NoticiaPodcasts diocesanos

Los Reyes Magos a los ojos de Antonio Aguilera

Antonio Aguilera ante el Misterio de la Catedral de Málaga
Publicado: 29/12/2023: 15574

Epifanía

El sacerdote y profesor de Sagrada Escritura del Centro Superior de Estudios Teológicos San Pablo de Málaga, Antonio Aguilera, habla en El Espejo de Cope Málaga sobre el origen, los datos que conocemos de los Reyes Magos y cómo se llegó a la conclusión de que fueron tres.

Representan el anhelo interno del espíritu humano de conocer la verdad y la marcha hacia el encuentro con Cristo

Se dicen muchas cosas de los Reyes Magos, siempre se dice que venían de Oriente. ¿Pero se sabe exactamente de dónde venían y quiénes eran estos Reyes?

Me gusta recordar lo que dice el Evangelio de Mateo en su capítulo 2: “nacido Jesús en Belén de Judea en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían de Oriente se presentaron en Jerusalén, etc.”. Como vemos, este pequeño dato del evangelista Mateo nos da una cronología: tiempo del rey Herodes, que reinó de los años 37 al 4 a. C. y, nos da unos datos de topografía muy exacta en cuanto a dónde llegaron: a Jerusalén y hacia dónde iban: a Belén. Pero los datos no son tan exactos o más bien, son muy amplia en cuanto a de dónde provenían, de Oriente, Oriente es muy grande, evidentemente. Para un judío de la época Oriente era todo lo que había más allá del Jordán. Podemos pensar quizás de Persia, que aparece en muchos relatos. Algunos autores, en cambio, como fueron san Clemente, san Justino y Tertuliano, los hacen provenir de Arabia, la gran península arábiga, basándose en los dones que traían: incienso y mirra. Pero estos dones, se producían también en otros lugares. Posteriormente, Orígenes los hace venir de Caldea, de Mesopotamia, de la cuenca de los ríos Tigris y Éufrates, de Caldea. Otros han hablado de que venían de Etiopía, otros de que venían de la India. En definitiva, es difícil concretar más. Tal vez por esto la tradición posterior los ha hecho venir a cada uno de un continente, a Melchor de Europa, a Gaspar de Asia y a Baltasar de África, eso ya en la tradición posterior. Pero nosotros tenemos que quedarnos, lo que dice el texto: de Oriente.

Ha hablado de unos dones o regalos que le llevan al niño. Unos presentes con un significado especial, ¿verdad?

El regalo de oro a Jesús como rey, considerándolo rey. El regalo del incienso a Jesús considerándolo como Dios, el hijo de Dios. Y la mirra pensando en la pasión de Jesús. En el Evangelio de Juan capítulo 19, se habla de que Nicodemo, después de la muerte de Jesús, lleva mirra para ungir a Jesús. La unción, de alguna manera, es una oposición a la muerte, pensando que solo con la corrupción llega a ser definitiva. Entonces la mirra evitaría la corrupción y la misma vida de Dios habría vencido a la muerte. Entonces, por ahí van los tres dones, el oro, el incienso y la mirra.

Pero antes de llegar a donde se encontraba el niño recién nacido los magos tuvieron que parar en el palacio de Herodes, ¿por qué? ¿qué quería de ellos este rey?

En el Evangelio dice magos, no utiliza la palabra reyes. Herodes, por tanto, no los recibe como tales reyes. Los recibe con la astucia del tirano, porque, indudablemente, según cuenta la historia, era un gran tirano. Rescatando un par de textos que hablan de Herodes, el escritor florentino Giovanni Papini dice: “Herodes era un monstruo, uno de los más pérfidos monstruos salidos de los tórridos desiertos de Oriente”. Y otro historiador, Flavio Josefo, dice de él que “era un hombre atormentado noche y día por la idea fija de la traición. Que vivía en un estado claramente paranoico”. Verdaderamente la historia de Herodes primero el Grande, es muy cruda y cruel. De hecho, ejecutó a su propia esposa, Marianne, a dos hijos suyos, Alejandro y Aristóbulo, por la tensión que vivía, en el sentido de que pensaba que querían destronarlo. Entonces, Herodes es muy cruel y así aparece en los relatos. Y ahí, claro, llegan a Jerusalén estos magos y la pregunta que según el Evangelio dice ¿dónde ha nacido el rey? En realidad, todos estaban deseando que llegara un nuevo rey y poder librarse de Herodes, pero a la vez todos temían ese momento, porque Herodes, como era muy cruel, ante cualquier vislumbre de que alguien le podría sustituir, haría una matanza. De hecho, el Evangelio dice que cuando llegaron los magos e hicieron esa pregunta, Herodes se sobresaltó y todo Jerusalén con él. O sea, todo Jerusalén temía la reacción de Herodes. Y Herodes se sobresaltó porque como tirano tenía el miedo y la paranoia.

Y ¿Qué podemos aprender de los Reyes Magos?

Una primera cosa que podemos aprender es que eran hombres buscadores de la verdad. La palabra mago no es de origen hebreo, sino que proviene del idioma ario, de la palabra Magh. Eso luego se tradujo al griego por megas, grande, y al latín por Magnus. Eran personajes ilustres, nobles, personajes grandes culturalmente hablando. Se entiende, además, que eran como astrólogos o astrónomo. En definitiva, intentaban conocer la verdad, una búsqueda que llevaban innata. No se conforman con lo que ya tienen o conocen. Vislumbraron algo en el universo y fueron a ver lo que era.

