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Bendición de una imagen de San Benito Menni, fundador de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón (Centro Asistencial Hospitalarias-Málaga)

El Sr. Obispo bendice la nueva estatua de San Benito Menni en el Centro de las Hospitalarias // E. LLAMAS
Publicado: 28/11/2022: 814

Homilía de Mons. Jesús Catalá durante la Eucaristía celebrada con motivo de la bendición de una imagen de San Benito Menni, fundador de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón en el Centro Asistencial Hospitalarias-Málaga.

BENDICIÓN DE UNA IMAGEN DE SAN BENITO MENNI,
FUNDADOR DE LAS HERMANAS HOSPITALARIAS
DEL SAGRADO CORAZÓN
(Centro Asistencial Hospitalarias-Málaga, 28 noviembre 2022)

Lecturas: Is 58, 6-11; Sal 111, 1-9; 1 Jn 3, 14-18; Mt 25, 31-46.

1.- Liberar al ser humano 

El pueblo de Israel daba mucha importancia al ayuno y a las prescripciones legales. Sin embargo, el profeta Isaías insiste en que el mejor ayuno es liberar a las personas de sus esclavitudes: «Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos» (Is 58, 6).
Queridas hermanas, personal sanitario y demás personas presentes, vuestra tarea más hermosa es liberar al enfermo del mal que padece, que es una esclavitud, proporcionándole una mejor calidad de vida. Existen muchas formas de esclavitud: físicas, psicológicas, morales, espirituales, culturales. Solemos dar más importancia a las esclavitudes materiales, pero pueden ser más profundas y dolorosas las otras. Gracias por vuestro trabajo de curación y de “humanización”, propio de vuestro carisma.

2.- Realizar obras de misericordia

El profeta Isaías insiste también en la práctica de las obras, que posteriormente se llamarían “de misericordia”: «Partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos» (Is 58, 7).

La recompensa es que «surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor» (Is 58, 8). Entonces brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía (cf. Is 58, 10). A quien hace el bien, Dios le recompensa con una vida luminosa, gozosa y fecunda. Su vida será algo maravilloso, porque el Señor guiará siempre, hartará el alma en tierra abrasada, siendo como un huerto bien regado y un manantial de aguas (cf. Is 58, 11).
A todos vosotros, que os dedicáis por trabajo y por vocación a cuidar a los enfermos como al mismo Cristo (cf. Mt 25, 40), os deseo que recibáis la promesa del Señor que iluminará vuestra vida y la hará alegre y fecunda como un manantial de aguas frescas. 

3.- Amar a los hermanos

La experiencia de ser amados nos capacita para amar, como dice el apóstol Juan: «En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos» (1 Jn 3, 16). 

Las palabras de Jesús referidas a quienes no aman son muy duras: «El que no ama permanece en la muerte» (1 Jn 3, 14). «El que odia a su hermano es un homicida» (1 Jn 3, 15). 

El Señor nos invita a amar verdaderamente de palabra y de obra (cf. 1 Jn 3, 18).

4.- Bendición de la imagen de san Benito Menni
Hoy bendecimos la imagen de san Benito Menni, fundador de la congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. Nació en Milán en 1841 e ingresó a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en 1864, siendo ordenado sacerdote en 1887. 

Restauró la Orden Hospitalaria en España y fundó en 1881 la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, junto a sus primeras discípulas, María-Josefa Recio y Angustias Giménez, en Ciempozuelos (Madrid).

La misión de la Congregación es atender a las personas con enfermedad mental, discapacitados físicos y psíquicos y otros colectivos vulnerables, ofreciendo una asistencia de calidad técnica y profesional, acompañada de una esmerada atención humana y una acogida liberadora.
La imagen de san Benito Menni, que hemos bendecido, nos ofrece un mensaje; lleva un libro en la mano, el evangelio que él hizo vida y su gesto de estar caminando, como si nos invitara a salir para evangelizar. Él ha encarnado el estilo de vida cristiana: cuidar del enfermo, dar de comer al hambriento, vestir al desnudo; él es un ejemplo vivo de Cristo. Por eso la Iglesia lo considerado digno de canonizarlo.

Damos gracias a Dios por la obra de Benito Menni, por su carisma y por el carisma que ha transmitido a las Hermanas Hospitalarias. Y damos también gracias a Dios por vuestra presencia en nuestra Diócesis y agradecemos vuestra dedicación incansable y vuestro generoso esfuerzo por actualizar el carisma fundacional de san Benito Menni. 
Pedimos al Señor que os bendiga con vocaciones nuevas, porque hacen falta personas que asuman el ideal precioso al que Jesús nos anima.

5.- La recompensa 

En el juicio personal y en el juicio final el Señor nos juzgará según nuestras obras: «Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras» (Mt 25, 32). 
Atender a los necesitados y a los más pobres es hacerlo al mismo Jesús, como él nos ha dicho: «En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40).

Quienes actuaron misericordiosamente son los que dieron de comer y beber, hospedaron al peregrino y migrante, vistieron al desnudo, cuidaron al enfermo, visitaron al encarcelado (cf. Mt 25, 36). 

Y a ellos les dirá el Juez eterno: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo» (Mt 25, 34). Estos irán a la vida eterna.

Y los que no actuaron misericordiosamente serán apartados, lejos del Señor (cf. Mt 25, 41), al castigo eterno (cf. Mt 25, 46).

En este mundo de cierta oscuridad la Virgen María aparece como aurora de un nuevo día y como estrella de la mañana. A través de ella las tinieblas pierden su fuerza y nos llega el Sol que nos trae salvación, Cristo Jesús. En este tiempo de Adviento esperamos anhelantes su venida y pedimos a la Virgen que nos acompañe, de la mano de Benito Menni; cogidos a ambas manos, podremos preparar un buen Adviento a la espera del Señor. ¡Santa María del Adviento y san Benito Menni, rogad por nosotros al Señor! Amén.

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