Como todos los años por estas fechas, la Iglesia de Málaga dedica una jornada dominical a esta misión diocesana. Hoy celebramos, por tanto, que la alegría de la Resurrección no es un sentimiento vacío y descarnado para los cristianos, sino que nos impulsa a ir y “anunciar a los hermanos” la buena noticia del Evangelio. Una buena noticia que se transmite y se fortalece a través de la catequesis, los sacramentos, la liturgia y, obviamente, la atención social. Son muchas las obras sociales que mantendrá la Iglesia de Málaga gracias a las colectas que se desarrollarán hoy en todas las parroquias. Entre ellas, destaca la de los “centros parroquiales”, donde cerca de 200 niños sin escolarizar reciben gratuitamente desayuno y enseñanza.

La Misión Diocesana de Caicara del Orinoco es un compromiso de todos y cada uno de los cristianos malagueños, pero son sólo unos pocos los enviados allí a atender aquella porción de la Iglesia venezolana en nombre de todos. Según cuentan ellos mismos, “actualmente somos cuatro sacerdotes de la diócesis de Málaga: Manolo Lozano, Antonio Collado, Manuel Arteaga y Juan de Jesús Báez. Estamos trabajando en el municipio Cedeño, cuya ciudad más importante es Caicara del Orinoco, que tiene cerca de los cien mil habitantes. Todos los sacerdotes asumimos actividades en Caicara, aunque los fines de semana Manolo Lozano se desplaza a la zona de Morichalito, y Juan de Jesús, a la de Santa Rosalía. Además hay un sacerdote de la diócesis de Bilbao, Gonzalo, que está dedicado a las comunidades indígenas, no tiene vinculación con la diócesis de Málaga, pero cuando puede nos ayuda”.

“En Caicara del Orinoco, sobre todo, y en las otras dos zonas de Morichalito y Santa Rosalía, colabora con nosotros en las actividades pastorales un gran número de seglares, desde las catequesis, visita de enfermos, hasta en el aspecto formativo de promoción social, sobre todo en el aspecto educativo de jóvenes”.

Según los misioneros, “nuestra misión principal es evangelizar, y extender la Iglesia en estas tierras.

En coordinación con el Arzobispo de Ciudad Bolívar y el clero venezolano, en el que nos vemos totalmente integrados y bien acogidos. Estamos convencidos de que un proyecto que tuviera solamente una dirección horizontal, como es la promoción social de las personas, sería como un cuerpo sin vida, sin espíritu. El norte de la brújula marca siempre a Cristo. Sin Él, nuestro trabajo aquí, como Iglesia, no merecería la pena”.

“Pero esta dimensión trascendente del Evangelio –continúan– no excluye, sino que exige el desarrollo de obras sociales, que en la misión están principalmente enfocadas en la promoción educativa de los jóvenes. Pongo un ejemplo: Caicara en los últimos años está creciendo demográficamente y ahora, con el inicio del puente sobre el río, más. Pues en algunos barrios más poblados, hay niños que quedan sin escolarizar, por eso desde hace unos años venimos atendiendo en nuestros centros parroquiales a cerca de dos centenares de niños sin escolarizar, les damos desayuno y enseñanza, y procuramos que lo más pronto posible puedan incorporarse a las escuelas de sus barrios. Esta actividad es propia de Cáritas, que, en Venezuela se le llama Pastoral Social. Contamos con la ayuda de un grupo de seglares, y se financia por la misión. Con ayudas puntuales de la alcaldía, para comprar comida”.

El trabajo de nuestros misioneros es, para muchos malagueños, algo desconocido. Sin embargo, es una labor ingente. Como relatan ellos mismos, “Desde los más de veinte años de presencia de los curas malagueños en este territorio se han construido más de 20 capillas, esparcidas por toda la zona. En Caicara, capital del municipio, además de la iglesia parroquial Nuestra Señora de La Luz, atendemos seis capillas en distintos barrios. En ellas tenemos organizadas las catequesis, infantiles, de jóvenes y adultos. Contamos con responsables por cada centro pastoral, y un nutrido grupo de catequistas.

Celebramos Misa en todas ellas una vez por semana y en el domingo. Lo mismo que decimos de Caicara, hacemos en las zonas de Morichalito y Santa Rosalía, donde se añade la dificultad de la dispersión y distancia entre los caseríos y poblaciones, que semanalmente se atienden. Un verdadero maratón de kilómetros, los que hacen los fines de semana los padres Manolo Lozano y Juan de Jesús. Comprenderéis por qué el capitulo de mantenimiento de carros (coches), y la renovación de los mismos, es tan importante, para poder atender zonas tan lejanas, con seguridad y competencia”.