El retiro comenzó a las 10.00 horas, con el rezo de Laudes. A continuación, el sacerdote Alfonso Fernández-Casamayor inició su reflexión «que tuvo como eje la tentación de la mundanidad espiritual a la que el papa Francisco está dando tanta importancia no sólo en la Exhortación apostólica "La Alegría del Evangelio" sino también en otros discursos y homilías recientemente publicados. Exhortó a vivir como discípulos-misioneros cuyo corazón esté atrapado por Jesucristo y no por los intereses personales; animó a dejar que sea Dios quien mande en nuestra vida y que su Gracia sea una prioridad permanente en la vida de los cristianos», explica el párroco de El Salvador, Miguel Ángel Criado. El retiro concluyó con una oración comunitaria cerca de las 2 de la tarde.