Una segunda cosa que yo creo que podemos aprender de ellos es que se dejan impactar por los signos de la naturaleza convencidos de que Dios habla en ella. Representan el anhelo interno del espíritu humano de saber, de conocer la verdad y la marcha de la razón humana hacia el encuentro, en nuestro caso, con Cristo. En resumen, tienen una apertura universalista. Y eso es lo que nos expresa también la fiesta de la Epifanía, en este caso, manifestación de Dios, pues la primera epifanía, la primera manifestación a María y a José, casi podremos decir una manifestación familiar. La segunda epifanía a los pastores, una manifestación a su pueblo y a su gente. Y una tercera manifestación o epifanía a los magos, a los que vienen de lejos, de Oriente, a los hombres de ciencia. Son distintas manifestaciones de las que podemos aprender, también de su actitud. Estos últimos, eran hombres importantes, nobles, ilustres, pero llegan y se postran. Postrarse ante Dios es la actitud del hombre sensato. Y en último lugar, yo creo que otra cosa que podemos aprender es, que llevan los dones que tienen, o que ellos consideraban más valiosos. Pues debemos hacer igual que ellos, poner ante Dios los dones mejores que tengamos. La vida entera, pero especialmente, esos mejores dones que tengamos. Yo creo que de los magos podemos aprender muchas cosas.

Unos magos que se dice muy frecuentemente que eran tres, pero no hay seguridad. Es que este dato no aparece en el Evangelio, pero la tradición lo ha ido viendo así. Orígenes en el siglo I habla de tres, basándose en los dones que llevaban, oro, incienso y mirra. Más tarde la tradición fluctúa, san Juan Crisóstomo habla de doce, en las catacumbas de San Pedro de Roma aparecen representados dos, en las catacumbas de Domitila, también en Roma aparecen representados cuatro, pero finalmente, la tradición se asentó en tres, apoyándose en la Trinidad y en las tres edades del hombre, juventud, madurez y vejez. De ahí viene la tradición. El cómo se llamaban, pues no se sabe propiamente, pero ya en el siglo VII de nuestra era, en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de París aparecen los nombres insinuados. En el siglo IX ya se dan los nombres actuales. Y en el siglo XII, san Beda Venerable hasta hace una descripción de cómo era cada uno de ellos. Muy curiosa.

Lo de Reyes, ¿de dónde viene?

El relato del Evangelio dice magos, simplemente. Parece que, en el texto de Mateo, Salmo 72 versículos 10 y 11 dice: “venían los reyes de Tarsis y de las Islas y les traían tributo y los reyes de Sabá les traerían presentes”. Pues acercándose a ese Salmo 72, se entiende o se les da la categoría de reyes y también basándose en un texto del profeta Isaías: capítulo 60, versículo 3, donde dice: “que caminarán las naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu aurora”. Y así algún otro texto, también de Isaías, en el mismo capítulo, versículo 6, “un sinfín de camellos te cubrirá, jóvenes dromedarios de Madián y Efá, todos ellos de Sabá, vienen portadores de oro y de incienso y de mirra”. Y mezclando esas tradiciones se le da el nombre también de Reyes. Una preciosa y bonita tradición que nos llama a todos a vivir con esperanza, con ilusión y a vivir dando a los demás el mejor regalo que tengamos, nuestra propia vida.

¿Alguna lectura que nos recomiendes?

Lo primero leer los dos relatos del Evangelio que hablan de estos pasajes, que son los capítulos 1 y 2 de los evangelios de Mateo y Lucas. Hablan de los momentos del nacimiento, de la infancia de Jesús y de todo lo que ocurrió en aquel momento. Además de a Mateo y Lucas, viene muy bien también leer el profeta Isaías en su capítulo 9 donde plantea ese Mesías que se estaba esperando, ¿quién era? y en el capítulo 11 plantea ¿qué espíritu tenía? Y tras su llegada, ¿cómo sería nuestra vida, nuestra naturaleza? se renovaría la naturaleza entera. Es un capítulo precioso, el 11 de Isaías 1 al 10. Esto es cuanto, a lectura bíblica, en resumen: Mateo y Lucas 1 y 2; Isaías 9 y 11. Como literatura más nuestra, más cercana, a mí me encanta el libro de José Luis Martín de Descalzo, “Vida y misterio de Jesús de Nazaret”. Está editado en tres tomos, el primero, los comienzos en este caso. Martín Descalzo escribe muy bien y científicamente muy bien documentado, con una literatura muy fácil de entender y de una espiritualidad muy honda. A mí este libro me encanta. También de Joseph Ratzinger, posterior, Benedicto XVI, “La infancia de Jesús”, que también está muy bien documentado y teológicamente pues de un gran maestro.

¿Qué le has pedido los reyes?

Les pido, como como todo hijo de vecino, un tiempo de paz, de concordia, en el que todos los hombres puedan tener lo necesario para vivir y que todos vivamos con verdad y honradez. Y personalmente le pido tiempo, para poder leer tranquilo, rezar tranquilo y para conversar con la gente. Porque son tres cosas que me encanta hacer y que a veces la falta de tiempo no te deja hacerlas. Porque regalos materiales no los necesito, con lo que tengo en apaño perfectamente.

 

Colabora con la información diocesana

Beatriz Lafuente

Licenciada en Periodismo e Historia. Casada desde 2011, es madre de un hijo.

beatrizlfuente
Más noticias de: Podcasts diocesanos