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El Adviento se inicia este domingo

Publicado: 28/11/2006: 210

•   Durante 365 días celebramos los hitos fundamentales de nuestra fe

Este domingo comienza el llamado año litúrgico. Arranca con el primer domingo de Adviento que se erige como puerta a una forma muy determinada de distribuir el año: en función de los misterios centrales de la fe cristiana.

El año civil, como saben, comienza el uno de enero; pero el año litúrgico arranca unos días antes. Precisamente este domingo. Y lo hace por un motivo: la preparación para la venida de Jesús.

En esta ocasión vamos a conocer las entrañas de esta forma de distribuir el año de la mano de datos concretos y de las orientaciones de José León Carrasco, delegado diocesano de liturgia, que lo define como “un camino que nos ayuda a profundizar en la figura de Jesucristo y lo que supone para nuestra vida y la de la Iglesia.”

La Navidad ha llegado ya a nuestros hogares de la mano de los anuncios publicitarios o de las insinuaciones de los grandes almacenes. Ya en septiembre se nos sugería de forma sutil y ahora después del puente de los santos es evidente: la Navidad ha llegado. Hablando con el director de un importante centro comercial de Málaga, me decía que llevan de campaña de Navidad hace meses y que ya está el cartero de Papá Noel recogiendo cartas; cuando llegue el 25, le sustituirá el cartero de los Reyes Magos. ¿Qué está ocurriendo?

Algo tan sencillo como que el año litúrgico ha quedado desplazado en beneficio de intereses económicos y comerciales. Por tanto, tal y como están las cosas, la comunidad cristiana, la parroquia, está erigiéndose como el último reducto para celebrar la genuina Navidad y, por extensión, las fiestas cristianas. El lugar donde de verdad se respetan los tiempos y su hondo significado.

El año litúrgico está continuamente jalonado de fiestas. Comienza con el Adviento, que dura cuatro semanas. José León lo define como “una Iglesia que camina en la esperanza del encuentro con el Señor”. El Adviento, que etimológicamente significa “hacia o para la venida”, a su vez se divide en dos partes. Una, que mira hacia la segunda venida de Jesús, o Parusía; y otra, que contempla el nacimiento de Cristo: su primera venida o Natividad: el misterio de la Encarnación, en la que los cristianos celebramos que Dios asume en todo la naturaleza humana, menos en el pecado.

El Adviento da paso a la Navidad, que es definida por el delegado diocesano de Liturgia como “el nacimiento constante de Jesucristo en nuestra vida: el hoy de Dios, que nace y da sentido a nuestra historia”. Ésta finaliza con la fiesta del Bautismo de Jesús, justo un domingo después de celebrar la fiesta de Reyes o Epifanía, que significa manifestación de Dios a los gentiles.

Después llega el “tiempo ordinario”, que dura más o menos dependiendo de cuándo llegue la primera luna de primavera, que es cuando se celebra la Semana Santa. Si cae alta, el “tiempo ordinario” se estrecha para dar paso a la Cuaresma, tiempo preparatorio para la Semana Santa, y que dura cuarenta días. Arranca con el miércoles de ceniza.

Si cae baja, se alarga. Es un acordeón que acomoda los tiempos litúrgicos. La Semana Santa, en la que fundamentalmente celebramos los misterios centrales de la fe cristiana: la pasión y muerte de Cristo, tiene su culminación en la fiesta por excelencia: la Pascua, en la que festejamos por todo lo alto la resurrección de Cristo.

Ésta finaliza con Pentecostés, el día de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. Una vez llegados a este punto, vuelve otra vez el “tiempo ordinario”, que será más largo si fue más corto el primero o a la inversa.

Autor: Revista Diócesis

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