NoticiaCorpus Christi Yunquera ha vivido el Corpus de la desescalada Publicado: 12/06/2020: 17156 Este jueves, la localidad de Yunquera no ha podido celebrar su tradicional Corpus con la custodia recorriendo las calles del pueblo adornadas con ramas, hojas de palmera y elementos naturales. No obstante, muchos vecinos han querido engalanar sus casas porque la procesión de las procesiones va por dentro. El párroco, José Manuel Bacallado, ha sido uno de los invitados de El Espejo de COPE Málaga. Escucha aquí la entrevista con el párroco de Yunquera. El párroco de Yunquera, José Manuel Bacallado, ha explicado en El Espejo de COPE Málaga cómo ha sido una celebración que será recordada por lo que no pudo ser, aunque fue también muy vivida: «el Corpus lo hemos celebrado como cualquier año más, porque el Señor es mucho más grande que el poder o no poder sacarlo en procesión». Bacallado ha explicado que «la gran fiesta que celebramos el día del Corpus es la sencillez, es decir, creernos de verdad que algo tan grande como Dios, lo más grande, que es Dios, puede estar realmente en un pequeño trozo de pan. Esa es la curiosidad que nos tiene que mantener vivos. Esa curiosidad y esa certeza de lo impresionante que celebramos. Cuanto más profundizamos en el misterio de la Eucaristía, en vez de acercarnos a Dios, en vez de dar un paso hacia Dios, en el fondo nos alejamos un paso más, porque nos damos cuenta de la grandeza que lo rodea. Esa grandeza puede con nosotros y eso, al fin y al cabo, es la oportunidad que nos da Dios de hacer un ejercicio de humildad para acercarnos a Él». Este año, además de adornar sus balcones y fachadas, los vecinos de Yunquera han tenido que adornar especialmente sus corazónes para recibir al Señor en la Eucaristía. ¿Cómo adornar ese balcón interior? El párroco de la localidad serrana responde que «Dios te ve como eres y te quiere mejor. Esta es la mirada que tenemos que ofrecer, así es verdaderamente como tenemos que preparar nuestros balcones. El mundo dice que hay que mantenerse en pie que hay que mantenerse fuerte, pero en la vida hay que romperse. Más que cuidarse, yo creo que al final lo que Dios nos pide para que lo acojamos para que pase por nuestra puerta, por nuestras fachadas es lo más natural, lo más natural es darse, gastarse. Hay que llegar al final de la vida con esas cicatrices. Son heridas que, al mirarlas, decimos "las tenemos por que hemos amado". Hay que gastarse en algo que realmente valga la pena».