NoticiaBlanco sobre Negro Santiago Correa: «Cuando éramos niños jugábamos a decir Misa» Santiago Correa // E. LLAMAS Publicado: 01/10/2019: 17445 Entrevista a Santiago Correa Rodríguez, sacerdote diocesano nacido en 1936 y ordenado en 1961. ¿Cuál ha sido el día más feliz de tu vida? Sin dudarlo el día de mi ordenación sacerdotal. Recuerdo con cariño y admiración la belleza y emoción de aquella liturgia tan cargada de símbolos actualmente desaparecidos y con la presencia de mis padres hermanos y compañeros en el rito sagrado. Naciste cuando empezó la guerra civil española ¿Qué es para ti el paso del tiempo? Un regalo de Dios, del que tenemos que dar cuenta. Y hay que saber vivirlo, teniendo presente que hay tiempo de trabajo y tiempo de descanso. Los dos tiempos son muy importantes. ¿Cuáles son tus diversiones favoritas? Las lecturas de buenos libros de historia, sobre todo de la Iglesia. Me gustan mucho las novelas y la visión de buenas películas especialmente las de contenido histórico. También el viajar, aunque a mis años resulta más problemático. ¿Qué es para ti lo más importante del sacerdocio? La celebración de la Eucaristía. La predicación de la Palabra de Dios. La donación y la entrega. ¿Qué diferencias aprecias entre el ayer y el hoy respecto a la figura del sacerdote? La diferencia es muy grande. En los días de mi niñez, el sacerdote era muy querido y respetado. Cuando los niños veíamos a un sacerdote por la calle, corríamos para besarle la mano. Era también significativo que los niños jugáramos a “decir misa”. Esto hoy es impensable. A tu juicio, ¿cuál es hoy el principal problema de la Iglesia Católica? Son al menos dos: la escasez de vocaciones sacerdotales y religiosas y la disminución de familias hondamente cristianas. La familia cristiana es como la tierra abonada en la que germina la semilla de la vocación. En una familia de médicos, nacen médicos. En una familia cristiana surgen las vocaciones. Hoy lamentamos la inconsistencia de la familia, la falta de un amor auténtico, el divorcio, la ruptura matrimonial… La gente hoy no se casa, se junta. Y como la familia es la transmisora de los grandes valores, al fracasar la familia, se olvidan los grandes valores de la moral cristiana. Eres uno de los párrocos más ancianos que permanecen en activo en Málaga capital ¿Volverías a ser sacerdote? Si se repitieran las mismas circunstancias vividas en el seno de una familia cristiana como así fue en mi caso, sin duda que volvería. Pero si hubiera nacido en un país musulmán, no sé lo que sería de mí. ¿Cómo te gusta vivir? Teniendo presente a Dios en todo. Cumpliendo con mi deber, haciendo el bien posible y ayudando a los demás. ¿Cómo te gustaría morir? Como San José, en los brazos de Jesús y de María.