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Cosecha de julio 2006: seis nuevos curas y un diácono

Publicado: 17/07/2006: 859

La ordenación tuvo lugar en la Catedral el sábado 29 de julio

Que siete jóvenes estén dispuestos a decir sí para toda la vida, es noticia. Y que ese sea al servicio, mediante el sacerdocio, resulta aún más sorprendente. Es el caso de los siete jóvenes que el Sr. Obispo ordenó el sábado, 29 de julio, a las 11 de la mañana, en la Catedral de Málaga.

Estos jóvenes son Marcos Blanco, Germán García, Emilio López, Luis Alberto Quijada, Antonio Roda, Francisco Javier Velasco y Rubén Montoya. Aunque llevan varios años preparándose para recibir el sacramento del Orden y sirviendo en varias parroquias de la Diócesis, ahora llega el momento de que las comunidades parroquiales a las que irán destinados los acojan con generosidad. También es importante acoger a los sacerdotes que este año llegarán a Málaga procedentes de otros puntos de España.

Marcos Blanco

De 38 años, Cuevas de San Marcos. Hace 35 años que el pueblo de Cuevas de San Marcos vivió una ordenación sacerdotal, la de Francisco Molina, actual párroco de San Sebastián (en Coín). Y en esta ocasión, son dos los nuevos curas que proceden de esa localidad: Marcos y Antonio. La vocación de Marcos es una historia llena de “resistencias”, como él mismo la define. De pequeño era el monaguillo de su pueblo y formaba parte de los grupos parroquiales. Cuando vino a Málaga para estudiar Bachillerato y Biología, aparcó su fe, hasta que un día, un cura le propuso directamente que se hiciera sacerdote. La carcajada que soltó fue sonada, pero esa idea no dejó de rondarle en la cabeza, hasta que un día se lo planteó con seriedad. Marcos afirma que “la vocación es descubrir que Dios te estaba llamando desde siempre”.

Germán García

28 años, Vélez-Málaga. Si ustedes le preguntan a Germán que para qué se hace cura, él les responderá que “para servir a la Iglesia llevando el Evangelio, con obras y palabras, y siendo como soy, porque el Señor me llama con mis virtudes y mis defectos. Mi misión es llevar la misericordia de Dios a quienes me rodean, con lo más específico de mi vida de cura: los sacramentos; y también con mi hacer, con mi mirar, con mi querer, y con toda mi vida”.

Germán es el más pequeño de seis hermanos. A sus padres les costó entender que su hijo se iba al seminario, pero, poco a poco han comprobado que Germán es feliz y que sus preocupaciones son las preocupaciones de la gente de la parroquia.

Emilio López

De 26 años, parroquia de Santa Inés, en Málaga capital. Emilio es conocido, tanto en casa como fuera de ella, como Wally. Cuando acabó los años de formación en el Seminario de Málaga, el Sr. Obispo lo envió a Roma, para que se especializara en Teología Bíblica. De su estancia en Roma destaca que está aprendiendo “lo que es el compañerismo entre los sacerdotes; a caer en la cuenta de que todos somos parte de una misma Iglesia Universal; y a configurarme con Jesús, que crecía en sabiduría y en espíritu ante Dios y ante los hombres”.

Aún le quedan dos años más en Roma, así que no tiene ni idea de cómo será su vida de sacerdote en Málaga, pero está dispuesto para aceptar cualquier destino, ya que “los planes de Dios siempre son más altos que los nuestros”.

Luis Alberto Quijada

De 32 años, Sonora (Méjico). Luis Alberto es miembro de una familia mejicana de siete hijos. Su madre y una hermana compartirán la próxima semana la gran alegría de la ordenación sacerdotal de Luis, en representación de toda la familia. Luis destaca de sus años de formación en el Seminario que le han dado la oportunidad de prepararse para poder dar la respuesta de la fe a las situaciones reales que se encuentre en las parroquias.

Está convencido de que, cuando el Sr. Obispo le dé su destino, primero tendrá que conocer a la gente, celebrar con ellos, integrarse en la comunidad y, desde ahí, dar respuesta a las necesidades de la gente, ya sea con los inmigrantes, la catequesis de adultos, los niños, ec. Esto lo ha aprendido en el Seminario.

Antonio Roda

De 36 años, Cuevas de San Marcos. Es el segundo hijo de Cuevas de San Marcos que se ordena este año, un pueblo que celebrará el día como si de las fiestas patronales se tratara. En estos años de preparación al sacerdocio, Antonio ha vivido muchas experiencias que le han afirmado en su vocación como cura. Destaca, por ejemplo, la experiencia de encontrarse de frente con la debilidad humana, la muerte de dos de sus tías. Antonio ha comprobado que “en la debilidad y en la enfermedad, es Dios el que sostiene a la persona y a su familia” y que “el Evangelio es como verter dos gotas de tu propio sudor y tu propio trabajo en las heridas ajenas”, afirma Antonio. Su misión será la de sostener la esperanza de aquellos a quienes Dios le envía.

F. Javier Velasco

De 29 años, Fuente Piedra. “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?: me ha dado el don de la vocación, es el modelo de mi vida, cada día renueva mis fuerzas...”. Ésta es la acción de gracias de Javier a Dios, ante su inminente ordenación sacerdotal. Pero también tiene palabras de acción de gracias para sus padres, “que me han transmitido la vida y la fe”, para el Seminario y para todas las personas que le han ayudado en estos años de preparación, y, por supuesto, para la Virgen María, por su “SÍ” para siempre, en el que él quiere mirarse.Javier ha vivido este último año en los acogedores pueblos de Cuevas de San Marcos y Cuevas Bajas, de donde destaca “el deseo que tiene la gente de saber de Dios y de que se lo transmitas con tu vida”.

Rubén Montoya

De 27 años, granaíno de nacimiento: Rubén es un chico que se crió en Granada, pero procedía de Salobreña y ha terminado viviendo en Málaga. Entró en el Seminario porque le entusiasmó la vida del cura de su pueblo. Era, sencillamente, un hombre bueno que creía en Dios y se lo tomaba en serio. Pero, poco a poco, Dios le fue dando forma a ese primer entusiasmo: “no ha sido un camino fácil, pero Dios se ha hecho presente en mi vida en los momentos más difíciles y me ha hecho sentir la alegría de que estoy llamado por Él y acompañado, de que no es una ilusión mía, sino que va madurando con las experiencias positivas y negativas”. El próximo sábado será ordenado de diácono, un paso previo al sacerdocio, que se caracteriza por estar al servicio de la Palabra, de la Caridad y de la oración.

Autor: Revista Diócesis

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