NoticiaOpinión Capital humano La directora de la Casa de Acogida Colichet, Paqui Cabello, junto a una de las personas acogidas // F. HERNÁNDEZ Publicado: 26/05/2023: 11471 El Alféizar Uno de los grandes activos que tiene la Iglesia Católica en Málaga es su capital humano. Sí, su gente. No es momento de hablar de dinero sino de hombres y mujeres; jóvenes, niños y niñas que, desde su fe cristiana, son y aportan luz. De sobra sé que no todo lo que reluce es oro y de todo hay en la viña del Señor, que habría motivos para ser críticos con las sombras eclesiales, que las hay, pero hoy no toca. Lo siento. Así, que a partir de estas líneas no espere crítica alguna el lector o lectora: toca agradecer y valorar positivamente; toca hablar de la buena gente de las parroquias malagueñas que entregan su vida, toca aplaudir a las comunidades religiosas de la diócesis malacitana: de las personas que van a las cárceles y hospitales, de las que trabajan en la enseñanza y sindicatos, de las que están en hermandades y Cáritas o en las residencias de ancianos y de menores, en la política o en la atención a la mujer maltratada; por poner algunos de los muchos ejemplos que se pueden poner. Sí, porque es mucha la gente y muchos los ejemplos de vida. Personas que, movidas por su fe, son faros de esperanza, también para las propias comunidades, barrios y trabajos; familias, amistades y ambientes. Es gente luminosa que con su oración y acción impulsa un mundo mejor. ¿Quiénes son? Personas diversas: seglares, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispo. Sí, ese el capital humano con el que cuenta la Iglesia en Málaga. Gentes de todo tipo, para nada la comunidad católica malagueña es homogénea que, alejadas de juicios y prejuicios, entregan parte de su vida y tiempo; lo que son y tienen. No es realidad virtual, es realidad hecha sangre y tiempo: hablamos de millares de cristianos que hacen Málaga mejor. Artículo publicado en la sección Opinión del Diario Sur