NoticiaReligiosas Sor Encarnación, hermana clarisa en Vélez-Málaga, falleció mientras rezaba con su comunidad Publicado: 23/03/2022: 8233 Semblanza Sor María Encarnación Sánchez Serrano falleció a sus 91 años y 74 de vida religiosa. Con tan solo 17 años entró en la comunidad de Hermanas Clarisas del Monasterio de Nuestra Señora de Gracia, en Vélez-Málaga, del que fue su abadesa durante años. El viernes 25 de marzo se la recordará en la Misa de las 17.00 horas y se trasladarán sus cenizas al columbario. «El jueves 17 de marzo comenzábamos el día con el oficio divino. La puerta del coro se abrió y la Madre vino a pedir ayuda. No podía levantar a la Madre Encarnación. Salió Sor Carmen para ayudarla. Al rato se abrió de nuevo la puerta del coro y a apareció una silla de ruedas con la Madre Encarnación. Me da un vuelco el corazón. Estamos rezando. De pronto, un revuelo. Todas vamos hacia la Madre Encarnación. Está blanca. No abre los ojos. Agitó la mano. ¿Era un adiós? Voló hacia el Padre de las Misericordias», así relataba una de las hermanas de la comunidad de Clarisas de Vélez-Málaga el fallecimiento de Sor Encarnación. «Toda su vida ha sido una continua alabanza a Dios por la vida, su comunidad y sus hermanas. Ha sido abadesa durante muchos años, presidenta de la Federación Nuestra Señora de Regla de Hermanas Clarisas de la antigua Provincia Franciscana de Granada, coordinadora de la Confederación de las Clarisas de españa y Portugal. Últimamente ha sido también Madre Maestra. Tenía una voz potente para alabar al Señor». explican desde la comunidad de Vélez-Málaga. Sor Carmen de Jesús, una de las hermanas de la comunidad, escribía en su semblanza: «Usted es un espejo en el que mirarnos cada una de sus monjas. Usted es una vida en orden y guardando hasta el último día la Regla y Forma de vida. En el oficio de lectura nos dijo con un leve movimiento de mano, "hasta siempre". Y con paso presuroso, sin que el polvo del camino se pegue a sus pies, mandó Nuestro Señor Jesucristo a sus ángeles para que escoltaran a su esposa a la morada eterna». «Madre Encarnación ha dejado una gran huella en cuantos la han conocido», afirma Sor Carmen, «su empuje y fuerza se puede palpar en el aire. Sus alumnas me cuentan de la familiaridad con la que las trataba. En ellas ha dejado asentados los cimientos de una vida. Siempre orando por los sacerdotes, hoy ellos ofrecen sus misas por usted. Aquella jovencita de apenas 17 años, que un día dejó su pueblo de La Alberca para seguir al amor de su alma, tras más de 70 años de vida religiosa y sin faltar un solo día a sus deberes de comunidad, nos dice hasta siempre», concluye en su semblanza. Su sobrino, Antonio Sánchez Barés, le dedicó este relato, a prosa y verso, con el que el lector se puede hacer una idea de la vida de esta religiosa y unirse a la acción de gracias de la Iglesia por ella: No es fácil imaginar aquel viaje que hace 74 años iniciaron tres mujeres desde La Alberca hasta Vélez-Málaga. Nuestra abuela Consuelo, su hija la joven adolescente Encarnación y mi madre que las acompañaba. Era la Semana Santa en Vélez-Málaga. Era un día de Viernes Santo: Marzo del 48 en el convento ingresó y a los seis meses cumplidos los hábitos ya tomó. Fue su vida de clausura llevada con devoción. No te dejó Madre mía en la dicha, en la aflicción. Vosotras, la comunidad de las monjas clarisas fuisteis su nueva familia. La que la hebéis querido, la que la habéis cuidado, la que habéis aprendido de ella, de su ejemplar vida de monja clarisa hasta el final de sus días, de su vida de pobreza y oración dedicada a Dios, todos sus sentidos puestos en Él: "Mis ojos para mirarte, mi voz para bendecirte, mi vida para servirte, mi corazón para amarte". Fue una vida plena la de sor Rosario y sor Encarna en el convento. Y ofrecieron cada día su vida al Señor: "A ofrecerte, Señor, vengo mi ser, mi vida, mi amor, mi alegría y mi dolor, cuanto puedo y cuanto tengo, cuanto me has dado, Señor". Y rodeada de su comunidad, en la mañana del 17 de marzo, en el coro, en la oración, entregó su alma a quien se la dio; así encontró sor Encarna la vida y la muerte que había deseado: "Y a cambio de esta alma llena de amor que vengo a ofrecerte dame una vida serena y uan muerte santa y buena Cristo de la Buena Muerte". Los cuerpos de las dos hermanas sor Rosario y sor Encarna emprenden hoy, jutnos su último viaje. "Y en su camino hacia el cielo, no las dejes, Madre mía, míralas con compasión". Y gracias a todo el pueblo de Vélez que tan bien las acogió. Los albercanos tenemos la confianza en al otra vida plasmada en nuestra cultura tradicional, en la Loa que cada año representamos a la Virgen de la Asunción en estos versos finales: Y en saliendo de esta vida os dará la gloria eterna. Descanse en paz. Antonio Sánchez Barés, sobrino