¿Qué poso ha dejado la celebración del Congreso en Ronda?

Muy positivo, porque ha supuesto que entre los actos celebrados para conmemorar el 75 aniversario de la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de la Paz haya tenido cabida esta actividad formativa de tan altísimo nivel. Además, han sido muy numerosas las felicitaciones recibidas por rondeños y no rondeños participantes. A día de hoy, se siguen produciendo.

¿Qué ha supuesto para ustedes ser los anfitriones?

En primer lugar, un gran trabajo, que ha resultado ampliamente recompensado porque, de una parte, hemos provocado ese acercamiento de congresistas y ponentes a la Virgen de la Paz y, de otra parte, la Virgen de la Paz ha quedado enmarcada entre esas advocaciones señeras marianas que en otras ocasiones anteriores han desempeñado este mismo papel como han sido la Virgen de la Cinta, la Virgen de Guadalupe, la Virgen de Covadonga, entre otras. El lema del Congreso lo decía todo: María, Reina de la Paz.

 ¿Qué comentarios ha suscitado la patrona de Ronda en los participantes?

Han quedado maravillados con la imagen de la Santísima Virgen de la Paz. Su serenidad, su majestuosidad y su belleza han cautivado a propios y a extraños al contemplarla presidiendo el altar mayor de la Colegiata de Santa María de la Encarnación la Mayor. Destacan especialmente esas solemnes Eucaristías concelebradas a sus plantas por personalidades eclesiásticas tan destacadas como D. Jesús Catalá, Obispo de Málaga; D. Francisco Cerro Chaves, arzobispo de Toledo y primado de España; y Bernardito C. Auza, nuncio de Su Santidad el Papa en España. Eucaristías para no olvidar jamás. 

¿Qué tiene la Virgen de la Paz que decirnos a este mundo en crisis? 

El lema del congreso ha sido María, Reina de la Paz. Y ella, como se nos ha hecho ver en el Congreso, es la mediadora universal; de ahí que nuestros rezos y nuestras plegarias dirigidas a ella sean tan necesarios.