Con este motivo, hemos querido conocer cómo trabajan nuestras comunidades cristianas al servicio de los hermanos inmigrantes.

Nos hemos centrado en la zona de Antequera, que cuenta con una red muy bien desarrollada para responder a la llegada de inmigrantes de todo tipo. La mayoría viene de Brasil, aunque hay muchos de Rumanía, Marruecos, Malí y Senegal. Como en otras ciudades, los organismos eclesiales antequeranos trabajan en coordinación con el resto de organizaciones civiles para lograr la máxima eficacia en la atención primaria al inmigrante.

Según el trinitario P. Antonio Elverfeldt, “en las parroquias de Antequera son principalmente Caritas y la Fundación “Prolibertas” (ONG Trinitaria) las que están en contacto con extranjeros que no tienen alojamiento o necesitan cualquier recurso básico.

Además en todas las parroquias y comunidades religiosas se atiende a los inmigrantes. Destaca el trabajo de los Capuchinos que están apoyando y organizando la acogida de transeúntes e inmigrantes en el edificio de la Policía Local”.

Para Elverfeldt, “A la mayoría de los inmigrantes les une una característica: han salido de su país de origen para buscar una mejor vida, sobre todo en términos económicos (lo afirma el 54 por ciento de los inmigrantes).

No obstante, se enfrentan a una situación igualmente complicada. Aquí no sólo se trata del tema del trabajo sino que tienen que cumplir las normas que hay por parte del Estado para legalizar o justificar su estatuto de inmigrante. Muchas veces les falta la formación y la educación suficientes, porque vienen de países subdesarrollados y además mayoritariamente de la clase más desfavorecida de su país.

La ayuda que reciben los inmigrantes por parte de la Iglesia antequerana redunda en beneficio de la propia comunidad cristiana. Para este trinitario, “La Iglesia de Antequera recibe muchas aportaciones en su vida de fe comunitaria. No sólo se trata de la diversidad de culturas y simbolismos de estos hermanos nuestros, sino también de otros ritos y confesiones que nos enseñan y aportan mucho a nuestras propias costumbres y expresiones de fe. La nueva comunidad Rumana or todoxa nos ofrece una vivencia profunda de fe y oración, algo que hemos compartido durante estos días de Navidad y durante todas las fiestas religiosas. La comunidad Brasileña, por su parte, ha formado un grupo de oración que se reúne semanalmente para orar y manifestar sus experiencias.

Más información sobre esta Jornada en la web del Secretariado de Migraciones.