Más de 300 personas de toda la diócesis estaban convocadas a un día de convivencia, cuyo objetivo no era construir nuevos templos, sino renovar el espíritu con el que se trabaja en las parroquias, porque, si importante es construir lugares dignos donde celebrar la fe y profundizar en ella, más importante aún es fortalecer nuestra fe para poder transmitirla a creyentes y no creyentes.

En las próximas líneas les contamos cómo va la presentación del nuevo Proyecto por todos los rincones de la diócesis, y algunas de las ideas surgidas en la jornada diocesana que se acaba de celebrar.

“Las parroquias deben replantearse el modo de realizar, en el nuevo contexto social y cultural, las grandes tareas permanentes de la Iglesia: el anuncio de la Palabra de Dios, la celebración comunitaria de los Sacramentos y el servicio de la Caridad”. Con estas palabras definía el sentido de esta jornada el Vicario General de la Diócesis, Alfonso Fernández-Casamayor, ante los más de 300 participantes.

El Proyecto Pastoral Diocesano tiene como finalidad fundamental “fortalecer y transmitir la fe”, y presenta la necesidad de renovar la vida de las parroquias en varios sentidos: Redescubriendo el papel fundamental que las parroquias tienen en la vida de la Iglesia Diocesana.

Repensando sus características y tareas más importantes, con el lenguaje y las necesidades actuales.

De hecho, las parroquias están llamadas a ser “casas y escuelas de oración”, “casas y escuelas de comunión” y “casas y escuelas de misión”, como se ha insistido en la jornada que se celebró el pasado sábado, 4 de noviembre.

En este sentido, no se trata de hacer actividades nuevas, sino de hacer nuevas las actividades, de tal modo que ante cualquiera de ellas nos preguntemos en qué medida ayuda a fortalecer y transmitir nuestra fe.