NoticiaPeregrinaciones De la XI a la XIV estación del Via Crucis Publicado: 14/04/2014: 17854 XI estación: Jesús es crucificado Justo al lado, no podía ser de otro modo, veneramos junto al altar donde se celebra en el Gólgota, la Eucaristía de rito latino: el lugar donde fue clavado en la cruz, bajo la mirada de su madre. Contemplar el magnífico mosaico sobre el altar nos hace entristecernos sobremanera, apesadumbrados, algunos peregrinos miran hacia arriba y se encuentran en el techo con un medallón del siglo XII, único superviviente del periodo cruzado que nos muestra: “la Ascensión de Jesús”. Hasta en los peores momentos hay que mirar hacia arriba, elevarse: ¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza! Jamás el bosque dio mejor tributo en hoja, en flor y en fruto. ¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza con un peso tan dulce en su corteza! XII estación: Jesús muere en la cruz Una larga fila de peregrinos espera su turno para tocar bajo el altar Griego la roca del Calvario, allí hay una abertura: el lugar donde hincaron la cruz. Esperamos nuestro turno y de rodillas, palpo el lugar, es suave y circular y de repente me parece escuchar: Elí, Elí, ¿Lama sabactaní? No me quiero ir, y los popes ortodoxos me apremian a dejar el lugar a otro peregrino. Dejadme un rato más, dejadme a ver si aprendo a morir cada día y a soltar las amarras de mi soberbia. ¡Qué difícil dejar mis seguridades y abandonarme en las manos de nuestro Padre! XIII estación: Jesús es delcolgado de la cruz Poco a poco, los peregrinos nos volvemos a agrupar y descendemos con Él desde la Cruz a la piedra de la unción, la misma que vimos al entrar. Peregrinos de rito oriental literalmente se tiran al suelo y con perfumes ungen la piedra para retirarse persignándose ostentosamente. Me emociona ver tanta actividad, piedad popular y compromiso que cada vez se valora menos en occidente. ¡Qué distinto tuvo que ser aquel momento, cuando María lo tomó en sus brazos, lo miró y pensó en todos los hombres, sus nuevos hijos! Perfume de la humildad y del amor. XIV estación: Jesús es sepultado Buscando entre muertos al que vive, el nerviosismo de encontrar la tumba vacía, vértice de mi fe. Recuerdo el himno: Muerto le bajaban a la tumba nueva. Nunca tan adentro tuvo al sol la tierra. Daba el monte gritos, piedra contra piedra. En el centro de la nave circular, en la Anástasis (Resurrección) se encuentra el edículo marmóreo del Sepulcro propiamente dicho. Venerado desde los comienzos de nuestra era, es un lugar que quema el corazón. Sólo un paso dista de la gloria de la Resurrección. Aquí no termina el Via Crucis, pues aquí comienza la Resurrección. No es un lugar de llanto, sino de esperanza. De aquí sale la luz al mundo.