A las 7,30 de la tarde, celebrarán la Eucaristía en la parroquia de Stella Maris, tras la que se leerá un manifiesto en el que se denuncien las situaciones de pobreza y marginación de nuestro mundo, y con el que se nos invite a comprometernos personal y familiarmente a trabajar por un mundo justo y solidario.

El lema elegido para la campaña de este año es “Sabes leer, ellos no. Podemos cambiarlo”. Si usted ha conseguido leer estas palabras, es, como yo, uno de los afortunados que aprendimos a leer en el colegio y hemos tenido acceso a una formación académica. Según afirman los responsables de Manos Unidas, al explicar el lema de la campaña, la educación es la clave del desarrollo, porque “aprender a leer, escribir, calcular, conocer, pensar, son los primeros peldaños de un largo camino de aprendizajes para la vida que dan contenido al derecho fundamental a la educación”.

Por eso lo han elegido. Para celebrar el Día del Ayuno Voluntario, muchas parroquias y grupos de la Diócesis organizan, el 9 de febrero, “la cena del hambre”.

Es el caso de las parroquias de Coín, que se reunirán en la Iglesia de San Sebastián, a las 20,30 horas, con una naranja y un vaso de agua, con los que simbolizar que miles de personas mueren cada día en todo el mundo sin poder tomar ni siquiera esos alimentos básicos.

La delegación de Manos Unidas en Málaga también se reunirá el día 9, al acabar la Eucaristía en Stella Maris, con pan, aceite y agua. Tanto estas iniciativas como otras muchas que surgirán por todo el mundo son una forma sencilla y simbólica de solidarizarse con los millones de personas que ayunan a diario, no por su voluntad, sino por la imposición de la sociedad en que vivimos.

En los próximos días, los voluntarios de Manos Unidas recorrerán los colegios, las parroquias y los medios de comunicación para dar a conocer la campaña de este año y pedir apoyo económico para los miles de proyectos de desarrollo que están llevando a cabo por todo el mundo.

Junto a los datos que lleven consigo, aportarán el testimonio de una joven malagueña, Inma Lorenzo, que ha vivido nueve días en Sudán (África) acompañando uno de los proyectos de Manos Unidas. Entre otras muchas cosas, Inma afirma que “la gente de los campos cree que somos como las misioneras, que venimos a ayudar y nos llaman ‘sisters’, pero a veces se preguntan por qué les ayudamos, y si es que ganamos dinero con ello. Las hermanas agradecen nuestra visita porque así vemos su trabajo y podemos contarlo a la vuelta. Ellas no se acostumbran a ver esa pobreza, a pesar del tiempo que llevan entre ellos”. Vale la pena acoger la campaña y participar con generosidad.