NoticiaActualidad Otro tipo de mujer trabajadora Publicado: 19/03/2006: 252 • Son religiosas y se encargan de atender a las personas inmigrantes Cuando aún tenemos fresca en la memoria la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, nos fijamos en otras mujeres, las religiosas, que trabajan por el Reino de Dios. Las Hijas de María Inmaculada tienen en Málaga capital su residencia en calle la Victoria, nº 72, comunidad compuesta por 17 hermanas, con una media de edad de 63 años. Son conocidas como las hermanas del servicio doméstico, porque su congregación, nacida a mediados del siglo XIX, atendía a las jóvenes que llegaban a las grandes ciudades para “servir”. Hoy, esa situación de soledad y pobreza ante una sociedad desconocida está protagonizada por la mujer inmigrante. La fundadora, Santa Vicenta María, animaba a sus hermanas en el seguimiento de Jesús, en el deseo de hacer presente a Dios en el mundo. Manoli, superiora de la comunidad de Málaga capital, nos cuenta que su misión apostólica es “la evangelización a la joven más necesitada, procurando que tome conciencia de su vocación humana y la realice en orden a su último fin y al bien de la sociedad”. Por este centro social pasan cada semana unas 80 chicas inmigrantes, aumentando esta afluencia en septiembre y octubre. Suelen ser mujeres entre 18 y 45 años, procedentes en su mayoría de hispanoamérica, el este de Europa y Marruecos. Suelen estar interesadas en formarse laboralmente para trabajar en el servicio doméstico o la atención a enfermos y mayores. Los problemas que traen consigo son la escasez de recursos económicos, el desconocimiento del idioma y de las costumbres, la falta de información sobre sus derechos y deberes laborales, la situación de infravivienda en que se encuentran, los problemas de integración escolar de los niños, la discriminación en el mercado laboral, el desarraigo familiar, la pérdida de identidad cultural y religiosa y la soledad. Las hermanas, con la atención personalizada y las actividades concretas, les ofrecen acogida, orientación e intermediación laboral, pero sin limitar su preparación al trabajo, sino buscando una formación integral que incluya aspectos humanos, culturales y religiosos que les capaciten para desempeñar un empleo digno y también les proporcionen un mayor bienestar personal, mayor seguridad para ellas y sus familias. Para desarrollar estas tareas, las hermanas cuentan con la ayuda de un equipo de profesionales y voluntarios, aunque la fuente de su fuerza la encuentran en el díalogo personal con Dios por medio de la oración, a la que dedican largos ratos al día, y también, en el contacto directo con las mujeres que acogen y en el compartir la vida en comunidad. Autor: Revista Diócesis