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El sentido de la procesión

Publicado: 27/03/2007: 2310

•   Las salidas procesionales simbolizan nuestro caminar hacia Cristo

A las puertas de la Semana Santa, las Hermandades preparan las procesiones. ¿Qué sentido tienen?

El ser humano es un homo viator, un caminante en busca de sentido, el cual se encuentra en las respuestas a dos preguntas: ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos? El caminar implica un moverse, y el moverse, cambio; el cambio, búsqueda de perfección.

Y este camino para el cristiano es una experiencia espiritual, es una apertura a lo nuevo que implica seguimiento y adhesión a Cristo.

En la Encarnación, “el Verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros”, el camino del hombre adquiere una dimensión y realidad nuevas. El mismo Dios se hace hombre y su vida es Camino que nos invita a seguir. Un maravilloso esquema pedagógico es la Procesión. Las salidas que realizan las Hermandades constituyen un acontecimiento simbólico que ayuda a entender nuestro caminar diario en la fe de Cristo y su Iglesia. Es una práctica educativa de la Piedad Popular, pues representa nuestro itinerario vital. Las procesiones recogen todo el sentido cristiano de nuestro caminar, nos sumergen en los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, nos enseñan que nuestro camino es el mismo que siguió Cristo, que nuestro Camino es el mismo Cristo. Es un acto religioso, imagen del peregrinar del hombre en búsqueda de la Salvación y de la Felicidad.

Los Obispos del Sur en su carta a Las Hermandades y Cofradías, explican la razón de la Misión que la Iglesia les encomienda; la evangelización al pueblo y el testimonio de la fe. Explicitan los medios. Alimento de la vida espiritual y apostólica de los hermanos. La práctica de la solidaridad y la animación cristiana de la sociedad.

Profesar un culto, que supere los actos externos, en el corazón y la vida. La participación en el Triduo Pascual. La adhesión a la Iglesia y la acogida fraternal al Director Espiritual que muestre el camino de la comunión eclesial. La vivencia de la devoción a la Virgen María como camino que lleva a Cristo y a la Humanidad. La vivencia de la Pasión de Cristo como llamada a la conversión que da sentido a la penitencia externa y culmina en la experiencia de la celebración de la Vigilia Pascual. La formación cristiana para dar razón de la fe y la esperanza.

Las procesiones son una riqueza si se viven en sentido cristiano. Si las Hermandades promueven la identidad cristiana en diálogo con la cultura y con la Iglesia. Si las Hermandades se convierten en un movimiento de inculturación de la fe, transformando la cultura y sus valores.

Las procesiones sí tienen sentido, si la Iglesia anima y acompaña a las Hermandades para que recuperen su expresión cristiana.

Autor: Revista Diócesis

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