, cuando llegó como voluntario a Portugal diez días antes de que comenzara la JMJ para ayudar en lo que fuera necesario. «Esos días fuimos llegando los voluntarios de todas partes del mundo. De Málaga, fuimos cinco o seis y esa primera semana previa estuvimos realizando actividades de formación en las distintas tareas que íbamos a tener asignadas: seguridad, organización, catequesis, conciertos, logística…».

Los días pasaban y la tensión se palpaba en el ambiente, asegura este joven profesor del colegio La Presentación, de la Fundación Victoria: «todo eran nervios cuando veíamos que el luminoso marcaba que quedaban dos días, un día…. Y debíamos tenerlo todo preparado. Pero cuando empezamos a ver cómo la ciudad se llenaba de banderas de todo el mundo fue muy emocionante. Me impresionó muchísimo, además, ver a tantos miembros de órdenes religiosas desconocidas para mí, más familiarizado con franciscanos, dominicos…. Me llenó de alegría ver a tanta gente en la calle manifestando su fe».

Para José Manuel Leiva, «uno de los momentos vividos más bonitos fue el “gesto misionero”, una idea del papa Francisco, que consistió en llevar la alegría de la JMJ a distintos colectivos sociales de Portugal: niños pequeños, ancianos, incluso gente dependiente, que a pesar de vivir allí no iban a poder asistir. Nosotros fuimos a un orfanato en Santarem (a dos horas de Lisboa), donde estuvimos jugando y realizando actividades con los niños, fue una experiencia increíble».

Junto a él, fueron de voluntarios, su hermana, sus primas y amigos de la parroquia de San Patricio en Málaga capital. Leiva explica que «algunos momentos fueron más difíciles, ya que al trabajo diario se le sumaba la falta de sueño, pero ha sido una experiencia increíble y completamente distinta. Ya conocía la JMJ como peregrino, cuando asistí a la de Madrid en 2011. Animo a todo aquel que sea peregrino y joven a que la viva alguna vez como voluntario».

Una experiencia inolvidable en la que «los sentimientos iban in crescendo todo el rato, hasta llegar a los momentos clave en los que nos encontrábamos con el Papa, sobre todo, los inesperados, como me ocurrió en una ocasión que tuve que estar en el cordón de seguridad durante el viacrucis del Papa. Allí, en primera fila a un metro de distancia del Francisco, fue una vivencia indescriptible. También fue precioso el momento de la vigilia de oración en el Campo de Gracia junto al Papa, en la que estuvimos más de un millón y medio de jóvenes. Ya estoy pensando en la JMJ de Corea del Sur en 2027».

Beatriz Lafuente

Licenciada en Periodismo e Historia. Casada desde 2011, es madre de un hijo.

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