NoticiaColaboración La magia del belén familiar, por José Carlos Garín Publicado: 27/12/2013: 13822 Todo lo relacionado con la historia del nacimiento de Jesús, la anunciación a los pastores y la adoración de los Reyes, que son habitualmente representadas en nuestros belenes, están basadas en lo narrado en dos Evangelios Canónicos, los de Mateo y Lucas. A partir de aquí, la fantasía y la creatividad del belenista hacen el resto. La historia del belén, tal y como lo conocemos actualmente, arranca según la tradición de la representación que hiciera San Francisco de Asís en 1.223 en Greccio, con un belén viviente en una gruta, con un buey y un asno y donde celebraba la misa de Navidad. A partir de entonces los frailes franciscanos inician la tradición de la representación de nacimientos. Existen antecedentes iconográficos del Nacimiento de Cristo ya en el S. II en las catacumbas de Santa Priscila y en las de San Pedro y San Marcelino, aunque los primeros cristianos huían de las representaciones ante el miedo de ser acusados de idolatría. A partir de la representación de San Francisco en el S. XIII, se extiende por Italia el arte del belén como hoy lo conocemos con figuritas independientes, que alcanza su auge con los artistas napolitanos barrocos en los siglos XVII y XVIII, cuando pasan de los palacios de la alta burguesía a los hogares, donde se popularizan. En España, se introduce a lo largo del S. XV, gracias a la orden franciscana, y artistas como La Roldana, Martínez Montañez o Salcillo, se vinculan a lo largo del tiempo con el hermoso arte de las figuras del belén. El mayor impulsor de esta tradición en España fue el monarca Carlos III, Rey de Nápoles, y que promocionó su desarrollo por palacios y catedrales. VARIEDADES DEL BELÉN Las variedades del belén son muchas y dependen de la inventiva, el presupuesto, el tiempo y el espacio del que dispongamos, pero precisamente por eso no hay excusa, hay un belén posible para cada hogar. Tenemos belenes abiertos, que se recrean en grandes superficies planas o levemente elevadas, y los cerrados, que ofrecen una simple vista frontal a modo de escenario teatral. Una variante de este tipo son los dioramas, que reproducen con gran rigurosidad histórica y arquitectural un momento o escena bíblica del nacimiento de Jesús. Los belenes bíblicos tratan de ser fieles reproducciones del paisaje, la flora, fauna y personajes de los tiempos de Jesús, muy académicos y proporcionados. Frente a estos se encuentran los populares y que encontramos en nuestras casas habitualmente, donde se mezclan materiales diversos: corcho, musgo, nieve, serrín, papel de plata, animales imposibles, un elefante o el pavo, que obviamente no era conocido en la Palestina de Jesús, y un batiburrillo de figuras de diferentes tamaños y con oficios inexistentes en su tiempo. Finalmente tenemos los étnicos y localistas donde reproducimos personajes, indumentarias o rincones monumentales y paisajísticos propios de la zona, es el caso de nuestra Málaga. UN MOMENTO QUE CAMBIÓ LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD Si el primer belén recreado por San Francisco tenía una clara misión pedagógica y catequizante, los cristianos, depositarios de esa herencia secular, debemos mantener y perpetuar la misión para la que fue concebido. En cada hogar cristiano se debe representar el misterio del Nacimiento de Jesús, de la Salvación del hombre y su recreación, más o menos ortodoxa, monumental o sencilla. Debe servir para recordarnos a los creyentes, y trasmitir a nuestros hijos, que ese momento cambió la historia de la humanidad. Alrededor del belén familiar debe trascurrir la celebración de la Navidad cristiana. Su montaje nos recordará navidades pasadas, anécdotas que contar y vivencias que trasmitir a nuestra familia, nos enlaza con aquellos que nos precedieron y nos trasmitieron su fe y sus tradiciones, y durante los días que presida nuestro hogar, será lugar de parada y sosiego. Os invito a que sea un pequeño o gran altar de oración, donde reflexionemos y disfrutemos del inmenso don que recibimos cada día al poder compartir la fe en Cristo. ¡Feliz Navidad a todos! Autor: José Carlos Garín. Hermano Mayor de la Salud