NoticiaMatrimonio «El Covid no puede hipotecar nuestro matrimonio» Anabel y Miguel Ángel Publicado: 05/10/2020: 24607 El 11 de octubre contraen matrimonio Miguel Ángel Moreno y Anabel Linares, una pareja malagueña a la que el coronavirus no le ha quitado de la cabeza empezar por fin una vida juntos. La fecha del enlace estaba puesta desde hacía un año. «Anabel me quiso dar una fiesta sorpresa por mi cuarenta cumpleaños, y yo contraataqué pidiéndole la mano», explica él. Su noviazgo comenzó en un concierto de rock al que acudieron invitados por una amiga común. «A unos amigos y a mí nos encanta el rock y vamos muchas veces de concierto juntos -explica él-. Una de ellas, preocupada por que no tuviera novia, me invitó a uno al que también iba a llevar a una amiga. Así que yo iba avisado, pero ella no», cuenta Miguel Ángel. «A mí no me gusta el rock -aclara Anabel- pero fui ante la insistencia de esta amiga». De eso hace tan solo dos años y medio. «Hemos tardado mucho en encontrarnos, pero la decisión la hemos tomado rápido», aclaran entre risas. Y es que por el camino han jugado con el destino sin saberlo. «Después descubrimos que nos podíamos haber conocido hace mucho, porque nos invitaron también a los dos a otro concierto hace años, pero yo iba agotado después de ayudar a mi madre en unas obras en casa, y me quedé dormido en el coche en el parking», cuenta él. Miguel Ángel es de Archidona y Anabel de Cuevas Bajas, en cuya parroquia de San Juan Bautista se casarán en una celebración íntima presidida por el director del colegio de los Salesianos donde trabaja él, David Morales. «Queríamos casarnos y empezar ya nuestra vida en común, y esta situación provocada por el Covid que no se sabe cuándo va a acabar, no queríamos que condicionara nuestra fecha», aclara Anabel. «Por un día perfecto no queremos hipotecar uno o dos años de vida juntos. Lo teníamos muy claro», añade él. «Prefiero tener muchos días perfectos o casi perfectos con ella». La boda contará con la presencia de sus familiares más cercanos y los testigos, con quienes después compartirán una cena sencilla. Más adelante, cuando la situación lo permita, tienen intención de hacer una celebración con una participación más extensa, y con algún gesto que recuerde en lo posible el sacramento celebrado anteriormente. «Voy a ser de las pocas mujeres que se va a poder vestir de novia dos veces», ríe Anabel. Muchos de sus conocidos se han sorprendido ante su decisión de seguir adelante: «Más de uno me ha dicho que estoy loca por casarme así, pero cuando les explicas las razones, lo entienden y te animan», asegura la novia. «Mis conocidos no dudaban de que iba a tirar para adelante», dice, por el contrario, Miguel Ángel. «Todos nos han apoyado, y el que nuestros mayores puedan disfrutarlo nos llena de alegría por haber decidido no esperar más». Desde pequeños han sido educados en la fe cristiana, y quieren seguir ese camino, viviendo esos valores e inculcándoselos a sus futuros hijos cuando vengan o a todos aquellos que entren en su vida. «En mi trabajo en el colegio de los Salesianos así lo vivo, transmitiendo a los chavales el respeto y el amor al prójimo -cuenta Miguel Ángel-. Entré a trabajar allí el mismo día que me anunciaban que a mi padre, con un cáncer terminal, ya no le podían ayudar médicamente. Por eso, este trabajo es muy importante para mí y cuando se lo explico a los niños, se me saltan las lágrimas como ahora, y ellos lo agradecen y reciben esa esperanza y ese amor que sentimos nosotros como el centro de nuestra vida».