A tan sólo un día del inicio del V Encuentro Mundial de las Familias (EMF) y a nueve de que Benedicto XVI aterrice en Valencia, en la que será su primera visita a España como Papa, la ciudad vive ya volcada en lo que constituirá el acto más multitudinario de su historia.

A través de un bando, la alcaldesa, Rita Barberá, ha animado a los ciudadanos a decorar sus balcones y a mostrar su alegría en la hospitalidad y el cariño con que reciban al Pontífice y a los cientos de miles de visitantes que llegarán en los próximos días.

La primera autoridad municipal no ha ocultado nunca su orgullo y satisfacción por el hecho de que Valencia fuera elegida por Juan Pablo II entre todas las ciudades del mundo como sede del V EMF y recuerda que se trata del tercer viaje de Benedicto XVI, algo «muy singular, ya que el primero fue a su patria, Alemania; el segundo lo hizo a la patria de Juan Pablo II, Polonia, y su tercer viaje es a nuestra ciudad», precisó Barberá.

Poco a poco comienzan a llegar peregrinos, las calles se visten de blanco y amarillo -colores del Vaticano-, presentes en las banderas, flores y adornos urbanos, y se ultiman todos los preparativos en los escenarios de los actos principales del V EMF.

También el dispositivo de logística, seguridad y sanidad está ya a punto para acoger a los cientos de miles de visitantes que llegarán procedentes de los cinco continentes. A fecha de hoy hay ya acondicionados más de un millón de metros cuadrados y se han preparado zonas especiales para ancianos y enfermos con más de 70.000 sillas -un número equivalente a casi la capacidad del estadio Santiago Bernabeu-, y se han instalado toldos de rafia para dar sombra en más de 6.000 metros cuadrados.

Además, están colocadas ya las 50 pantallas y cien torres de megafonía para que todos los peregrinos puedan ver al Papa y seguir sus palabras desde que aterrice en el aeropuerto de Manises.

La ciudad ha quedado dividida en 128 sectores que están siendo marcados con 80 kilómetros de vallas, el equivalente a vallar el canal de Suez que une el Océano Pacífico con el Atlántico, y se han instalado 3.000 fuentes que permitirán paliar la sed y el calor a los asistentes a los actos más multitudinarios. También están preparadas las 30 carpas que ofrecerán bocadillos, fruta, helados, agua y horchata, y se está reforzando el dispositivo de limpieza con 600 contenedores.

Cerca de 70 actos culturales, entre conciertos, exposiciones, teatro y actividades de animación en la calle, entretendrán a los peregrinos del 1 al 9 de julio y sobre todo el fin de semana del Papa. Las calles y centros culturales de la ciudad mantendrán una intensa actividad ya que a la oferta habitual se sumará una amplia programación especial. En el aeropuerto, las estaciones de trenes y autobuses, los voluntarios recibirán a los peregrinos para darles la bienvenida e informarles de todas las actividades gratuitas que tienen a su disposición.

Una exposición sobre «Valencia y los Papas», la representación de «El Gran teatro del Mundo» de Calderón de la Barca, conciertos nocturnos, teatro al aire libre y animación dirigida al público infantil son algunas de las propuestas que ofrece Valencia y la organización a los visitantes, para que cuando lleguen «encuentren una ciudad alegre, cultural y hospitalaria».

Pero no es sólo Valencia: los municipios cercanos también acogerán a peregrinos. Así, Picanya recibirá a medio millar de zaragozanos. Para todos ellos, el conocido cocinero Galbis se ha comprometido a hacer una paella gigante. Carcaixent alojará a andaluces y catalanes; Torrente a los de la diócesis de Madrid, Galicia, Murcia y Cádiz; Gandía dará cobijo a fieles de Getafe; Sueca a cordobeses; Villamarchante a los de Alcalá de Henares; Benimamet a los de Burgos y Puzol a toledanos, por poner algunos ejemplos.

Pese a todo, desde la organización del V EMF se afirma que aquellos que quieran participar aún pueden hacerlo, ya que aunque no estén inscritos podrán asistir a los actos presididos por el Papa.