DiócesisHomilías

Confirmaciones (Catedral-Málaga)

Publicado: 13/11/2015: 409

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en las confirmaciones celebradas en la Catedral de Málaga el 13 de noviembre de 2015.

CONFIRMACIONES

(Catedral-Málaga, 13 noviembre 2015)

 

Lecturas: Sb 13, 1-9; Sal 18, 2-5; Lc 17, 26-37.

1.- Al principio de la celebración hemos hecho el gesto de ser rociados con agua bendecida, que simboliza las aguas bautismales que recibimos, para significar que el sacramento de la confirmación está vinculado al bautismo. Es como el perfeccionamiento del bautismo.

A partir de hoy habréis terminado la iniciación cristiana sacramental, porque participar en el sacramento de la Eucaristía sin haber recibido el sacramento de la confirmación es no haber completado la iniciación cristiana. Con lo cual, os felicitamos porque, a partir de ahora, con la iniciación sacramental realizada, participaréis con pleno derecho y gracia en las celebraciones.

2.- El libro de la Sabiduría llama “necios” a quienes no reconocen a Dios a través de sus obras: «Son necios por naturaleza todos los hombres que han ignorado a Dios y no han sido capaces de conocer al que es a partir de los bienes visibles, ni de reconocer al artífice fijándose en sus obras» (Sb 13, 1).

Veamos las obras humanas: esta Catedral, un cuadro de un pintor, una escultura, una obra de arte, una película, un libro…, hacen referencia a su autor. Cuando uno ve una obra de arte se puede conocer a través de ella al que la ha realizado.

Pues Dios ha realizado la gran maravilla, el gran Cosmos en armonía con el mundo. Y se pregunta el autor del libro de la Sabiduría: “¿Por qué a través de las obras no reconocéis al autor de las mismas?” (cf. Sb 13, 1).

Para el creyente el mundo no es una casualidad, como quieren hacernos entender los científicos con sus teorías; éstos quieren descubrir el origen y defienden la teoría de la casualidad, el origen del mundo como por arte de magia.

Los creyentes creemos en Dios Padre creador y lo confesaremos en el Credo; el mundo ha sido creado por Dios. A través de las obras del mundo se puede conocer al artista que lo ha creado, al Creador.

3.- El texto del libro de la Sabiduría hoy nos invita a conocer al Creador a través de las obras. Y dice este texto, que tiene más de 2.200 años, cosas que están ocurriendo ahora: «si, cautivados por su hermosura, los creyeron dioses, sepan cuánto los aventaja su Señor, pues los creó el mismo autor de la belleza» (Sb 13, 3).

Los que se quedan extasiados por la belleza, los que se quedan con la obra y la indagan e investigan, los que hacen experimentos con las obras, intentado descubrir cada día más: ¿cómo son capaces de ir descubriendo cosas? Fijaros cuántas ha descubierto ya la ciencia, no sólo sobre el cuerpo humano: la medicina, la biología, la fisiología; sino también la cosmología, la astrología y los intentos de ir conociendo cada vez más.

Pero al final, el hombre ¿qué es lo que hace? Descubrir lo que ya existe. Hay una palabra, que utilizamos, que ha derivado en un sentido equivocado. Se habla de inventos. Decimos: “éste ha inventado la pólvora”, “éste ha inventado los rayos láser”, “éste ha inventado las sondas…”. Cuando decimos “ha inventado”, estamos dándole una valencia, el valor de “ha creado”: “no existía y lo ha creado él”. Pero ese no es el origen y el significado de la palabra “inventar”. La palabra inventar procede del latín “invenire”, que significa “encontrar”. Es como un tesoro. Está ahí el tesoro y uno buscando lo encuentra, pero el tesoro ya estaba ahí, no ha sido uno el que lo ha puesto ahí, no lo ha creado. Lo ha descubierto porque estaba ya de antes. Si no hubiera estado ahí no lo podría haber descubierto.

Si quieren descubrir nuevos mundos no es porque los inventen, en sentido de crear, no los crean, ya están allí. Sólo pueden encontrar lo que ya está allí. Y eso no cambiará para nada nuestra fe.

4.- Este texto de la Sabiduría puede ayudarnos a dar testimonio de nuestra fe, porque los que vais a ser confirmados, dice la carta de San Pedro, tenéis que ser capaces de dar razón de vuestra fe (cf. 1 Pe 3, 15). Habéis tenido unas catequesis de preparación, pero hay que continuar formándose y hay que saber en qué es en lo que yo creo. Que seáis capaces de dar respuesta a unas cuestiones que son de tipo religioso, no de tipo científico.

