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Bendición con motivo de la ampliación del "Órgano del Sol Mayor" (Parroquia La Encarnación-Marbella)

Publicado: 21/07/2023: 5650

Homilía del Sr. Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, durante la Eucaristía con motivo de la bendición de la ampliación del "Órgano del Sol Mayor" de la parroquia de La Encarnación de Marbella.

BENDICIÓN CON MOTIVO DE LA AMPLIACIÓN DEL “ÓRGANO DEL SOL MAYOR”

(Parroquia La Encarnación-Marbella, 21 julio 2023)

Lecturas: Ex 11, 10 — 12, 14; Sal 115, 12-13.15-18; Mt 12, 1-8.

1.- Nos hemos reunido esta tarde para dar gracias a Dios por la rehabilitación y ampliación del “Órgano del Sol mayor” de la parroquia de La Encarnación (Marbella), que lleva ya largo tiempo siendo instrumento de alabanza al Señor en las celebraciones litúrgicas y también mediante los conciertos habituales.

La primera parte o fase del órgano fue bendecida el día 15 de agosto de 1972 por el párroco D. Rodrigo Bocanegra. Hoy damos gracias a Dios por la ampliación y (terminación) del mismo, cincuenta años después.

Deseo agradecer al párroco, D. José, y a los párrocos que han regentado esta gran parroquia el cuidado de la música sacra en la liturgia; agradecimiento que extiendo a la Asociación “Amigos del Órgano del Sol Mayor”, que, con fidelidad y tesón colaboran en las actividades musicales y cuidan del órgano para que siga cumpliendo su hermosa y delicada misión. Damos las gracias, asimismo, al Excmo. Ayuntamiento de Marbella por su colaboración.

El Salmo nos ha invitado a dar gracias a Dios por todos los beneficios, que de Él recibimos: «¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» (Sal 115, 12). Todos estamos, o debemos estar, agradecidos al Señor por tantas cosas que nos regala; empezando por la vida natural y vida sobrenatural recibida en el bautismo y terminando por tantas gracias y dones que recibimos de la providencia de Dios.

Y el mismo salmista responde: «Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor» (Sal 115, 13). Eso es lo que hacemos esta tarde: alzamos la copa de la salvación, es decir, el cáliz de la sangre de Cristo, para dar gracias al Señor.

Ofrezcamos a Dios nuestra alabanza, invocando su nombre (cf. Sal 115, 17) y cantando sus maravillas.

2.- El Concilio ecuménico Vaticano II, continuando la línea de la rica tradición litúrgica de los siglos anteriores, afirmó que la tradición musical de la Iglesia “constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne” (Sacrosanctum Concilium, 112).

Los cristianos, queridos hermanos, siguiendo los diferentes tiempos del año litúrgico, han expresado su acción de gracias y su alabanza a Dios con himnos y cánticos espirituales.

En la tradición bíblica encontramos numerosos testimonios de cantos, himnos y alabanzas, para dar gloria a Dios y celebrar diversos acontecimientos. Los peregrinos llegados a Jerusalén, al cruzar las puertas del templo alaban al Señor “tocando trompetas, con arpas y cítaras, con tambores y danzas, con trompas y flautas, con platillos sonoros” (cf. Sal 150, 3-5). El profeta Isaías exhorta a cantar con la cítara en el templo del Señor, en señal de gratitud, todos los días de la vida (cf. Is 38, 20).

Siguiendo la antigua tradición judía (cf. 1 Cr 16, 4-9.23; Sal 80), de la que se habían alimentado Cristo y los apóstoles y discípulos (cf. Mt 26, 30; Ef 5, 19; Col 3, 16), la música sacra se ha desarrollado a lo largo de los siglos, según la índole propia de las culturas, tanto en Oriente como en Occidente.

La terminación del “Órgano del Sol Mayor” es un motivo de acción de gracias, porque es un instrumento de alabanza y de gloria al Señor.

3.- La alegría cristiana marca el ritmo de todos los días de la semana y hace resonar con fuerza el domingo, “Día del Señor” (Dominus). El canto y la música son signos de la presencia y de la acción del Espíritu Santo, que expresan la comunión con la Trinidad. La liturgia se convierte entonces en una alabanza a la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Pablo VI, en su constitución apostólica “Laudis canticum”, con la que promulgó en 1970 el “Oficio divino”, expresa la vocación profunda de la Iglesia, llamada a vivir el servicio diario de la acción de gracias en una continua alabanza trinitaria. La comunidad cristiana de La Encarnación y Marbella entera quiere unirse a esta alabanza trinitaria.

“El cántico de alabanza que resuena perpetuamente en el cielo y que Jesucristo, sumo sacerdote, trajo a la tierra ha sido acompañado por la Iglesia constante y fielmente, con una espléndida variedad de formas, a lo largo de los siglos” (Laudis canticum. 1.11.1970).

4.- Como recordaba el papa Juan Pablo II: “La Iglesia (...) al tributar culto a la Santísima Trinidad, se ha servido de la música y del canto para expresar los sentimientos más profundos del cristiano: la adoración (porque solo adoramos a Dios), la acción de gracias, la súplica, la impetración, el dolor, el impulso espiritual” (Homilía con ocasión del primer Centenario de la "Asociación Italiana Santa Cecilia", 21.09,1980). Todas ellas son acciones que salen del corazón como alabanza al Señor de la Vida, al Señor de la Belleza, al Señor de la música y el Canto.

La música religiosa construye puentes entre el mensaje de salvación y quienes aún no conocen a Cristo, el Salvador del mundo, pero son sensibles a la belleza, porque “la belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente" (Pablo VI, Cana a los artistas, 16). La belleza hace posible un diálogo fecundo y fructuoso.

5.- Marbella es una ciudad cosmopolita, donde se dan cita personas de todo el mundo, con creencias religiosas diversas. La música contribuye a compartir experiencias religiosas y de transcendencia, que pueden ayudar a encontrar a Dios, autor de la belleza y del bien. ¡Que Él nos ayude a descubrir nuevos caminos de diálogo con todas las personas que encontramos!

Os invito a que este órgano, completado ya en su fase final, sea instrumento de diálogo fraterno entre personas, diálogo ecuménico entre cristianos y diálogo religioso entre creyentes de diversas religiones.

Y que la parroquia de La Encarnación, como ya viene siendo, continúe como lugar de encuentro. Bien sabéis los sacerdotes que regentáis esta parroquia que es un lugar de encuentro entre personas muy diversas, entre cristianos y creyentes de otras religiones. ¡Ojalá estos encuentros nos acerquen más a Dios!

Las comunidades cristianas (parroquias) de Marbella tienen la misión de proclamar el Evangelio a todas las personas que pisan esta hermosa tierra. La música tiene la virtualidad de interconectar y de relacionar gentes de diversas procedencias, culturas, etnias y religiones. Juntos podemos caminar hacia la patria celestial, fieles a la misión de servir el Evangelio.

La Santísima Virgen María, bajo la advocación del Carmen, con su canto del “Magnificat”, nos ayude a cantar las inefables maravillas de Dios; las que hizo en Ella, en nosotros y en todas las personas. La Virgen cantó las alabanzas de Dios y las maravillas que realizó en Ella.

Ella, Madre de la Iglesia y esposa del Espíritu Santo, nos invita a penetrar en el corazón mismo de Dios y a ser testigos de su infinito amor. Amén.

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