En el templo, en el que el 28 de mayo de 1977 recibió la ordenación episcopal, Joseph Ratzinger se dirigió en particular a los padres de los niños para invitarles «encarecidamente a ayudar a vuestros hijos a creer» y a «acompañarles en su camino hac ia la primera comunión».

Explicó que se trata de ayudarles «en su camino hacia Jesús y con Jesús». «Os lo pido, dijo el Papa, id con vuestros niños a la Iglesia para participar en la celebración eucarística del domingo».

«Veréis que no es tiempo perdido; es lo que mantiene verdaderamente unida a la familia».

«El domingo se hace más bello, toda la familia se hace más bella, si juntos participáis en la liturgia dominical», recordó Benedicto XVI. «Y, por favor, rezad también en casa juntos: en la mesa y antes de ir a dormir, continuó el Papa alemán, la oración nos lleva no sólo hacia Dios, sino también hacia el otro». «Es una fuerza de paz y de alegría», reconoció. La vida de familia se hace más festiva y adquiere un alcance más amplio si Dios está presente y si experimenta su cercanía en la oración».