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«Las cosas de Dios hay que vivirlas con la propia entrega e ilusión»

Publicado: 05/05/2023: 7165

D. José Miranda

Semblanza de D. José Miranda Sainz leída en su funeral por el sacerdote Francisco González Gómez

D. José Miranda Sainz nació en Antequera (Málaga) el 6 de junio de 1927, por lo que en unos días cumpliría los 96 años, uno de los sacerdotes actualmente más longevo de nuestro presbiterio. Primer fruto del matrimonio formado por Francisco y Ana Luisa. Después nacerán dos hermanas más, Ana Luisa y María Jesús. Ayuda en un negocio de artesanía textil con su padre. Años felices vividos en familia que pronto van a quedar truncados por la muerte prematura de sus padres.

Trabaja en la Caja de Ahorros de Antequera y cuida de sus hermanas.  Pero en su corazón ha sentido la llamada del Señor para ser sacerdote y, a la edad de 25 años, ingresa en el Seminario de Málaga, incorporándose en el 2º curso de Filosofía. Era lo que se denominaba en aquel tiempo, “vocaciones tardías”.

Años de estudio y de profunda  formación sacerdotal, muy centrado y organizado, como va a serlo durante toda su vida, que culminará con la Ordenación Presbiteral que le confiere el  Sr. Obispo D. Emilio Benavent Escuín, el 1 de noviembre de 1959, festividad de Todos los Santos, en la Parroquia de los Santos Mártires de Málaga, junto a siete seminaristas más.

Comienza su ministerio trabajando en la Secretaría del Sr. Obispo hasta junio de 1961, siendo nombrado por unos meses Ecónomo de Sedella y encargado de Salares, completando el curso como Vicario Episcopal de Estepona.

En agosto de 1962 es nombrado Ecónomo de Padre Jesús de Ronda y Profesor de religión del Patronato Militar. Durante los 9 años que pasará en esta bella localidad de la Serranía, asumirá diversas tareas: Director del Colegio Menor S. Francisco, Ecónomo de la Parroquia Espíritu Santo, Director del Colegio Menor y Patronato Militar y Profesor de religión del Centro de Patronato de Enseñanza media de Ronda. Intensos años de misión que dejaran una profunda huella.

En el mes de julio de 1971 es trasladado a la Costa del Sol, donde permanecerá cuatro años siendo Ecónomo del Santo Cristo de Marbella y  Encargado y, posteriormente, Ecónomo de la Parroquia de la Encarnación de Marbella.   

En octubre de 1975 va a tener un cambio significativo en las tareas que se le encomienda: Administrador Diocesano y Adscrito a la Parroquia del Sagrario de Málaga. Será también Vice-Director de la Escuela de Teología, que en ese tiempo se crea, y Pro-Vicario General de la Diócesis hasta septiembre de 1995.

Antes, en septiembre de 1980, es nombrado Ecónomo de la Parroquia S. Pedro de Málaga, donde permanecerá 30 largos años sirviendo a aquella comunidad cristiana del Barrio del Perchel malagueño. Ahí va a realizar una hermosa labor evangelizadora, destacando por su fidelidad, prudencia, austeridad y entrega, contando con la admiración y afecto de todos los feligreses. En  él se cumple lo que la Iglesia proclama en el prefacio de la Misa de San José: “Porque él es el hombre justo…el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu Familia para que, haciendo las veces de padre, cuidara a tu único Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo, Jesucristo, Señor nuestro”. En la homilía de la toma de posesión de su sucesor, D. Alfonso Crespo, el 26 de septiembre de 2010,  D. Jesús,  nuestro Obispo,  pronunció estas palabras: “Damos gracias a Dios por la presencia de D. José Miranda, que ha sido párroco de San Pedro hasta hoy durante treinta años cumplidos, desde 1980. Largos años de servicio al Señor y a vosotros: predicando la Palabra, perdonando en nombre de Jesús, consagrando el cuerpo y la sangre del Señor y distribuyéndola a los fieles, dando buen testimonio de fe. Pedimos al Señor que le siga bendiciendo y ayudando en esta nueva etapa de su vida; y que le recompense el ser un “hombre de Dios”. A él nuestro más cariñoso agradecimiento”.

Durante esos años va a ser también Delegado Diocesano de Economía, Miembro de la Junta del patrimonio cultural y artístico, Vicario Episcopal para asuntos económicos, Director de la Residencia Sacerdotal y Pro-Vicario General de la Diócesis.

En 2006 fue nombrado Prelado de Honor de S.S.

Tantas horas pasadas en las Oficinas de nuestro Obispado, atendiendo con discreción y afecto a todo el que lo requería. Él era la persona a la que   acudíamos en las dudas que se nos presentaban en nuestros despachos parroquiales y, amablemente, siempre nos las resolvía.

Durante años aceptó con alegría y disponibilidad la petición que le solicitaba el Rector del Seminario, para que explicara a los seminaristas, próximos a recibir la ordenación sacerdotal, el funcionamiento de los documentos y libros parroquiales. Sus claras y prácticas explicaciones han sido siempre verdaderamente útiles. 

Pero los años pasan y, tras dos fracturas de cadera, debe abandonar la Residencia sacerdotal, donde ha vivido un buen número de años. El  21 de marzo de 2015 entra a formar parte de la familia de la Residencia El Buen Samaritano. Aquí ha pasado 8 años, recibiendo el afecto y los cuidados del personal y de todos los residentes, pudiendo acompañar a su hermana Ana Luisa, también residente en la casa y que falleció el pasado año. Él decía encontrarse muy bien, como en “una especie de retiro espiritual en el Monasterio de Yuste”.  Las visitas de los amigos y, especialmente, de su hermana María Luisa, sus sobrinos y sacerdotes amigos siempre les eran muy gratas y las agradecía mucho. 

Hasta el último momento ha mantenido su sentido evangélico. Cuando lo visitamos el pasado martes, en medio de los dolores y falta de fuerzas, nos dijo unas palabras que me apresuré a escribir para poder conservarlas: “las cosas de Dios hay que vivirlas con la propia entrega e ilusión…” y “el Señor nos ayuda a vivir la fe con todas sus consecuencias...”  Creo que son un reflejo, y magnífico resumen, de lo que ha vivido en su larga existencia.  

Damos gracias a Dios por D. José, por tanto bien como ha hecho a nuestra Diócesis y a cada uno de nosotros y, estamos seguros, que seguirá intercediendo ante nuestro buen Padre Dios, por nuestra querida Diócesis malacitana. Que María lo cuide y proteja con su corazón de Madre. Descanse en paz. 

Francisco González Gómez

5 de mayo de 2023

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