Después de que se produjeran filtraciones sobre este asunto a diversos medios de comunicación y se publicaran informaciones poco veraces y, en muchas ocasiones, contradictorias, las dos partes implicadas en este proceso, la Conferencia Episcopal Española y el Ministerio de Educación y Ciencia, se decidieron a emitir un comunicado conjunto el pasado 27 de septiembre de 2006. En él afirmaban estar aún en conversaciones con el objetivo de decidir cómo iba a quedar la clase de religión católica dentro de la escuela. Sin embargo, al día de hoy, no parece haberse alcanzado ningún acuerdo.

Lo que es claro es que los obispos buscan que se respete no su voz, sino el derecho de los padres recogido por la Constitución y por los acuerdos Iglesia-Estado. Los padres de alumnos, organizados en la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA), así como los profesores, han manifestado su preocupación por el tema y han exigido al gobierno que la reforma educativa respete la legalidad y reconozca la importancia de esta materia en la educación integral de los niños y adolescentes.

El que esta asignatura no se considere en el cuerpo de la LOE sino a través de disposiciones adicionales, la 2ª y 3ª concretamente, hace ver que el gobierno no mira el tema de la misma forma, y relega la clase de religión a una asignatura de inferior categoría que, por ejemplo, la educación física o la música.

Precisamente, las conversaciones de la Iglesia con el Ministerio de Educación y Ciencia abordan la concrección de esas disposiciones adicionales y de ellas depende el establecer si se respeta la asignatura en todos los cursos, si se equipara al resto de materias fundamentales, si se reconoce su valor académico, tanto en la carga lectiva como en la presencia en el curriculum escolar, así como el de la materia que se ofertará como alternativa. También se negocia el derecho de los profesores a ser tratados según el Estatuto de los Trabajadores, la forma y criterios de acceso a los destinos, quién lo decide, cómo se producirá la renovación de sus puestos cada curso y la forma y criterios que regirán sus despidos.

A pesar de la incertidumbre, son muchos los alumnos que siguen pidiendo a sus centros de enseñanza recibir clase de religión, asignatura que siempre ha sido optativa y que lo seguirá siendo. Carmen Velasco, delegada de la diócesis para la tarea educativa, afirma que el número de horas ofertadas actualmente en las escuelas malagueñas supera al del curso pasado para posibilitar dar respuesta a la demanda. De hecho, el porcentaje de alumnos que solicita clase de religión es de un 88% en Infantil, 84% en Primaria, 60% en Secundaria y casi el 50% en Bachillerato, signo de que la clase de religión interesa y es un derecho inalienable.