«Hablar de Venezuela en estos momentos podría parecer una película de terror, afirmó el misionero. Las noticias que llegan son a cuentagotas. Hay que reconocer que se están violando los derechos humanos por parte de las instituciones del Estado. La población está pasando una terrible hambre. Falta lo más básico y fundamental para las personas. Se ha acrecentado la violencia, la escasez de alimentos y de medicinas. Los servicios que siempre han sido escasos, ahora lo son peor que nunca». 

Báez se refirió, asimismo, a la situación de violencia que vive el país: «Más de una vez me han puesto una pistola en la frente. Hace un año, camino a Caracas, paré a comer junto con un matrimonio (ella embarazada), y unos jóvenes, a punta de pistola, se llevaron el coche. Luego tuvimos que pagar un rescate para recuperarlo. Cuando te amenazan, cuando arriesgas la vida, pasas miedo. A mí no me preocupa comer arroz todos los días, lo que sí me preocupa es el problema de la injusticia, la injusticia cómplice de las instituciones y de los gobiernos».

En medio de esta "película de terror", el trabajo de los misioneros se hace aún más necesario: «el Evangelio sigue siendo fuerza. El trabajo que están haciendo los sacerdotes Juan Manuel Barreiro y Manolo Lozano, para seguir creando esperanza es importantísimo. Venezuela está sufriendo. Le doy gracias a Dios por todo lo vivido pero mi corazón se quedó allí».

Tras el encuentro del líder venezolano con el Papa, se anunció el inicio de conversaciones entre el Gobierno de Maduro y la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) el próximo 30 de octubre en Isla de Margarita.

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