¿Y si encontrásemos otros mundos? ¡Cuántas películas de marcianos! ¿Cuántos marcianos habéis visto vosotros? ¿Con cuántos marcianos habéis hablado? El día que los encontremos, si existen, ya hablaremos; pero probablemente no vamos a encontrar ningún marciano en nuestra vida, porque no existen.

Y, si encontrásemos otros mundos, ¿qué pasaría con nuestra fe y con nuestra religión? Dios, el único Dios es el que lo ha creado todo. Ese mismo Dios es el que se ha revelado al hombre y nos ha dicho todo lo que necesitamos para conocerlo y amarlo, no necesitamos más. Con la venida de Jesucristo, que es la plenitud de la revelación de Dios, ha hablado su última Palabra; ya no va a haber más palabras por parte de Dios. Y la última y gran palabra es Amor. Jesús, el Hijo de Dios, ha muerto por ti. Eso es lo que interesa que sepamos y que le correspondamos a ese Amor.

Esta es la última palabra: «Dios es amor» (1 Jn 4, 8). Y la gran revelación es ésa: Dios es amor y nos invita a amarlo y a amarnos como hermanos, como criaturas suyas, creadas por Él.

Y no necesitamos más. Las hipótesis, las películas, las fantasías… no las voy a juzgar, pero si algún día se encontrara de las fantasías que algunos imaginan entonces habría que ver.

5.- Hay personas que «andan extraviados, buscando a Dios y queriéndolo encontrar» (Sb 13, 6). Encontrarlo porque Dios existe. Y no decimos inventar, nadie se ha inventado a Dios, no es un invento de los cristianos.

El corazón del hombre tiene dentro de sí el ansia por buscar a Dios, porque realmente existe Dios, de lo contrario no tendríamos esa ansia. ¿Para qué tenemos los ojos si no pudiéramos ver, si no existiera la luz? En el corazón del hombre, Dios ha puesto la semilla de la inmortalidad y en cada uno de vosotros la puso en el bautismo. Eso es lo que hay que desarrollar.

6.- Continúa diciendo el libro de la Sabiduría que algunos «dan vueltas a sus obras, las investigan y quedan seducidos por su apariencia, porque es hermoso lo que ven. Pero ni siquiera estos son excusables, porque, si fueron capaces de saber tanto que pudieron escudriñar el universo, ¿cómo no encontraron antes a su Señor?» (Sb 13, 7-9).

Queridos confirmandos, este texto tiene una grandísima actualidad como podéis ver y me gustaría que supierais razonar estas cosas en las conversaciones de cada día cuando salen estos temas, cuando se ve una película, cuando sale una noticia, cuando hay un acontecimiento.

            El Señor en el Evangelio nos pide que estemos atentos a lo que Dios quiere, que no estemos distraídos.

El texto que ha leído el diácono parece un poco apocalíptico y enrevesado de entender. Nos puede dejar algo descolocado este texto. Y es que está hablando del final de los tiempos. Nos dice que vivamos, desde ahora hasta el final de nuestra vida, mirando a Dios y respondiendo al amor, eso es lo importante.

7.- Jesús nos dice: «el que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará» (Lc 17, 33). Hay otro texto que complementa a éste y dice que el que guarda la vida para sí egoístamente, la pierde. Y el que la entrega por amor, por ejemplo: la madre al hijo, el esposo y la esposa, los hijos a los padres, el hermano al hermano, el ciudadano al ciudadano…, el que entrega su vida y no se la guarda para sí egoístamente, el que es capaz de dar, ese recobrará su vida en la vida eterna.

Si os dais cuenta es una llamada al amor. La religión cristiana es una religión perfecta, tiene una coherencia increíble, gira todo en torno al amor no a leyes y a normas. Necesitamos las leyes y las normas para vivir en sociedad, pero eso no es lo más importante. Lo más importante es que tú respetes al otro porque tienes que respetar su vida. Lo importante es el amor.

Si os guardáis la vida para vosotros os quedaréis sin ella. Si la ofrecéis por amor, la recobraréis. Si la dais no la perderéis, la recobraréis.

8.- Vais a recibir el sacramento de la confirmación, que es un regalo del Espíritu que os iluminará en todo esto que estamos diciendo, porque es un don que alumbra, ilumina la inteligencia y el corazón. Caldea el corazón para amar e ilumina la inteligencia.

Lo que vais a recibir esta tarde es un regalo, tomadlo como un regalo los que queréis seguir a Jesús, los que queréis amarlo. Y queremos amar a los demás porque todos somos imagen del único Creador.

Os pregunto a los confirmandos: ¿estáis dispuestos todos a vivir desde esta perspectiva del amor de Dios y ser capaces de dar vuestra vida? (Respuesta de los confirmandos: “¡Sí!”).

Después lo ratificaremos con la profesión de fe. Ahora continuemos con la celebración.

Más artículos de: Homilías
Compartir artículo