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Malagueña, esposa, viuda, religiosa y, en 2007, santa

Publicado: 23/10/2006: 188

•   Madre Carmen será beatificada en Antequera, su ciudad natal

El mes de noviembre comienza con dos fiestas que invitan al pueblo cristiano a rezar por nuestros familiares difuntos, y a recordar a tantas personas que la Iglesia señala como ejemplos de santidad: la Fiesta de Todos los Santos y el Día de los Difuntos.

Además de los santos propuestos por la Iglesia, son muchas las personas que conocemos, cuya vida de entrega, generosidad y buenas obras nos hace pensar que han sido santos en vida. En la diócesis de Málaga son varios los miembros del Pueblo de Dios que se encuentran en proceso de canonización: la beata Madre Petra de San José, fundadora de las Madres de Desamparados y San José de la Montaña (natural del Valle de Abdalajís); el Beato Manuel González, quien fue Obispo de Málaga; el Beato Marcelo Spínola, fundador de las Esclavas del Divino Corazón; el Beato Juan Nepomuceno Zegrí, fundador de las Mercedarias de la Caridad; el Dr. Gálvez Ginachero, cuya causa se abrió el pasado mes de septiembre; el rector del Seminario D. Enrique Vidaurreta y el seminarista Juan Duarte, martirizados durante la guerra civil; el Padre Arnáiz, de la Compañía de Jesús; el Cardenal Herrera Oria y la Madre Carmen, que será beatificada el próximo año en su ciudad natal de Antequera.

La congregación de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones está organizando todos los preparativos para la primera beatificación que vivirá Antequera. Siguiendo una antigua costumbre de la Iglesia, la ceremonia tendrá lugar en la ciudad natal de la futura santa, el domingo 6 de mayo de 2007.

La congregación, cuya Casa General se encuentra en Antequera, ha designado a la hermana María Dolores como responsable de la atención a los medios. A ella le hemos hecho algunas preguntas:

–¿Qué es necesario para llegar a ser santa? ¿Hay que tener cualidades especiales?

–Respondo con palabras de Madre Carmen: “Bendito sea Dios, que tanto nos quiere”, “No desconfiemos nunca de la Divina Providencia”, “Cuando miro al cielo, se acrecientan mis deseos de ir por esos mundos a enseñar a las almas a conocer y amar a Dios”. Es decir, que para caminar hacia la santidad, basta con sentir que Dios nos ama y ver en la vida ordinaria las muestras de su amor; fiarnos de Él, de su bondad y providencia, que no nos abandonan, que sale al paso de nuestras necesidades y abre una ventana donde se cierra una puerta, que toma nuestras limitaciones y nuestra debilidad y las hace instrumentos de su amor. También hay que acoger el dolor, sabiendo que, en la Cruz de Cristo, el sufrimiento cobra sentido y tiene valor de redención. Creo que no se requieren cualidades especiales. Lo único es ser conscientes de que Dios, como decía Madre Carmen, puede elegir el instrumento más débil para una gran obra. Y dejarlo hacer en nuestra vida.

–¿Cuál es el carisma concreto de las Franciscanas de los Sagrados Corazones? ¿qué les caracteriza?

– Hoy, la Congregación traduce la fraternidad franciscana en unasencilla y abnegada vida de familia, confiada siempre en la Providencia del Padre y atenta al Espíritu que la mantiene en verdadera unión. Lleva las huellas y el carisma de Madre Carmen por España, República Dominicana, Puerto Rico, Nicaragua, Venezuela, Uruguay. Trabaja en educación, ancianos, guarderías, comedores para niños pobres, dispensarios, acogida y atención a niños con carencias económicas y familiares, obra social, pastoral de adultos y colaboración parroquial.

– Y la congregación, ¿cómo se prepara para este momento?

– Como Franciscanas de los Sagrados Corazones, hijas de Madre Carmen, tratamos de vivir este tiempo como ‘de gracia y bendición’. Por la infinita bondad del Señor, somos privilegiadas; nos ha tocado asistir de cerca al acontecimiento que tantas Hermanas, antes que nosotras, fueron preparando y desearon ver. Esto supone también una llamada seria a vivir y hacer patente, cada religiosa y cada comunidad, el auténtico carisma de la Congregación iniciada por la Madre, como verdadero camino de santidad que la Iglesia aprueba y el mundo necesita. En ello estamos.

Ante la Beatificación, comprobamos cómo la vida de los santos no comprende sólo su biografía terrena, sino también su vida y actuación en Dios después de su muerte.

Ahora, Madre Carmen es la primera Beata antequerana; luego, será la primera santa. Porque también el en siglo XXI el Señor llama y espera nuestra respuesta.

Autor: Revista Diócesis

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